martes, 4 de octubre de 2022

4 de octubre de 2022. Martes.
DE ONOMÁSTICAS O MADRE FRANCISCA

Mi madre Francisca, con san Francisco en el cielo. F: Antigua

-Hoy, para felicitarte, me hubiera gustado empezar diciendo: «Madre Francisca, que estás en el cielo, vuelva a mí tu reino de paz y ternura, de amor desinteresado, amor de gracia y cercanía, y de ironía»; pero sería hacer disfraz o mimetismo de algo que viene diciéndose de Dios, de su paternidad, desde que el Verbo, Jesús de Nazaret, lo hizo palabra (poema) para ser dicha en oración o desahogo filial. Dios no se oye, pero si se presta oído, hay que ver las cosas que dice. Yo, que sigo sin oírlo, lo escucho a veces, y, como el profeta, estoy tentado de taparme los oídos, tan terriblemente amorosa es su voz. Hoy, Madre Francisca, que estás en el cielo, es tu santo, tu onomástica; y en ese lugar sin tiempo y sin sitio, con sólo Dios llenándolo todo, san Francisco y tú habréis hecho buenas migas: él con sus poemas –«Loado seas por toda criatura, mi Señor…»– y su pobreza; y tú, con tu pobreza y tu poema de haber sido madre, y madre buena con cruz, sin queja alguna. Ambos os habréis deseado felicidad y en ese cielo de Dios, lo sé, habrá habido fiesta: por vosotros y por todos los Franciscos que ya han sido y que por allí andan con gloria. Franciscos, o pobres de Dios; pero ricos, sin embargo, en Dios. Pues, felicidades, Madre Francisca, que estás en el cielo, y felicidades a ti también, Paqui, mi sobrina, que andas por Las Palmas, con Candela y tus sueños, dirigiendo un colegio de niños con El Principito, de Saint-Exupéry, de guía, iluminando estrellas en el cielo, «con el fin de que algún día cada uno pueda encontrar la suya». Candela, la que se baña en tus ojos, vive en ti, es tu vida y tu alegría, y anda tus mismos pasos. San Francisco, o la pobreza, Diario, donde mejor y más pura nace y luce la fe (11:54:17).

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