3 de junio de 2023. Sábado.
TODO SERÍA UN DESIERTO LUNAR
TODO SERÍA UN DESIERTO LUNAR
-Cielo brumoso, como copia de un lienzo de Durero, el genial pintor alemán
del Renacimiento. Día, pues, que anuncia lluvias. Pido al cielo que sean lluvias
tranquilas, no furiosas. Que bendigan y no destruyan, que acaricien y no arañen.
Pero si hemos rezado tanto pidiendo la lluvia, ahora hemos de aceptar sus
arrebatos, sus salidas de tono. No hay lluvia sin barro, sin paraguas. Bendigamos
a Dios por la lluvia, y, mirando al cielo, celebrar lo que él nos regala: sin
lluvia no habría vida. Ni existiría la pequeña florecilla del campo ni el ser
humano, todo sería un desierto lunar, una bola rodando por el espacio con sólo
la belleza de su redondez, y sin el azul que la distingue de los otros cuerpos
celestes. El planeta azul, el que, cuando llueve, nos regala el arco iris y los
pájaros que pían. Empaparnos de lluvia, como la madera se empapa en el bosque,
que diría Pablo Neruda. Recuerdo a Isaías, Diario, comparando la llegada
del Mesías con la lluvia: «Destilad,
cielos, desde lo alto, y derramen justicia las nubes; ábrase la tierra y dé
fruto la salvación, y brote la justicia con ella. Yo, el Señor, lo he creado todo»
(18:09:05).