22 de mayo de 2023. Lunes.
QUE NO ME AMARGUE EL ROSTRO
QUE NO ME AMARGUE EL ROSTRO
-Un lunes vestido de agua, parece: un lunes de bendición. La tierra pide
agua, como la pobreza a la puerta de un templo. (No a la puerta de un sindicato
o un partido político, sino a la puerta de un templo). Una vez más pido al
cielo que la lluvia caiga con bondad y paz, y sea redención y no hacha de
destrucción. Y casi ahí ya, el domingo, en el que se nos convoca a elecciones.
Las verborreas de los mítines se han hecho insoportables. Muchos de los
candidatos a vivir del cuento y de las palabras hirientes o tontas en las
comunidades autónomas o ayuntamientos, nos chillan, desgalillándose, de lo que
no van a hacer si son elegidos: nunca cumplen lo que prometen o mienten, o casi. No me
gusta oír peroratas, ni siquiera en la iglesia. Prefiero leer teorías a
escucharlas, me desagradan las largas teorías oídas. Me encanta el Papa
Francisco cuando recomienda hacer homilías cortas: ni cansan ni amodorran y
dejan un mensaje que, como un destello de luz, queda grabado en el oyente, en
su corazón, donde los latidos. Hay mucha luz fuera de los mítines; menos, en
su interior. Últimamente, con la luz y la lluvia, le pido a Dios que, aunque
sea en la adversidad, no me quite las ganas de sonreír, que no me amargue el
rostro, y que acaben las guerras en el mundo: de aquella, Diario, me oye; de ésta
última, espero (11:56:05).
Hace tiempo que no creo a ningún candidato en elecciones... mucho prometer y luego nada de nada.... Menos mal que la lluvia si está acompañándonos beneficiosamente ( aquí es así ) .. y las guerras... no entenderé nunca porque siguen habiendo . Un abrazo.
ResponderEliminarEstoy contigo, Ascensión, y las guerras, las ganancias de unos pocos. Otro abrazo.
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