12 de octubre de 2016. Miércoles.
PILAR, O FUSTE
La Columna, en Zagreb. Croacia. F: FotVi |
(Por fin, entro en
internet. Ayer escribía esto).
-Día del Pilar. Dices Pilar y te sucede una rosa blanca
en la boca. Pilar, o fuste, columna, que, sin capitel, señala al cielo. Sin
dejar la tierra, se marcha al cielo. Como diría Gerardo Diego de la Asunción de
María: «Se va, pero se queda». La columna siempre está yéndose, sin irse. La
columna, mientras está en tierra, allá arriba toca cielo y respira nubes; pero
sin dejar la tierra. La columna, si dejara la tierra, por falta de raíces, moriría,
por falta de maternidad. Sin una madre que las dé a la luz a cada instante, las
cosas mueren. Sin el cordón umbilical que las alimenta, las cosas se caen sobre
sí mismas y sucumben, terminan. Decir columna y meterte en la luz, y tocar las
alturas. En María, los creyentes, creemos que se toca el cielo. Esta tarde está
plomiza, pesada; iba a llover, y sólo ha mojado un poco el polvo acumulado del
verano, ha hecho plof, y se ha metido en él, como un gusano perforador. Aquí
nunca llueve, y si lo hace, mata la esperanza. Llueve a raudales, como si
alguien tirara cántaros de agua. Y se convierte en lluvia destructora, en
perverso aguacero. Esperemos, Diario, que algún día llegue un diluvio, sosegado
(18:51:20).
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