EL CALOR INVENTA LA LENTITUD
Agua y flor en verano, en el jardín. Torre d ela Horadada. |
-El cielo, ayer, emborronado, desabrido, polvoriento. Como si se hubiera vestido de desierto o hubiese tomado los hábitos de los seguidores de San Francisco, tan terrosos. Todo era calor y unos seres vivientes, deambulando por las calles, con aspecto de cansados. El calor trae la pausa y las gotas de sudor en el rostro; el calor inventa la lentitud y el trago de agua liberadora. El día se vistió de corcheas sin música, en un acordeón desafinado. Sin embargo, hay quien eleva a elogio el rito del verano, Henry James, escritor y crítico literario, dice: «Tarde de verano; para mí las dos palabras más en bellas en mi lengua» Y Dios en todas partes, Diario, también en el calor del verano. Amén, digo (tildado con una gota de sudor -el acento-, en la “é”).