martes, 21 de enero de 2025

21 de enero de 2025. Martes. 
EL SILENCIO ATRONADOR DE DIOS

El silencio de la luz en el agua. Torre de la Horadada. Alicante.
 
-Cuando aún duerme el silencio, me despierto. Y el silencio, entonces, bosteza conmigo. No se mira en el espejo, porque no tiene rostro, ni se oye, pero está. Lo noto cuando irrumpe el agua en el grifo del lavabo o cuando toso o me lavo: entonces sé que el silencio está ahí, vigilándome.
Hay dos clases de silencio: el de Dios, que solo hablaba al corazón; y el de las cosas, que se rompe –nunca habla– cuando abres una puerta o abres el armario donde descansa la cuchilla de afeitar.
El silencio de Dios se oye cuando meditas desde la contemplación; y el silencio de las cosas, cuando las usas o se te caen de las manos. Dice san Juan de la Cruz: «Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y esta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma».
Yo todavía estoy aprendiendo a hablar en silencio con Dios, y es que nunca hay suficiente silencio en mí: el ruido del yo, hace, Diario, que no oiga el silencio atronador de Dios.
Cierro el oído y abro el alma, para ver si me llena de su silencio. 

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