15 de mayo de 2023. Lunes.
LA
TIERRA SE HA VESTIDO DE BODA
-Ayer escribí que el día olía a Dios, hoy digo que huele a Dios primaveral. Se ha calmado el termómetro y las temperaturas han entrado en su ciclo normal: la primavera. La primavera es el don del cielo, en la que, como por encanto, todo florece, como si una sabiduría interior –una ley divina– lo impulsara todo. Decía R. M. Rilke: «La primavera ha regresado. La tierra es como un niño que conoce poemas». Corrigiendo a Rilke –pido perdón–, yo diría: «La tierra es como un niño que recoge poemas», en el campo, en el jardín, en la maceta: la tierra es un poemario que, a quien se detiene y la contempla, le regala poemas: las flores y los nuevos brotes del árbol, y los frutos que anuncian: profecía de bienestar, felicidad, con flores de cerezo. Un espectáculo de gozo espiritual; como si se leyera un poema de San Juan de la Cruz. Hoy es la fiesta de San Isidro Labrador, el otro poema de Dios en la dureza del campo: rezaba y araba, y daba frutos de santidad. Hoy, Diario, todo huele a Dios primaveral. La tierra se ha vestido de gala. Y como dice el Apocalipsis: «Llegó la boda del Cordero, su esposa se ha embellecido». (12:14:32).
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