26 de agosto de
2017. Sábado.
SILABEAR
SILBIDOS
La Paz, brotando en el jardín. F: FotVi |
-Se me niega la luz: no
acierto a deletrear palabras. Al escribir, se deletrean letras, se silabean sílabas,
y se dicen palabras. Como el niño que comienza a descubrir que escribir es
poner letras como el cantero pone piedras en los muros de una catedral gótica. La
m con la a, ma, y repetida, mamá, y así, con todas las letras, una a
una, hasta construir sílabas, palabras, el poema, el relato, el ensayo, el
libro. Es cuando la letra, en papel, se hace catedral, o santuario de hojas de
papel, donde se oyen los sueños y el silencio de los rezos, el incendio de la
vida, los latidos del aliento del mundo. La palabra, en el poema, se economiza,
y, no obstante, permanece; el relato, por el contrario, con más palabras, abre
puertas a la imaginación, al suspense, cuenta la vida, hasta que se desata el
nudo y llega la paz esperada o simplemente desconcertante. También queda. Y,
ahora, veo imágenes de la manifestación en Barcelona -No tinc for- contra el
terrorismo, donde se silabean silbidos contra el Rey, y se hacen, como en el
mar, señales a la independencia, con esteladas
-de distinto signo- al viento. Las banderías se desatan, y dan en los ojos al
Gobierno y al Rey, mientras los dirigentes catalanes -bajo el velo de su
interior-se regocijan, discretamente. Y siguen clamando que no tienen miedo. Como
el avestruz. Escondiendo la cabeza bajo las plumas del ala, y dejando que pase
el susto, la tormenta. La tormenta que -si Dios no le remedia- se acerca en forma de desafío independentista. Entonces,
Diario, llegarán los miedos y las pesadillas, y la infamia y el dolor, y las lágrimas,
con miedo (20:11:06).
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