6 de julio de 2018.
Viernes.
VIRGEN
DEL CARMEN, O DEL JARDÍN DE DIOS
Jardín de Dios, en San Pedro del Pinatar. F: FotVi |
-Ayer,
en San Pedro del Pinatar, la Virgen del Carmen (o Jardín de Dios) y el Mar
Menor se vieron colmados de versos. Como cuando le caen pétalos a la Virgen
desde un balcón o miradas desde unos ojos asombrados, de niño. De pronto, la
palabra se hizo verso y el verso emoción, y comunión, la que logra y alcanza la
palabra. Y todo, en los labios de unos pocos poetas del lugar. Versos sencillos
unos, un poco engolados otros, todos cómplices en el amor a una Virgen que es
Madre y Estrella de la Mar; y que el dieciséis de julio irá en volandas desde
San Pedro a Lo Pagán, donde la llenarán de halagos, de peticiones, todo
iluminado por la fe. Y es que la Virgen, como dice un autor moderno, en su
ensayo El mar y su estrella: «Desde
el medievo y en el farfullo primero de la lengua castellana, María es argumento
para el poema y para el apasionado canto del juglar». Ya el arcipreste de Hita,
siglo XIV, en sus loores a la Virgen, canta: «Estrella de la Mar,
puerto de folgura, / de dolor complido e de tristura, / venme librar y
conortar, / Señora de la altura». (Traducción: folgura: hermosura; tristura:
tristeza; conortar: confortar). Se
trataría, pues, de hallar en esos versos de poetas pinatarenses, sencillos y de
andar por casa, pero alumbrados por el amor y la sinceridad, «las claves de lo
maravilloso», que diría Sergio Ramírez; maravilla que se halla en María y en la
Mar, aunque este Mar se llame Menor. La Virgen del Carmen, Diario, o la Estrella
que se levanta sobre el mar, y lo bruñe y lo bendice, amándolo hasta el extremo,
como la madre más apasionada (18:23:29).