14 de abril de 2024. Domingo.
TAMBIÉN «PARA EL SEPULCRO HAY MUERTE»
TAMBIÉN «PARA EL SEPULCRO HAY MUERTE»
-Jesús resucita y no
muere más. Su resurrección no es una reanimación de su cadáver, como pudo ser
la resurrección de Lázaro. Jesús no vuelve a su vida anterior, sino que entra
en la vida definitiva de Dios. Jesús resucitado vive una vida que no es la
nuestra. Su vida humana vive embutida en la vida de Dios. Jesús es hombre y
Dios, todo sostenido en su persona divina, que ya no le deja morir más. No es
un milagro, sino una nueva y maravillosa acción creadora de Dios. Dios, del
mismo modo que creó la Luz, creó la nueva vida de Jesús: su Hijo Amado. Dice
José A. Pagola, teólogo, que a los primeros cristianos no les gustaba decir:
«Jesús ha resucitado». Elegían emplear esta otra expresión: «Jesús ha sido
resucitado por Dios». Para ellos la resurrección de Jesús es una actuación
concreta y creadora de Dios, que le levanta de entre los muertos y lo introduce
en la vida indiscutible de Dios. Dice Alfonso Fierro: es creer, Diario, en la frase
de Quevedo, que dice que también «para el sepulcro hay muerte». Muere el
sepulcro y vive el creyente, el fiel, el obediente.
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