10 de octubre de 2015. Sábado.
FELICIDAD DE
ALCANCÍA
Alcancías fenicias, en el Museo ARQUA. Cartagena. F: FotVi |
-Baja el termómetro, y
sube el hastío por la política y su teatro de marionetas, o de títeres, o de
muñecos. Teatro de fantoches. Suele suceder (a veces) que a mal tiempo político,
buena cara meteorológica. Como en música, que si suena mal el canto, luego
diluvia bello y generoso. (Cantad mal para que llueva, le digo yo a mis
cantores, y ríen). Este teatro del títere de la política hace del ridículo y la
bufonada el hilo conductor de su prosa de risa y cachiporra. No estaría mal
volver al Tablado de marionetas para la
educación de príncipes, de Valle-Inclán, donde se satiriza el poder y se
denuncia el horror de asirse a la parafernalia de lo ritual y externo, ocultando
el alma, ese lugar (y altar) de la verdad, y de los sueños. Paso, pues, Diario,
de la política y me aferro a la Sabiduría, donde caben el amor y el poema; es
decir, la felicidad de alcancía, la que siempre está para una emergencia de
tristeza o desabrigo, de orfandad. ¡Ah, felicidad de alcancía! (12:16:24).
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