jueves, 20 de febrero de 2025

20 de febrero de 2025. Jueves.
ANTEAYER SUFRÍ UN ACCIDENTE

Sol riendo tras una casuarina. Casa Sacerdotal. Murcia

-Anteayer sufrí un accidente y todo se solucionó, riendo. Con la ayuda de Dios y un esfuerzo extremo, me puse en pie y anduve un tiempo como Pedro sobre las aguas, con dudas y vacilaciones. Menos mal que no me hundí en las aguas caudalosas de la vida y he podido decir esta mañana: «Gracias, oh Dios, por el nuevo día». 
Con un rictus de dolor en los labios, pero sin evitar la risa. En mí se han confundido dolor y júbilo, espina y flor, un poco de cruz y un largo aleluya. 
En cualquier circunstancia de la vida –salvo cuando se pierde a un ser querido–, es mejor reír que llorar: es el sabio ungüento con el que suelo curar mis penas. Pienso que llorar no soluciona nada, mientras que el reír pone música en mi vida. 
En determinadas circunstancias, prefiero el himno a la alegría de Beethoven (9ª sinfonía), al Réquiem estremecedor de Mozart, aunque ambos me cautivan y emocionan. 
Con la risa doy paso a la esperanza y aparto de mí la consternación. Pienso: ¿Para qué llorar, si puedo reír? Y río; de este modo, Diario, pongo flores de luz y consuelo en el día a día: canto a la vida.

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