5 de octubre
de 2015. Lunes.
MAGISTER, O EL QUE
MÁS
Tulipán, entre alumnos. Al Magisterio. Estambul. Turquía. Año 2013. F: FotVi |
-Hay palabras que, en su significado, engloban
varias unidades léxicas; es decir, son un conjunto o racimo de palabras. La
verdad de toda palabra está como un aleluya de vida en su raíz, en la fuerza de
donde surge. La raíz es el sueño volador, por ejemplo, del cosmos de la flora. En
la raíz se hace la vidriera de la flor, además de los oros de sus frutos. Carmen -bella palabra en sí misma- lo es
más en sus raíces y en su significado. Sus orígenes son árabe y hebreo; karm -árabe- significa «viña», «jardín»,
«huerto»; y con el sufijo «el» -karm-el-,
en hebreo, significa «viñedo del Señor», y que, aplicado a María (la Madre de
Dios), habla de «jardín», «jardín de Dios». En su interior, pues, carmen encierra todo este haz o gavilla
de palabras y significaciones tan de paleta de pintor sublime; palabras y significaciones
de indudable belleza y textura sonoras, casi pianísticas. Dices carmen y es como si sucediese un poema
en tu boca, o un grano de uva revolando entre lengua y paladar: «viñedo». Digo
esto por ser hoy día del maestro, esta vez del latín magister, que a su vez deriva de magis -más-, o el que da el nivel más alto de habilidades y conocimientos.
Maestro, pues, Diario, es el que sabe y enseña, el que mastica la sabiduría y
la da como la cigüeña la comida a sus crías, regurgitando el saber y poniéndolo
en la mente del alumno, con sudor y lágrimas, a veces, y sin apenas reconociendo,
en la picota casi siempre. Yo hago un himno a su labor, a su humilde crucifixión
diaria. Magister, o el que más... da (20:01:12).
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