30 de enero de 2025. Jueves.
MONTADO EN UNA NUBE
MONTADO EN UNA NUBE
-Iba yo montado en una
nube y como no tenía otra cosa que arrojar, lanzaba besos, besos blancos, que
caían en forma de lluvia. Lluvia de besos. Como si se lloviera Dios.
Y veía a
la gente reír, saltar, los brazos en alto, mirando al cielo, dando gracias. Iba
yo en mi carrito de nubes, navegando, como aparece Papá Noel en Navidad, dando
el regalo de la risa y los besos, aliviando –solo un poco– el dolor y la
miseria, la soledad y la desesperanza.
Hacía felices a las gentes de abajo, al
tiempo que la felicidad se llovía de abajo a arriba, y llegaba hasta mí,
dándome en el corazón, donde se producen los milagros del amor.
Hasta que una
tos rebelde e irrespetuosa, díscola, me ha despertado y me ha hecho ver la
inconsistencia de la felicidad, que solo dura un sueño de besos y nubes.
Aunque
doy gracias, Diario, por lo feliz que he sido durante el tiempo de mi viaje
en nube, tan de algodón todo, tan
frágil, pero tan bello.
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