viernes, 14 de julio de 2017

14 de julio de 2017. Viernes.
LIU XIAOBO

Humildemente luciendo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Venía el día cargado de brumas; brumas que ha desgarrado el sol nada más empezar su escrupuloso y cálido recorrido hacia el ocaso. El sol, desgarrando brumas, se ha dejado ver luego, para calentar el ambiente y darle un toque veraniego al día. El día que, entre sorbos de agua y somnolencias, se derrite en espasmos. Y mientras, en el día a día, muere el Nobel de la paz Liu Xiaobo. Nobel de la paz o de la mirada amable, de la mano tendida, de la palabra en vez del obús o el insulto. Él solo vivía para desarticular al adversario, al monstruo que lo vigilaba y trataba de hacer que se tambalearan sus principios, sus convicciones de libertad, de piedad, de amor. Quiso sacar a su país, China, del tumor de la maldad, del totalitarismo cruel y despiadado, de la miseria intelectual que impone el dictador (o el Partido), sumo dios perverso. Dejó de guerrear para centrarse solo en el logro de la paz, por medio de la palabra serena y constructiva, iluminada, creadora. Liu Xiaobo escribió: «Espero poder disipar el odio con el amor». Como Gandhi, hizo la paz y no la guerra. Tendió la mano en vez del kalashnikov y le devolvieron la cárcel con un kalashnikov al otro lado de la puerta, vigilándole. Le prohibieron ir a recoger el Premio a Estocolmo, pero no han podido privarle de perseverar en la defensa, hasta la muerte, de los Derechos Humanos y de la dignidad de cualquier persona. Ha muerto en paz con su conciencia, y quizá pensando, Diario, en el proverbio chino que dice: «Quien hace el bien a los demás, se lo hace a sí mismo» (20:20:59).

2 comentarios:

  1. La verdadera sabiduría reside en el amor y este no conoce de países, lenguas ni religiones. Todos somos Uno.

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    1. La verdadera, y yo diría que la única sabiduría, está en el amor. Es la única luz que nos puede guiar por este mundo tan oscurecido.

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