domingo, 3 de junio de 2018

3 de junio de 2018. Domingo.
BOCADO Y TRAGO

Sobre la mesa, el pan y el vino. San Blas. Santiago de la Ribera. F: FotVi

-Día del Cuerpo de Cristo, o día en el que Cristo se acerca a nuestra mesa, la de la familia, la de después del trabajo, la de las miradas cómplices, la sencilla, la más humana, y se acerca pan y vino, para que lo disfrutemos como bocado y como trago, bocado que alimenta y trago que invita a la alegría. Lo que más me impresiona en la mesa familiar son las miradas de los comensales. Las miradas hablan, y, si hablan, comunican, y si comunican, fortalecen. Fortalecer -sin ataduras- los lazos del amor. Enlazarse en el amor, tornarse amor, liados, enredados por correas de amor. No el amor de la conveniencia, el del contento por el contento, sino el amor que rescata y ennoblece, que ata y libera, que acerca, por todos los caminos, a la Trascendencia. Hubo un poeta que dijo: «Amo todo por ver si me sale un verso»; todo, desde la luz a la tiniebla, desde el grano de arena a la estrella más lejana, desde Dios al «pobre pobre». (Pablo Neruda). Día del Corpus, o el día del pan que se hace carne y el vino, sangre, para que coman y beban todos, gratis. «Todos los sedientos, venid a las aguas. Venid, comprad y comed; venid, comprad vino y leche sin dinero y sin precio», decía festivamente Isaías, previendo, en la distancia, el tiempo de la eucaristía, el tiempo en el que Dios pondría la mesa, para todo el que «se fuera muriendo de no tener vida»: para el pobre de cualquier tierra o lugar, el descartado, el alcanzado por la desgracia de verse sin nada entre las manos, o solo, Diario, con la soledad como almohada y porvenir (18:43:50).

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