10 de febrero de 2016. Miércoles.
A VER SI LUZCO
Sombras rebeldes, en Pärnu. Estonia. F: FotVi |
-Sigue el sol (verano
invernal) y, por tanto, las sombras. Las sombras son el gris, pero no la oscuridad;
la oscuridad es el otro lado de la luz, donde lo negro. Toda luz luce sombras;
no así la oscuridad, que a lo sumo es tacto o fatal tropiezo. La sombra es luz
cernida, empañada por un utensilio lunar (no luna, sino utensilio lunar) que eclipsa
y alivia, y difumina. La sombra, en realidad, es la palabra rebelde que dice al
sol «me quemas», y se pone bajo techado -un árbol, un pañuelo con las esquinas anudadas,
una sombrilla en primera línea de la playa…- y así contiene, asumiéndolo, al gran
astro. La rebeldía con causa siempre es eficaz. Que lo digan si no Charlie
Chaplin (lírico del humor) o Arthur Rimbaud (poeta de la destrucción). Es lo
que ocurre con el ser humano: es luz y es sombra. No luz y sombra, sino luz con
sombras. Incluso los que viven la excelencia, andan de la luz a la sombra y de ésta
a la luz. Y es curioso que en la sombra se conocen y en la luz se realizan seres
humanos, que brillan. Por algo Heinrich Lübke (político), que quizá se vio luz
y sombra, escribió: «Donde hay luz existe la sombra. ¿Dejaré de amar la luz
porque produzca sombras?». Y en estas estoy, Diario, viéndome sombra bajo una hermosa
y perturbadora Luz, a ver si, a pesar de mis sombras, luzco (20:48:03).