16 de marzo de 2015. Lunes.
AÑOS VIEJOS
Iglesia de la Asunción, en Molina de Segura. Murcia. F: FotVi |
-Llovizna y sol, o una pequeña lumbre (el sol) como nacida de las
cenizas. Niebla, llovizna y sol, así es el invierno en su agonía. Mis
inviernos, de niño, eran inviernos de frío y Plaza Vieja. En la escuela (de Navillo),
era el frío y el saber; en la Plaza Vieja, el rayo de sol y, pelada a
dentelladas, la naranja, como merienda. Luego, jugar al fútbol -pelota de
trapos- o a la guerra; aunque, al final, ambos juegos, el del fútbol y el de la
guerra, terminaran lo mismo, guerreando. Dos bandos: los de la Plaza Vieja y
los de la Plaza Nueva (o del Casino). Plaza Vieja, los pobres; Plaza Nueva, los
menos pobres. Salvo unos pocos, en Molina, entonces, sólo había pobres-pobres y
menos pobres. Con todo, mi niñez fue feliz; mis padres, y el entorno, me confirieron
la paz que da alas y risas a la niñez, y que la hacen tranquila y dichosa, no
perversa. Que ¿por qué esto? Porque, a veces, Diario, las circunstancias -el
sol, la lluvia, el frío, una palabra oída al vuelo, una lágrima, quizá- traen
recuerdos (de la niñez), que logran aligerar los años viejos y sus cuitas invernales
(21:20:29).
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