1 de marzo de 2020. Domingo.
CON AMOR SE PAGA
Fuego, amor en el jardín. Murcia. F: FotVi |
-Ha nacido marzo y el
año ha dado un paso más hacia su final y a mi final; final que espero en paz y con
todos los sueños (o casi todos) cumplidos, salvo uno, el más excitante: el de
darme de bruces con Dios. «¿Cómo será el rostro de Dios?», me pregunto. Y es
que los domingos, no sé por qué, me parece tener a Dios más cerca de mí. ¿Será por
la misa celebrada? ¿O porque me cuesta menos mirar y entender al prójimo? ¿Será
que va penetrando en mí el lenguaje del Papa Francisco sobre el sueño de Dios? «Vivimos
–dice– para realizar el sueño de Dios: vivimos para amar». Del Amor no puede brotar
más que un sueño amoroso, una fuente de amor. «Dios es amor», dice San Juan. Es
la definición más exacta y definitiva de Dios. Y si él, en su ser más íntimo, en
su intimidad más suya, es amor, sus sueños no pueden ser otros que sueños de
amor. ¿Sueña Dios? Digamos que sueña, y que los sueños siempre nacen de aquello
que está hecho el ser que los tiene. Él es amor, pues que sus criaturas, las
predilectas –se hizo hombre y no ángel– también sean amor: será el
salvoconducto para ver el rostro entrañable de Dios. Amor, Diario, con amor se
paga (19:01:37).