18 de mayo de 2025. Domingo.
PERMISO PARA SOÑAR
PERMISO PARA SOÑAR
-Quinto domingo de
Pascua y sigue el aleluya: ¡Cristo ya no muere más! La vida del cristiano debe
ser un sucederse de aleluyas, aun en el dolor. Desde aquel día en el que
sepulcro apareció vacío a los ojos de Magdalena y los Apóstoles, hasta hoy,
todo se hace aleluya en los ojos, en el alma, en el corazón: primavera del
espíritu llamaría a este tiempo.
María es el fruto más sabroso –bocado de
gracia–, que la Pascua nos dio. Contemplando a María, podemos descubrir que la
Pascua es optimismo, no tristeza ni pavor, es consolación: el tiempo en que se
nos da permiso para soñar en «un cielo nuevo y una tierra nueva»; es decir, la
promesa de Jesús.
Es verdad que el mundo está dividido, quebrado por guerras
crueles, por egoísmos feroces, por injusticias como la de la cruz; pero, como
decía Unamuno, el gran pensador: «Si a la vista del más espantoso crimen, no
sale de nuestro corazón y de nuestros labios un “¡Pobre hermano!”, es que el
cristianismo no nos ha llegado más adentro del pellejo del alma».
El aleluya
nos debe lleva a entrar y tocar, como Tomás, la heridas y el latir del corazón
de Jesús: la bondad, la misericordia, el amor; es decir, el camino
de la gran esperanza, Diaio: el que nos salva.
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