29 de noviembre de 2016. Martes.
FIESTA EN LA CASA
La Virgen, en el jardín de la Casa. F: FotVi |
-Hoy ha sido fiesta en la Casa. 30 aniversario de su
fundación. La Casa con apellido; y apellido brillante, fértil en calidades
humanas, hermoso: Casa Sacerdotal. Sin arcos de triunfo, así es llamada, Casa
Sacerdotal. Casa donde viven sacerdotes, y hasta hace no tanto, con Obispo. Javier
Azagra. Aquí vive la ancianidad consagrada, y, salvo excepciones, accidentada, o
a punto de desguace. También hay vida joven que ansía iniciar el vuelo, que está
saliendo del nido. Se le nota en los ojos y en el andar rápido, les cantan los
ojos y el andar se le escapa de los pies, caminando como galgos. Dos funciones
que casi le faltan a la ancianidad: se oscurecen los ojos y los pies se instalan
en el vaivén, en la duda, y, si quieres dar un paso, das medio, y, así, hasta
cansarte de dar tantos medios pasos, aunque lleguen, por fin, fatigados, donde
quieren. Ha celebrado misa el Obispo, don José Manuel, y le ha acompañado el
Arzobispo emérito de Burgos, don Francisco. Los demás, una veintena de
sacerdotes, hemos concelebrado, y nos ha venido bien a los viejos rezar y
cantar con los jóvenes, porque, unidas, todas las voces parecían nuevas, inusualmente
voladoras, libres Y, luego, un concierto de piano a cargo de don Alfonso Guillamón,
en el que han sonado espirituales negros y música de Mendelsshon, en su Rondo Capriccioso, que empieza como el caer de la nieve, suave, preciso, y termina siendo viento desatado, enardecido, como algo
que saltara vigoroso y pleno de las teclas del piano, escapándose. Y luego
comida y despedida. Todo en orden, Diario, como la vida misma, como el silencio
que aguarda, atento, al otro lado de la puerta, esperando callarte, pero no en
las palabras que dices, que éstas permanecen, sino en los actos interrumpidos, que
salen contigo de escena y marchan al mundo de los recuerdos, donde, como un día
de ventisca, van palideciendo, hasta ser algo negro, sin formas (19:48:48).