7 de septiembre de
2017. Jueves.
PEQUEÑA
ESQUIRLA
España partida, y tocando el arpa. Museo. Cartagena. F: FotVi |
-Y yo que creía que una pequeña
esquirla del templo de la Sagrada Familia, por lo menos, y que otro trocito de
Las Ramblas o de las catedrales de Gerona y Lérida, y algo de los Pirineos
catalanes, con el Valle de Arán incluido, me pertenecían, y ahora resulta que,
sin contar conmigo y de tapadillo, me lo han quitado unos pocos que se llaman independistas
y que son usurpadores, además, de los tesoros de Sijena, y del 3%, y de la
mayoría del pueblo catalán, que creía que a él le correspondía también un poco
de la Alhambra, y otro poco del Acueducto de Segovia, y algo de Sierra Nevada, con
el Camino de Santiago y un largo etcétera, silabeando luz en la oscuridad, y
resulta que estos sediciosos se lo han robado, sin más, como un trilero, que, con
sus cubiletes y la bolita, roba en una feria, sin pudor, con mucha habilidad y
poca decencia, al modo del que gana con un as que observa con regocijo desde la
manga el momento de aparecer, y además, si hay alguien que lo afea, se pone
flamenco y saca la pistola, con ojos de chulo de garito, y así creen atemorizar,
y, a veces, lo logran, amedrentan al personal, respondiendo: este bajando la
cabeza y yéndose del hemiciclo -la taberna-, con las orejas cachas y una gota
de lágrima quemándole en los ojos, pero impotente ante tanta banalidad, ante
tanto despotismo, y ¿qué hace la legalidad -autoridad-, o el sheriff del
condado?, ponerse de perfil, o, a lo sumo, decir con cara de cabreo que «le han
dado una patada a la democracia», y en las posaderas del mando, y, en el otro
lado del trasero, al pueblo, que reacciona -el pueblo sencillo y verdadero, el
sufrido, el que mira absorto y no acierta creer lo que sucede-, y se dice: ¡me
abruma la vergüenza!, y luego calla, y, en la duda, espera, y, quizá, llore, o
no, según le venga el vómito, o la desgana, o la risa por no llorar (18:43:13).
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