5 de enero de 2017. Jueves.
REYES DE ORIENTE
Suspirando por llegar, en el dibujo de Candela. F: Candela |
-Se me aparecen los tres Reyes de Oriente y me dejan: Baltasar,
el silencio: oro; Gaspar, la palabra: incienso; y Melchor -que así se llaman
los tres Magos-, la angustia de tener
que decirlas: mirra. Me dejan mi vida y se van. Me dejan los silencios y las palabras,
y se van. Sólo me dicen que los silencios hablan y las palabras callan, y a mí
- en mi afonía de hombre- me dejan en solitario para decir todas las palabras,
y que las oigan los silencios. Como un calvario que subo cada día, como una
cruz que me mata a cada instante. A veces, luego de pensarlas, escribo las
palabras, una a una, y las pongo en orden como una fila de perversos bichos que
pugnan por salirse de la hilera. Me dan guerra, pero al final obedecen, y, en fila,
hablan al silencio, que entiende. Noche de Reyes: noche, pues, de sueños, noche
de niñez preciosa que ve lo que no se ve y oye lo que no se dice, y luego lo
escribe todo en cartas misteriosas que yendo, y sin ir, siempre llegan a su
destino, para, al fin, dejarnos en el zapato el milagro del asombro y del
corazón latiendo, aceleradamente. Noche de Reyes, Diario, o noche para el niño
y para quien -sin serlo- cree serlo, y se hace niño, y, con la mirra de las
palabras, lo dice (17:29:58).