24 de noviembre de
2017. Viernes.
LUCES
LEJANAS
Mirando el horizonte, en Las Canteras. Alfredo Kraus. F. FotVi |
-Me digo: soy libre, y
miro el horizonte, y lo veo asequible; pienso: puedo llegar a él y
desentrañarlo, y tocar su corazón, y amarlo; desde aquí, desde mi balcón, lo
siento, lo sueño, lo intento hacer realidad -latido- en mí. En la libertad,
todo es lejanía ferviente, efusiva, revolucionaria, tiempo de alas. Lejanía que
te parece poder tocar y decir. Utopía. Pero, una vez allí, caes en la cuenta de
que en aquel horizonte hay paisaje, luz, personas, problemas, tiempo: quizá no todo
tan hermoso como te pareció desde lejos. Pero, con desilusión de gato escaldado,
levantas la vista y ves que hay otra lejanía que te llama otra vez, pues siempre
hay otro horizonte al que acudir más allá del último alcanzado, otro horizonte al
que atrapar y morder, y desear. Porque, como diría Octavio Paz, en la lejanía siempre
«hay un comienzo de himno como un árbol», que te hace cantar y seguir, sin
desfallecer. La vida, Diario, es un peregrinaje de luces lejanas, que te llaman,
que te atraen como la llama a la polilla, con furia de locura (18:08:08).
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