11 de junio de 2018.
Lunes.
FAMILIA DE TRES
La llave del misterio, en Vilna. Lituania. F: FotVi |
-Viajo
a Torre de la Horadada, sin éxito. No soluciono nada por lo que he ido. Ni veo
al coadjutor de San Pedro, ni sé si ha recibido alguna carta mía. Las cartas
suelen ser o de Hacienda o el aviso de una multa por correr más de lo debido
donde la velocidad está limitada a cuarenta. Yo que siempre voy según lo que dicen
los indicadores de carretera. En casa, toco la dejadez; la casa huele a
cerrada, y las plantas campan a sus anchas. Parece como si unas quisieran tocar
a las otras alargando sus ramas como dedos, palpando. El silencio de lo humano
engrandece el canto de los pájaros, que trinan. Yo lo llamo -silencio, parece
una blasfemia- el trino de la Trinidad. Y es que, ahora en primavera, es el
amor lo que los mueve. Y la Trinidad de Dios se sustenta en el Amor. Dios es
una familia amorosa, pues como dice San Juan de la Cruz: «Como amado en el
amante, / uno en otro residía. / Tres personas y un amado / entre todas tres
había (…)». Una familia de tres en un solo amor. En el canto de los pájaros,
pues, y en el sacramental de la soledad, Diario, se oye el misterio de Dios, como
una llamada a la reflexión, o a la visión, quizá (19:44:08).
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