2 de enero de 2017. Lunes.
RÍEN
Lo viejo y lo nuevo, en la naturaleza. F: ABC |
-Esta vez, la noche de fin de año, ha sido otra: más
cordial y comunicativa, y más celebrativa. Y es que la fiesta -aparte de ser
neutral en lo de la edad, no hay edad para la fiesta - tiene más iluminación y
recorrido si es fiesta de varios. Mientras te llevas el tenedor a la boca, el
uno dice y el otro comenta, y todos ríen. Ríen con risa vieja, pero ríen. Lo que
alguien dice, les pilla de improviso y ríen con la boca llena, pero se tapan
con la servilleta. Los convencionalismos. Somos José Luis, Juan, Pepe, Mario…,
yo. Una docena de comensales solitarios que se prestan compañía. Todas las nochebuenas
ceno con la familia, es noche de reunión, y más si hay un ser alado entre
nosotros: Candela. Pero otros años, la nochevieja la he celebrado en soledad,
por la lejanía. Y no he reído, sólo he pensado. Han sido noches de silencios, de
silencios grandes, como una catarata, y sin respuesta. Este año, sin embargo,
he reído, y, con el ruido de la risa, he alegrado el corazón, donde están las
sinfonías y los vuelos más lejanos, y adonde puedes ir tú y tus recuerdos. Sólo
tú y tus recuerdos. Y he estado en ellos, en mis recuerdos, como un pájaro en
la rama donde hizo su primer nido. Fin de año, o como dijo Leila Guerriero: «una
patética declaración de buenas intenciones», que a la postre, Diario, casi
nunca se cumplen; o se cumplen de otro modo; o, en todo caso, son tema para volverlo
a prometer el año siguiente…, si se llega (19:07:40).
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