27 de julio de 2020. Lunes.
LOS TRIGALES
ENMUDECEN
Tras el túnel, la luz. Teatro romano. Cartagena. F: FotVi |
-Es sabido que los
políticos, en general –y en particular algunos–, le suelen dar la espalda a la verdad, protegiéndose con
guardaespaldas por si los atacara por detrás, y por sorpresa. Hay un político
–no digo su nombre, por respeto a los Picapiedra– que siempre hace lo contrario
de lo que dice. Si dice «paz», hay guerra; si «pan», hay hambre. Los trigales entonces
enmudecen y caen a su paso: doblan sus
tallos y mueren. Es un prestidigitador de la mentira. Me han dicho que nunca
come con tenedor porque, como el mago Uri Geller, al entrar aquel en su boca,
sus dientes –los del tenedor– dan con la mentira y se retuercen como lombrices,
y hacen imposible el bocado. Hace poco, en un mitin, y llenando su boca de
solemnidad, dijo: «¡Hemos vencido a la pandemia!» «¡Salir a la calle!» «¡Disfrutar
de la nueva normalidad!». A los pocos días, el coronavirus se volvía arisco y
amenazador, como un toro que, antes de salir de la muleta, corneara. Son los
rebrotes que han corneado y siguen corneando. Me dan miedo sus palabras: son
como la picadura de la víbora, si te las crees, te pueden matar. Yo, por
precaución, cuando detecto que los políticos van a hablar por la tele, o la
cierro o me tapo los oídos, y pido al cielo, Diario, que me libre, por piedad,
de ese mal, amén (11:18:18).
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