3 de noviembre de 2016. Jueves.
SIN NIDOS QUE
SOÑAR
Aceitunas en el aire, en el jardín. F: FotVi |
-Con temperaturas de primavera, nos va cercando el
otoño. Ayer estuve en La Torre, y vi que los pájaros vestían su soledad,
cantando. Desnudos de complejos, cantaban. Para decirse ellos, para oírse a sí
mismos, sin nidos que soñar. Bajo el olivo, las aceitunas caídas. Se desprenden
del árbol por su peso maduro, por su peso reflexivo. Están en el suelo como
pensando. Podrían ser aceite, pero son pacto del mirlo y de la tierra. Se morirán
en la tierra y serán como su amor ungido, su amor consagrado. Ayer estuve en La
Torre y la nostalgia me golpeó en la mirada, y en el alma, pero al llanto lo
dejó a un lado. Si uno se refugia en ella, si uno la llora, la nostalgia,
Diario, es perversa, destructiva (18:35:33).
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