Orquídeas, belleza familiar. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Ayer, llamaron a mi puerta, y, al abrir, vi que me visitaba la alegría. Fue una alegría expresada con miradas: los besos se guardaban tras la mascarilla. La alegría tenía nombres y se movía en cuerpos jóvenes, dos adultos y una niña, niña de ojos grandes que miraba todo con asombro. Mientras se miran las cosas con asombro, con fascinación, como preguntando, y esto y aquello por qué, se sigue siendo niño. Y la inocencia acampa en sus ojos, como un destello, como una luz que saliera del interior y se expresara en la mirada, y allí deslumbrara. Ayer abrí la puerta y me dio la alegría de la presencia de los míos en los ojos, y rio en mis manos, y caminó por las palabras. Ayer, en la puerta, Paqui, Javi, mis sobrinos, y Candela, mi sobrina-nieta, con un abrazo virtual y el amor total de su presencia; todo, exultante, pero con precaución y mascarilla, y Dios, Diario, alentando la alegría (11:21:59).
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