8 de febrero de 2016. Lunes.
LLOVILLORAR
Excelsitud, en el campo. F: FotVi |
-Ayer, de mañana, llovilloró un poco y, al punto, como una
lengua de cordero lamiendo el pasto, salió el sol, tímido y con bufanda, casi
huido. Tosiendo, pero salió el sol. Me decían de niño -el maestro Navillo, en
la escuela, Molina de Segura-: «Aunque no se vea, el sol siempre sale»; y, afirmando
la voz, añadía: «¡Y está!». Hermosa reflexión esta: salir y estar, aunque no te
vean. Como el pequeño suceso de la flor en el campo, que sale y está, y, aunque
exista inventando otra belleza, pasa sin embargo y tristemente inadvertida. Esta
es la razón por la que alguna vez salgo al campo -no como el pájaro o el
silencio, que están y se quedan-, sino para ver lo nunca visto y poder así tocar
la maravilla única que es una florecilla y su efímera y humilde excelsitud. Buscar
la excelsitud en lo pequeño o en lo grande oculto, es una asignatura pendiente de
nuestra sociedad, deshabitada de inteligencia e imbuida demasiadas veces de
incultura ideológica; y encandilada, además, por sólo espectáculos de oropel y
fuegos de bengala. Mucha libertad de expresión, pero apenas dignidad y vuelos
éticos de altura para sostener su terrible y hermosa carga, su equilibrio de acróbata,
su frágil utopía. No cabe herir conciencias, ni violar almas infantiles
(escudándose en el títere o la sátira), ni vender como ideas novedosas lo que
es odio antiguo y flechas envenenadas de la barbarie de antaño, ni intentar
desintegrar resentida y malévolamente lo que está compuesto, lo que es desde
siglos acorde (aunque alguna vez desafine, también lo hace la música atonal,
que lo diga Amold Chönberg), o convivencia; es decir, no cabe, intencionadamente,
errar herrando. Baltasar Gracián lo vio así: «Libertad es hacer lo que se debe
hacer»; y añado yo: no lo que se pretende que otros, sin su permiso, hagan. En
todo caso, Diario, libremente, y con un recipiente para recoger las lágrimas, yo
llovilloro por España. Y es que no me
gusta la libertad de expresión gótica y farisaica, la que hiere y mal dice, sin causa (13:13:33).