10 de octubre de 2014. Viernes.
CUMPLIR
CARENCIAS
Juventud y vejez, en el jardín. F: FotVi |
-Las grandes enfermedades del hombre no son las que le llegan de fuera, que
también, sino las que él mismo se procura o lleva dentro. Me digo: moriré, no
cabe duda; pero de mí mismo, en mí mismo. La mayor enfermedad son los años, y
los años, como fardo pesado y corrosivo, los llevo yo, dentro, conmigo. Me
digo: «Cargado de años», y me veo hundido, con espalda ojival, pirámide de mí
mismo, y manos y cabeza colgantes. Hecho de despojos, pues. En la juventud es la
cabeza la que rige la altura; en la vejez, es la espalda, que renuncia al empaque
y en vez de torre se hace puente, para que cruce por ella la senectud. O columna sin capitel, tendida. Vivir la vejez
es vivir de carencias. No se cumplen años, se cumplen carencias. Feliz
cumpleaños…, de carencias, nos falta añadir. La vida te da años (y
experiencias, quizá, sabiduría), pero te quita cosas, como el modo de llenar
los silencios que quedaron detrás del tiempo y que nunca se llegaron a oír, ni
se oirán. El ébola, por ejemplo (ese virus que, fuera de África, ha empezado a
jugar también con nuestras vidas, amenazándolas. ¡Ah, la confiada Europa!),
crea pánico. Un pánico inevitable, lógico, pero morboso, quizá; pánico, que, sin
embargo, no crean ni la vejez (el otro ébola de cara amable, pero mortal como
ningún otro virus), ni la guerra ni la pobreza. Y tal vez sea porque creemos
tenerlos controlados, o asumidos. La vejez es enfermedad vírica asumida, y, controladas, la guerra y la pobreza; o así lo creemos,
hasta que se nos van de las manos. Las guerras se hacen, y la pobreza se impone,
es la razón por la que ambas se estiman asuntos controlados. Son el lado oscuro
de la estupidez y la injusticia humanas. O como diría Rilke (siempre el poeta),
«…¡qué angostas son las calles de la Ciudad del Dolor!» El ébola me asusta. Nos
debe asustar el ébola; será un modo de hallar un ungüento, una medicina que lo
cure. Como el hambre, como la guerra. Todo lo que nos asusta, Diario, nos
conduce a lograr una solución, una aventura nueva que nos libere del susto, de
la zozobra (19:40:33).