17 de octubre de 2022. Lunes.
UN CORAZÓN TRASPARENTE
UN CORAZÓN TRASPARENTE
-Orar es pensar y luego hablar. La oración nace en el corazón y aflora
en las palabras, como el manantial brota de las entrañas de la tierra y se
alarga hasta ser río y fecundidad en el valle. En la oración, que es palabra y
entraña, se estrechan las distancias, logrando que la tierra y el cielo se unan,
en un sublime decir y escuchar próximos. La tierra, al rezar, alza lo ojos, y
se da con el cielo, que, al alcance de sus palabras, oye y atrae la bondad de
Dios. Ayer, en la liturgia se hablaba de oración. Moisés rezaba con los brazos en
alto, para decirnos que en todo lo que hacemos o decimos allí está Dios; y así, «la empresa humana adquiere sentido de salvación». Decía Santa Teresa de
Calcuta: «La oración hace que el corazón sea trasparente, y un corazón
trasparente puede ver a Dios». La trasparencia deja ver tras el cristal, por el
que pasa el sol sin romperlo ni mancharlo. Tras el cristal de la oración,
Diario, puede verse a Dios, sentirle como latido en ti, inspirador de tu
plegaria, el que pone palabras en tu boca, para que, como alabanza o súplica,
las digas y las hagas oración (12:58:45).