22 de septiembre de 2014. Lunes.
PARECE OTOÑO
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Es otoño, en el jardín. F: FotVi |
-Ya es otoño, y la escenografía, el ambiente, está en su papel: parece
otoño; no sólo lo es sino que lo parece. Día gris en el que apenas se oye el
sol, que, sin embargo, ha sonado, pero poco y vitral. En este momento, llovizna;
es decir, mean tres pájaros. Cierre de la alberca donde Candela se zambullía y
hacía reír al agua. Yo sigo con puntos en la boca (los implantes) y con purés y
sopitas con los que engañar el hambre. Desde el jueves. El viejecito. Y el
mundo, entre tanto, camina (como siempre) hacia su destrucción; y el homo sapiens (¿sapiens?) es su cínico
inspirador, y su ejecutor más eficaz. Aunque de destruirlo a él, al homo, se
encargan los bichitos malos, virus y demás familia de la ultratumba
microscópica. Hay enfermedades y guerras, que destruirán al sapiens, o el que tanto
sabe. Se oye sonar el cielo, cada vez más ceniza y estertor, más tormenta, tormenta
que avisa pero no llega. En Valencia, diluvia; en Alicante, asperja. Por el
momento. A las 12, sin embargo, arrecia la aspersión, y la tronada. Leo: otro
misionero con ébola, el hermano Manuel; es decir, otro santo en su cruz. Desde
Jesús de Nazaret, la cruz es símbolo de amor, como la mano que alivia o el agua
que calma la sed. Mientras, un hombre de Dios (Francisco, papa) ha dicho en
Albania, tierra de mártires: «Matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio», y
esto otro: «Cuando en nombre de una ideología (pasado estalinista de Albania)
se quiere expulsar a Dios de la sociedad, se acaba por adorar ídolos, y
enseguida el hombre se pierde». ¿Por qué se pierde? «Su dignidad es pisoteada y
sus derechos son violados». Los ídolos y el que los crea -la ideología en este
caso- carecen de corazón. Y ¿se puede decir? En Albania, por no querer aceptar la
ideología comunista, hubo persecución contra cristianos y contra recalcitrantes
a perder su dignidad y su libertad; y es que cualquier ídolo es un horror -hasta
el de la religión, a veces- que se alimenta de sus propios miedos. O sea, el
comunismo se hizo ídolo de sí mismo, sin corazón, y necesitó, como todo ídolo
que se precie, de sacrificios humanos. En la visita del Papa a Albania, dos
religiosos supervivientes de aquel delirio ideológico han dado su testimonio
del suplicio al que los sometió tal perversidad, por el simple hecho de creer
que la religión no es «el opio del pueblo», Marx. Luego de la lluvia, casi ridícula,
y enseñando un ojo de cristal por entre las nubes, ha alumbrado un sol versallesco,
líquido, efímero; pero, al punto, se ha cerrado de nuevo el cielo y todo da a entender
que lloverá. Si oigo lluvia esta noche, Diario, te lo contaré mañana, gozoso;
me mola la lluvia (19:18:00).