26 de agosto de 2015. Miércoles.
ADVERSIDAD
Árboles y su espejo, junto a la cueva Gütmana. Letonia. Año 2014. F: FotVi |
-Se aviva el odio, como un fuego de verano en el bosque. Arde, cada vez
con más frecuencia, el bosque de la democracia. Y si arde el bosque, con él arden
la fauna y la flora; es decir, arde la vida y la belleza, apagándose así las
luces y adornos de las estaciones. Y con el fuego del bosque, se apaga toda luz;
el fuego sólo crea sombras de humo, noche sin luciérnagas ni estrellas,
adversidad; la adversidad de la muerte. Una chica, 18 años (bella, por cierto, y
con la gracia casi trasparente de lo frágil), ha sido apaleada en Cuenca, la
ciudad de las casas colgantes, que resisten al tiempo (y las miradas) sin
caerse. A estas alturas, me pregunto qué significan «facha» o «rojo», para que
unos peguen a otros, esta vez en una nueva guerra civil de barrio. ¿Todavía hay
fachas y rojos? ¿Todavía hay extremos que no se tocan? Siempre me han parecido hermosas
las márgenes del río, porque, aunque nunca se toquen (en el tocarse estaría su
muerte), siempre se miran y se sonríen entre cañaverales y huertos, y pájaros y
arados, y cielos que flotan en sus aguas. No creo ni en rojos ni en fachas, ni
en éstos ni en aquéllos, creo en el río, que, con el respeto de sus orillas, guía
sus aguas (la vida) hacia el mar, para que absorbida (asunta) por la
evaporación, se convierta luego en lluvia, en bendición graciosa sobre la
tierra. ¿Mi credo? Dios, el hombre, la vida, dar la mano, tolerar aun lo que no
entiendo, poder abrir un libro y, una vez leído, cerrarlo estremecido (prefiero
un libro en la mano que una biblioteca volando), confesar que soy hombre
perdonado (papa Francisco), y, aunque nunca he puesto del todo la otra mejilla
(Jesús de Nazaret), lo intento alguna vez con algún que otro modesto resultado.
¿Mi credo, Diario? Mirar la luz…, y no cegar, sino ver. Es todo (11:59:39).
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