31 de mayo de 2015. Domingo.
BLANCOS
Blanco espiritual, en el jardín. F: FotVi |
-El día se ha vestido de blancos. Sin furias aún, blanco el sol, y blancas
sus trasparencias. Blanca -de cendal- la luna, que se ha dejado pillar por el
sol antes de hundirse en su letargo diurno. Blanca una paloma, que ha saltado
de una a otra rama hasta que, pintando una raya blanca como de tiza en el azul,
se ha subido a sus propias alas y se ha echado a volar, libre, como el blanco
de los ojos de los niños. Blancos puros, tremendos, casi furiosos, manchas perfectas
del pincel de Rembrandt o del de Zurbarán en su San Serapio. Día de blancos,
pues: blanca la forma del sacramento, donde Dios se hace pan, pan de mesa, para
ser rebanado y comido, pan blanco, como blancos los vestidos de dos niñas comulgantes
en San Blas, la iglesia donde sirvo. Irene y Saray o Saray e Irene. Ambas ataviadas
con vestidos de un blanco espiritual, intangible casi; digamos que blancos, hechos
de silencios, como los de la inocencia, o como los del amor que se calla. El día,
Diario, se me ha vestido de blancos (21:41:47).
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