viernes, 14 de agosto de 2020

14 de agosto de 2020. Viernes.
TIERRA NUEVA

Tocando el cielo. Catedral. Murcia. F: FotVi


-Me ilusiona subirme a la esperanza y cabalgar sobre ella. Cabalgar sobre la esperanza es hacerte ver, desde el momento mismo en que te fías de sus alas, los cielos nuevos y la tierra nueva de los que habla la profecía del Apocalipsis. Es decir, se abajan los cielos y asciende la tierra, y vuelas, con la esperanza como aleteo liberador. Volar es dejar la tierra y subir, casi tocándolo, al cielo. Tocar el cielo, como se toca el agua, o el silencio, o la cercanía de Dios, con mano temblorosa y ávida. El cielo te da su luz y sus horizontes, su paz y su fertilidad, y su lejanía utópica. Me aventuro por la esperanza, como si anduviera por un bosque donde abundan la risa y los recuerdos, y la paz, y la soledad acompañada. Como dice San Pablo: «La esperanza nunca defrauda»: persigue siempre el optimismo, la claridad del Dios que ama, la otra vida, a la que vas andando en ésta, Diario, como la acequia de agua a la ciudad, para calmar la sed y  hacer florecer la vida (18:01:12).

jueves, 13 de agosto de 2020

13 de agosto de 2020. Jueves.
LA VIDA A TROZOS

Pisadas en el cielo. Murcia. F: FotVi


-Otra vez empieza a preocupar el covid-19, este bicho que nos acosa y parece querer derribarnos. Inmolarnos. Es como si nos fueran quitando la vida a trozos, un pedazo hoy, día 14 de marzo, y otro pedazo mañana, 13 de agosto. Y, entretanto, o el llanto, o la risa, o la oración; pero siempre vivir, no queda otra. Pero eso, sí: vivir con la zozobra y el medio a flor de piel, de lamento. Vivir con miedo es como vivir emparedado: te sabes perdido. Comido y tapiado tras una pared, te ves sin voz, sin visión, solo con el alma a la que sientes irse, dejarte inerte, alejarse de tus sentidos. Ya no hay grito, ni mirada, ni mano amiga que te pueda salvar. Y, sin embargo, rezas. Es lo que le queda al creyente: poner en su palabra una súplica, que salga de ese embalaje y la oiga Dios. Es el clamor expresivo y pavoroso del sufrimiento, donde siempre, Diario, se halla «la huella de Dios». El peso de la cruz anda en esa huella, que la hace honda y, sin embargo, luminosa, hermosa, rejuvenecedora (18:11:03).

miércoles, 12 de agosto de 2020

12 de agosto de 2020. Miércoles.
SE HA ROTO LA MAGIA

Sin vencejos, pero con luz. Esta mañana. Murcia. F: FotVi


-Esta mañana no veo ningún vencejo cortar el cielo azul con su vuelo de cuchillo de alas negras; esta mañana se han roto los sueños que hacían cabriolas en el espacio: se ha roto la magia. ¿Dónde están? Leo que los primeros días de agosto suelen irse a África, volando y volando, sin detenerse, como unos obsesivos y maravillosos habitantes del cielo. Nunca bajan a la tierra, siempre en el cielo. Seguramente volarán a Uganda o Tanzania, cerca del lago Victoria, o a Kenia, a invernar, pero sin dejar de volar. Siempre con la utopía del vuelo sobre sus alas prodigiosas. Llegaron a principios de marzo y se han ido a principios de agosto, llenando los cielos, entre tanto, de hermosos garabatos voladores. Dice Carlos de Prada, ornitólogo, que «el vencejo es una especie de milagro con alas, un milagro viviente, que anida en nuestra mediocre cotidianidad urbana. Una especie de inyección de fuerza, de optimismo… y, por lo tanto, de fe». Ellos viven su fe del vuelo; yo, mi fe en la vida, en la búsqueda de la verdad, en el Dios amante y comunicativo (Joseph Ratzinger), que nos espera al otro lado del vuelo y del cielo azul. Pero también nos aguarda en la tierra, en la que, como dice Emmanuel Lévinas, filósofo judío, se halla, Diario, la «huella de Dios», en la que vive y sufre, y sueña, el ser humano, el Otro, el desvalido, el que carece de apoyo, y al que yo puedo ayudar y trascender, y venerar (11:19:35).

martes, 11 de agosto de 2020

11 de agosto de 2020. Martes.
GRACIAS, CÉSPED

Virgen y árboles con césped. Desde 5º piso. Murcia. F: FotVi


-Desde mi ventana, todo lo veo lejano, en el más allá de mis dedos. Veo el cielo, las nubes, el otro lado del horizonte, todo azul o blanco, pero inalcanzable. Como si mis ojos desearan fundirse con el infinito y descubrir su intimidad: la Trascendencia que habita en él. O el Dios de mi fe. Para cegarme con su luz, abrazarme a su amor, respirar el aliento de su Espíritu. Pero es que desde mi ventana miro también hacia abajo, a lo próximo, y lo veo igual de lejano, inaccesible. Todo está a un vuelo de mí, pero no soy pájaro, ni araña que se cuelgue de su hilo y vaya de lado a lado sin problema, instalándose donde quiere. Ahí abajo están el olivo, la rosa, la frágil florecilla amarilla diente de león, la imponente casuarina – árbol de la música–, o el humilde césped que pisamos sin pensar que alivia el peso de nuestro pie; y al que jamás damos las gracias. El covid-19 nos tiene enmascarados y sin podernos acercar a las cosas, dejando pasar la ocasión de amarlas, de agradecerle, Diario, su presencia, de poderle decir, por ejemplo, al césped: «Gracias, césped, por dejar que te pise, por aliviar el peso de mi pie», algo así. Dar gracias, como el niño, que, antes de dormirse, deja una sonrisa en la nana o palabras que su madre le dice, y niño y madre se sienten así acompañados, amados, en paz (12:24:49).

lunes, 10 de agosto de 2020

10 de agosto de 2020. Lunes.
LLOVIERON ESTRELLAS


Lluvia de estrellas en Pamukkale. Turquía. F: FotVi


-«Lluvia de estrellas por San Lorenzo», he oído decir desde siempre. O «lágrimas de San Lorenzo». Lágrimas y estrellas concuerdan si es el llanto de un joven mártir. San Lorenzo fue martirizado en Roma, ardiendo en una parrilla, en tiempos de Valeriano. El cielo, entonces, lloró con las lágrimas de San Lorenzo, o las lágrimas de San Lorenzo se hicieron estrellas que caían como meteoritos desde el cielo. Es lo que pensó alguien y lo dijo, y, con el tiempo, otros, que lo oyeron, lo hicieron leyenda. Qué hermosas leyendas se forjan en los pueblos: nacen del modo sencillo y cercano, y humilde, de contemplar las cosas y los acontecimientos que les fascinan. Las leyendas no nacen de mentes fatuas ni orgullosas, sino de la arcilla de la sencillez, del barro que hace posible la poesía, como las figuras de terracota de nuestros antepasados. Aquellas que incluso adoraban. Esta es la razón de que haya tanto tristeza y desesperanza en el mundo, Diario: no se crean leyendas que purifiquen las mentes y eleven el corazón, hasta ver caer estrellas como si fueran una lluvia torrencial de lágrimas de San Lorenzo, cerca del día de su martirio (19:08:59).

domingo, 9 de agosto de 2020

9 de agosto de 2020. Domingo.
SUEÑOS QUE ALCANZAR

La belleza del ruido de la savia del árbol. Torre. F : FotVi


-Me gusta el domingo, porque al abrir su abanico de luz, nos habla de vida, de resurrección, de renacimiento. A pesar del dolor. Del cielo cae los domingos, como el rocío, un aleluya, que me da en el corazón y me sube hasta la boca, donde, como un vuelo de palomas, habla, se repite, dice: «¡Aleluya!» Y Dios se pone a la escucha; y, en el aleluya, oye la alegría del mundo, en los seres que alientan y en los de roca y montaña, y en el mar y sus iras. Leí ayer que el escritor cristiano maronita, Kahlil Gibrán, libanés, en su libro El Profeta, escribía: «La belleza es la eternidad contemplándose en un espejo». Sigue la incógnita y el padecimiento por el coronavirus, pero la belleza ahí está, invitándonos a contemplarla, a vivir en ella, a respirarla, a morderla, a hacerla el pan nuestro de cada día. Ejemplos: la mirada de un niño, el cuidado del pájaro por sus crías, el crecimiento sin ruido del árbol (dice Claudio Rodríguez en su poema Música callada: «Madera de temblor, sonando en cada veta / fresca»). Todo nos invita al llanto, al derrotismo, a dejarnos vencer, Diario; pero yo os digo que todavía hay aleluyas que decir, alegrías que contar, con esperanza, con amor, y sueños que alcanzar (12:28:02).

sábado, 8 de agosto de 2020

8 de agosto de 2020. Sábado.
EPIFANÍA DEL LENGUAJE

Alegre la mañana, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi


-Muy de mañana rezo Laudes, en el que se alaba y celebra a Dios y a la vida. Como si cantara el himno a la alegría de Friedrich Schiller, poeta alemán. «Abrazaos, criaturas innumerables […], ¿no vislumbras, oh mundo, a tu Creador?», dice el poeta; y, en Laudes: «Gracias, Señor, por la aurora; / gracias por el nuevo día…» Es alabanza y celebración, o la epifanía del lenguaje por la gracia y la fiesta de vivir. Se están produciendo demasiados rebrotes de la pandemia: el covid-19 anda suelto y nos mira, con su lengua golosa, a cada uno de nosotros. El bicho se relame, y en cualquier momento nos puede agredir. ¿Tan insensatos somos que no tomamos medidas para que no nos ataque? La vida es el don más preciado que tenemos; ni el dinero, ni el esparcimiento, ni el amor, nada hay más nuestro y admirable que la vida; sin ella, todo lo demás sobra, es humareda. Una nube en el cielo de lo posible. A no ser que no te quieras y desprecies a la humanidad; en este caso, eres digno de ser deportado a un lugar solitario, donde no puedas dañar a los demás. Muérete tú solo, amigo, y que te vaya bien; pero olvídate de mí. Es hermosa la vida, Diario, y con Schiller canto: «¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?» (11:41:56).

viernes, 7 de agosto de 2020

7 de agosto de 2020. Viernes.
LA POBREZA GOLPEADA

De la telaraña, se puede escapar. Torre de la Horadada, F. FotVi


-Beirut, o la pobreza golpeada. El Líbano era un país floreciente –la Suiza del Medio Oriente, lo llamaban- hasta que en 1975 dio comienzo la última guerra civil libanesa entre cristianos y las guerrillas musulmanas. Las guerras civiles lo destruyen todo, hasta el alma de los contendientes. Hubo matanzas por ambas partes y se debilitó el poder político, social y económico. Y sobre todo, se resintió la convivencia. La convivencia entre bombas es imposible. Desde entonces, ya no ha habido paz ni armonía entre las diferentes etnias del país. Todo es guerra, desde las miradas hasta las represalias por los ataques que sufren unos y otros: es lo que ocurre cuando en una colectividad se rompe la paz. Es muy difícil, luego, recoger los pedazos y volverlos a recomponer. Y ahora, por la codicia y la corrupción de unos pocos, se ha producido la gran explosión en el puerto de Beirut, la mayor tragedia humana y material, desde la guerra civil libanesa. Todo son escombros, muerte y llanto. El papa Francisco ha pedido rezar por Beirut y por el Líbano; rezar es poner a Dios a la altura de la tragedia, para que consuele y dé fuerza, y, con la paz del que reza, se pueda reconstruir el país. Dios, pues, Diario, a la altura, otra vez más, de la pobreza (11:41:11).

jueves, 6 de agosto de 2020


6 de agosto de 2020. Jueves.
SE ROMPERÁ LA PAZ

Mirad los muros de la patria mía... Quevedo. Gerasa. Jordania. F: FotVi

-Los políticos casi todo lo solucionan o con cortinas de humo o con bombas, que hacen más humo y propician más destrucción. Siempre lo mismo, humo que asfixia y tapa, o bomba que arruina vidas, su belleza y el entorno. Hoy hace 75 años de la primera bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Destruyó sueños y dejó herido el paisaje, mancillado, estéril. Herido de muerte. Las cortinas de humo tapan cosas que el prócer, el líder, el que veranea en un palacete, regalo de Hussein I de Jordania al rey Juan Carlos I y que donó al Patrimonio Nacional, no desea que tengan recorrido. Como en la película El gran McLintock. Baja la hija de McLintock del tren y el que toca la tuba en la banda que ha ido a recibirla se dispone a echar un discurso, en honor y elogio de la muchacha, la más linda, la más sabia, etc., momento en que el tren suelta sus humos y borra el discurso y todos reímos. En la triste España de hoy, el protagonista es el humo, que no es nada y lo es todo. Las mentiras, los desmanes, los muertos por la pandemia, los rebrotes, el caos económico, la pobreza empobrecida, la calumnia, todo se cubre con el humo que echan las televisiones y otros medios de masas. Ahora, Diario, la humareda es el rey emérito, mañana será la iglesia, al otro, la república, y, volviendo al Valle de los Caídos, beberemos la decepción y se romperá la paz, e iremos recogiendo sus pedazos del suelo, para recomponer otra vez el puzle, si es que hay libertad para hacerlo, y valor, y el espíritu sabio y generoso que hubo aquella vez, en la Transición (18:57:19).

miércoles, 5 de agosto de 2020


5 de agosto de 2020. Miércoles.
ME VISITA LA ALEGRÍA

Orquídeas, belleza familiar. Torre de la Horadada. F: FotVi


-Ayer, llamaron a mi puerta, y, al abrir, vi que me visitaba la alegría. Fue una alegría expresada con miradas: los besos se guardaban tras la mascarilla. La alegría tenía nombres y se movía en cuerpos jóvenes, dos adultos y una niña, niña de ojos grandes que miraba todo con asombro. Mientras se miran las cosas con asombro, con fascinación, como preguntando, y esto y aquello por qué, se sigue siendo niño. Y la inocencia acampa en sus ojos, como un destello, como una luz que saliera del interior y se expresara en la mirada, y allí deslumbrara. Ayer abrí la puerta y me dio la alegría de la presencia de los míos en los ojos, y rio en mis manos, y caminó por las palabras. Ayer, en la puerta, Paqui, Javi, mis sobrinos, y Candela, mi sobrina-nieta, con un abrazo virtual y el amor total de su presencia; todo, exultante, pero con precaución y mascarilla, y Dios, Diario, alentando la alegría (11:21:59).

martes, 4 de agosto de 2020


4 de agosto de 2020. Martes.
DECAYÓ LA CÓLERA

Nos mira la muerte. Cartagena. Ruinas. F: FotVi

-Yo digo, hoy, con Francisco de Borja: «Juro no más servir a señor que se me pueda morir». Lo grandes de la tierra se mueren o por el ocaso del poder o de muerte natural. Francisco de Borja era caballerizo mayor –título real de alto prestigio– de la muy bella y juvenil Isabel de Portugal, esposa del emperador Carlos V. Como caballerizo mayor, tenía el privilegio de ir a caballo junto a la carroza de la reina. Pero murió la reina -36 años- y fue encargado de llevar su cadáver desde Toledo a Granada, donde sería enterrada junto a los restos de los Reyes Católicos. Al abrir el ataúd para constatar que era el cuerpo de la emperatriz, le llegó la decepción de la descomposición. La belleza de la emperatriz se había convertido en un intrincado laberinto de gusanos depredadores y sucios. Es lo que ha pasado con el rey Juan Carlos I; de la noche a la mañana, la grandeza se ha transformado en miniatura, en ilusión rota, en vejez que huye. Yo, sin embargo, lo respeto, no por haber sido rey, sino por ser persona, con virtudes, con defectos. ¿Quién se libra del defecto, de la lacra, de la mancha? El que nos los tenga, Diario, que tire la primera piedra; y todas las manos se detuvieron, confundidas, y decayó la cólera, y cayó el telón (18:28:06).

lunes, 3 de agosto de 2020

3 de agosto de 2020. Lunes.
18 CUMPLIDOS

Puente en Sevilla. Plaza de España. F: FotVi

-Con mis años –muchos: 18 cumplidos–, juego a bailar; y bailo con las ideas, las palabras, el lápiz. O las ideas, las palabras y el lápiz bailan conmigo y me dicen cosas; cosas que, recreadas, quedan escritas en el papel, como un testamento de vida. En mi caso, es el ordenador el que hace de lápiz, de orquesta: el que estimula el baile. Este es el consejo que me dio una de mis lectoras, que, además de leer, piensa. Y en eso estoy: danzando con el lenguaje para sacarle, si puedo, sus esencias, desvestirlo y entrar en el interior de sus secretos, de sus silencios, de los manantiales que esconce, de sus entrañas, y hacer que hable, y, al hablar, conseguir que diga luz, perdón, encuentro, risa, agua, llanto, niño, mar, ave, inocencia, vuelo, soñar, puente, Dios. Para, de este modo, Diario, poder vivir en la esperanza que aletea, en la fe que fortalece, en el Amor que, a cada instante, se está dando (18:12:38).

domingo, 2 de agosto de 2020

2 de agosto de 2020. Domingo.
NEVADA AL REVÉS

Nacida en el desierto. Pamukkale. Turquía. F: FotVi

Hemos pasado de julio a agosto montados sobre la bestia del coronavirus. Sin puentes ni pasarelas, como volando, pero con los pies ensangrentados y dubitativos en la tierra. Nos duele la pandemia, y sus consecuencias. Peor para los pobres, que siempre son los que pagan el pato, siendo así que son inocentes. Hoy, en la liturgia de la iglesia católica, se celebra la fiesta del pan partido y multiplicado. El gozo de las manos que partían y partían y nunca faltaban ni pan ni peces, como un nuevo maná caído del cielo; maná que esta vez brotaba de la tierra, como un manantial, como una suerte de nevada al revés. Y al partir se hacía posible el milagro: lo que partías se iba de unas manos a otras manos, y la gente reía y lo celebraba, repartiendo a la vez entre sí. Compartir. Siempre ocurre: si partes y repartes, se hace más grande el pan y con menos espinas el pescado. Que lo digan las familias numerosas, que lo digan Caritas y otras ONG, que con poco han hecho el milagro de que haya mucho, para partir y repartir, Diario, para iluminar la pobreza (18:09:49).

sábado, 1 de agosto de 2020

1 de agosto de 2020. Sábado.
MIS AÑOS DE NIÑO

Calor en Murcia. F: FotVi


-Noche calurosa y con el sueño prendido al alfiler ardiente de la temperatura. Dabas una vuelta en la cama y el bochorno te esperaba al otro lado, como la boca de un lobo que te fuera a morder. Y pensaba en mis años de niño, cuando no encontraba un lado en la cama que me aliviara del calor del otro. Sudaba y daba vueltas en el lecho, sin poder hallar el sueño, el dulcísimo elixir –bálsamo– de la noche. Entonces eran tiempos de pobreza, tras una guerra. Éramos niños de ir a la escuela, de jugar a la guerra en la Plaza Vieja en Molina, de pasar hambre, y de rezar antes de comer el trozo de pan de harina de panizo, que tragabas casi sin masticar. Y luego a dormir, en la hoguera del calor. Anche pensaba en los niños de ahora, que, sin guerra, viven en la pobreza, sus padres se han quedado sin trabajo, quizá con un pedazo de pan que morder, pero con un calor terrible que no entienden y por el que lloran y dan vueltas y vueltas en la cama, hasta que llega la madre y poniéndoles un paño mojado en la frente los redime del horrible calor. Anoche, Diario, no me dejaban dormir ni el calor, ni el pensamiento de estos niños de la pobreza, que no pueden dormir y lloran, y quizá no tengan más consuelo que el de la madre que, con un paño mojado, los vaya a consolar (18:42:56).

viernes, 31 de julio de 2020

31 de julio de 2020. Viernes.
PAISAJE AMENAZANTE

Calor en Vigo. FotVi

-El calor nos empequeñece, nos hunde, nos hace percibir el paisaje como algo amenazante, que nos agobia. Solo los vencejos, tras darle de comer a sus crías, tienen la facultad de salirse del calor subiéndose a las alturas (2.000 metros o más) y dejando abajo el incendio. Debe ser emocionante contemplar la ciudad desde arriba como una maqueta, invadida por hormigas, los humanos, que echa humo. Con los vencejos no va ni el coronavirus ni el calor, ellos son los ángeles que escapan del fuego de todos los infiernos de la tierra. Esta mañana he pensado irme con ellos, allá arriba, pero no había nubes a las que agarrarme, y, ellos, aunque me han invitado, no tenían fuerzas en sus alas para izarme hacia lo alto. «¡Tan cerca de Dios!», he pensado, y me he quedado, mirándolos elevarse, con la miel y la oración en los labios, y un ápice de sana e inocente envidia en los ojos. Tocar a Dios, Diario, como el que toca las trascendencia y queda a la espera de que rompa sus silencios, y llene mi fe de sensibles y emotivas noticias (12:03:20).

jueves, 30 de julio de 2020

30 de julio de 2020. Jueves.
PALMEANDO EN LOS EUROS

Castillo de Vlak Draculea. Drácula.


-Ayer fue un día muy caluroso, pero nos divertimos mucho con el circo de la tele. «¡¿Cómo están ustedes?!», gritaba el cómico. Y todos, niños feroces, los ojos redondos como monedas, exultantes, gritando: «¡Bieeen!» Y aplausos, y risas, y a pesar del virus, codo con codo, sin guardar distancias, sin respeto a la audiencia, felicitándose, pero con mascarilla. El aplauso se ha convertido en el modo obsceno de disimular el drama. Aplaudimos, y la muerte, confundida con el elogio, se disuelve, como un azucarillo, en el café de la ignominia, de la afrenta, del «mito», del relato. Los que tienen el sueldo asegurado, palmeando en los euros, los que cobran a fin de mes, sin esforzarse, solo con el aplauso al jefe, cómico y funambulista extraño. El Señor de los Anillos abre la boca y al punto, en vez de palabras, le salen murciélagos, que los suyos ven como palomas que picotearan aplausos en sus manos. Cada vez que se abra el Congreso, Diario, prepara unas palomitas, una Coca-Cola, y, con ojos de niño como monedas, disponte a ver el circo ante la tele, será, tristemente, muy divertido (18:27:58).

miércoles, 29 de julio de 2020

29 de julio de 2020. Miércoles.
POBREZA EMPOBRECIDA

Maternidad, familia. Logroño. F: FotVi

-En este verano trágico a causa de la pandemia, lo siento por la pobreza sin trabajo. O la pobreza empobrecida: la desgracia del pobre. Sin trabajo, en la casa del pobre, se rasgan todas las coordenadas del vivir en paz. Se agrían las miradas y las palabras, y los gestos, y los afectos, y se rompe el amor. Y roto el amor, es muy difícil lañarlo, recomponerlo, hacerlo viable para que transite por él otra vez la convivencia; es decir, la armonía matrimonial o filial, la paz doméstica. Aunque hay casos de matrimonios, que, a causa de la pandemia, han salido fortalecidos, y la adversidad los ha hecho fuertes en la fidelidad y en el afecto, en el hallazgo de sus defectos, iluminándolos, y en la claridad de las virtudes tantas veces oscurecidas por la monotonía de su visión. Yo rezo por los pobres empobrecidos, por los que se levantan por la mañana y ven sus manos ociosas, sin nada que hacer, y los hijos con hambre, y sin paz la casa. Rezo y lloro por ellos, pues me veo en su pellejo, en su injusta pobreza, en su desamparo cerrado, en su vida sin horizontes ni mañana, todo llanto y frustración; yo, rezando, Diario, invito al pobre empobrecido a confiar en que el mañana será mejor, que se abra a la esperanza, que, como decía mi madre en situaciones parecidas, Dios nunca falla (12:29:12).

martes, 28 de julio de 2020

28 de julio de 2020. Martes.
LA DISTANCIA MÁS PRÓXIMA

Puentes que unen, en Liubliana. Eslovenia. F: FotVi

-Hay quien dice: «Se me cae la cara de vergüenza», y añade: «ajena»; y supongo que luego se dedica a recoger los pedazos que se le han ido cayendo al suelo de su dignidad. «Una cara despedazada por la vergüenza», me digo. «¡Qué horror!» La dignidad, que, según Aristóteles, no consiste en tener honores, sino en merecerlos. Aunque no te los den. Estos últimos meses de pandemia han sido duros; tanto, que a todos nos han dejado alguna cicatriz o huella dolorosa. Más al pobre que al rico; más al anciano que al joven; más al solitario que al arropado por el fervor y el cariño de algún ser querido. Es hora de hacer recuento: las llamadas inesperadas; el beso, o el abrazo, virtuales; la oración silenciosa; el rostro recordado de un ser querido; y, sobre todo, la certeza, Diario, de que alguien, en un momento determinado, estaba pensando en ti, y, sin palabras, te estaba diciendo, desde la distancia más próxima y hermosa, que te acompañaba, que, sencillamente, te quería; y es que el amor arde siempre, incluso con agua (18:41:53).

lunes, 27 de julio de 2020

27 de julio de 2020. Lunes.
LOS TRIGALES ENMUDECEN

Tras el túnel, la luz. Teatro romano. Cartagena. F: FotVi

-Es sabido que los políticos, en general –y en particular algunos–, le suelen dar la  espalda a la verdad, protegiéndose con guardaespaldas por si los atacara por detrás, y por sorpresa. Hay un político –no digo su nombre, por respeto a los Picapiedra– que siempre hace lo contrario de lo que dice. Si dice «paz», hay guerra; si «pan», hay hambre. Los trigales entonces enmudecen  y caen a su paso: doblan sus tallos y mueren. Es un prestidigitador de la mentira. Me han dicho que nunca come con tenedor porque, como el mago Uri Geller, al entrar aquel en su boca, sus dientes –los del tenedor– dan con la mentira y se retuercen como lombrices, y hacen imposible el bocado. Hace poco, en un mitin, y llenando su boca de solemnidad, dijo: «¡Hemos vencido a la pandemia!» «¡Salir a la calle!» «¡Disfrutar de la nueva normalidad!». A los pocos días, el coronavirus se volvía arisco y amenazador, como un toro que, antes de salir de la muleta, corneara. Son los rebrotes que han corneado y siguen corneando. Me dan miedo sus palabras: son como la picadura de la víbora, si te las crees, te pueden matar. Yo, por precaución, cuando detecto que los políticos van a hablar por la tele, o la cierro o me tapo los oídos, y pido al cielo, Diario, que me libre, por piedad, de ese mal, amén (11:18:18).

domingo, 26 de julio de 2020

26 de julio de 2020. Domingo.
DÍA DE LOS ABUELOS

Amor de los abuelos, apoyándose. F: De la prensa.

-San Joaquín y Santa Ana, los abuelos de Jesús y de la liturgia. Este año –y de un modo especial–, patronos de los abuelos, los que se han ido y los que nos quedan. En palabras del Papa Francisco, los abuelos han sido y son los que, «en el calor de la familia», han hecho posible «la trasmisión de la fe y el amor de Dios», hasta hoy. Los abuelos son el gran río que nos va dando de beber a Dios a través de los tiempos. Los abuelos son la memoria de la historia, los que unen el ayer y el hoy, los que mejor que nadie expresan el amor por su descendencia. Dichosos los que han podido reír y llorar, recibir una caricia y acariciar, ser bendecidos y bendecir a sus abuelos. Joaquín significa: «Dios prepara», y Ana: «Gracia». Dios y Joaquín «preparan» la tienda donde ha de cobijarse María, la madre de Jesús. María, por su parte, es la senda, el camino, por donde, en su venida a este mundo, debía andar el Hijo de Dios, mientras se hacía carne de nuestra carne. Ana y María son, pues, los senos de la gracia, los rezagos donde primero debían sonreír y ser amados María y Jesús. Hoy la liturgia los alumbra en el santoral. Hoy es el día de celebrar su santidad: su fe en el Dios que los bendijo con el don de la Maternidad más admirable. Ana y Joaquín, Diario, padres de María; María y José, padres de Jesús, el que nos da el alimento de la gracia, y su amor (18:30:14).