24 de febrero de 2017. Viernes.
SEDA
Seda, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Y vino la justicia y puso a cada uno en su lugar: a
unos, más en su lugar que a otros. Al indigente, en su indigencia; al pudiente,
en su silla de pretor. La justicia, que dicen ciega, es, sin embargo, sensible:
y huele, y oye, y sabe si la mano que estrecha es rugosa o lisa, y si el que
pisa la moqueta donde ella ejerce, arrastra los pies o anda firme, haciendo
ruido al pisar, como una descarga eléctrica. La justicia, que no ve, si advierte
dónde puede haber peligro, y adelanta la nariz y olfatea dónde está la pólvora,
y, allí, evita encender la cerilla. La justicia, aunque ciega, siempre da en el
clavo, o con martillo o con guante de seda; pero esta vez, Diario, solo con
seda, y sin guante (20:09:51).
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