25 de agosto de 2015. Martes.
LUNES NEGRO
Oro, en el Museo Arqua de Cartagena. Año 2015. F: FotVi |
-La vida sigue, como un torbellino. La vida está ahí, muere, revive, se
alza, se cae, respira, se ahoga, se hace fuerte en la ancianidad y brilla en lo
joven. Lo anciano, sin embargo, es otro modo de esplendor: un esplendor sereno
y sabio, casi divino. La ancianidad es nostalgia del brillo, pero con luz
discreta de brasa. Está y luce, aunque en la discrecionalidad; es fuego que se
afana bajo la ceniza. Hasta que se apaga; como lo joven, al fin. El torbellino
de la vida -haz de sucesos inverosímiles, a veces- nos revela hoy estas
noticias: ayer, porque cayeron las Bolsas, fue, dicen, un lunes negro; no lo
fue, sin embargo, porque murieran en la mar unos ilusos emigrantes intentando
dar vida a unos sueños, que nacieron muertos. El lunes se ha llenado de hollín
porque la Bolsa ha caído. Pavoroso. Otra: la yihad, activa, sigue segando vidas.
Y ahora anuncia actuar en España; ahora, sí, temblor de miedos entonces, ya nos
afecta. La yihad corta cabezas, también cristianas, pero si es en la lejanía
-Siria, Nigeria, Irak…-sólo hay un lamento, un lloro a lo sumo; en la cercanía,
sin embargo, se crea el grito y se moviliza la guardia, se pone en marcha la
araña del temor. Se asusta el pánico. Y última hora: tres muertos y cuatro heridos
en el norte de Francia. ¿De nuevo la yihad? Están ahí, otra vez, entre nosotros;
como el mosquito tigre, trasmisor de la chikungunya, a la puerta de la playa, esperando.
Pero aliviémonos, Diario, después del lunes negro de ayer, el Ibex 35 ha vuelto
a subir, y, nuestro mundo alegre y confiado, y olvidadizo, vuelve a serenarse. Del
lunes negro, al martes rosa. Consolación. Y: «¡Contengamos el grito!», se nos
dice, y obedecemos, hasta el nuevo lunes negro en que se haga el pavor (19:23:42).
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