lunes, 15 de febrero de 2016

15 de febrero de 2016. Lunes.
MUSA DEL LLANTO

Sombrías tormentas, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Por fin el frío se hace glosa del invierno, es su atuendo, su literatura. Incluso aquí, en el Sureste. Un invierno huérfano de sus signos de frío y nieve, y agua, sería un invierno lisiado, tullido, como lo sería un bautismo sin el lucir del agua en la cabeza del bautizado. Sin nieve, Francisco Umbral no habría podido escribir, en enero de 1997 -La dacha nevada-, este renglón de poesía sin versos: «Quizá la nieve sea un gato blanco que se ha quedado a dormir en el jardín». Lo blanco ayuda a la palidez del verbo romántico, lo estremece. Como el agua estremece el sacramento del bautismo, le da eficacia. Y yo, helado, siento el frío de España, su enorme socavón de utopías y solidaridad, de miras altas. Cantaba Marina Tsvietáieva en los primeros años de la revolución bolchevique: «¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas! / Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca. / Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas / y tu puro lamento nos traspasa como flecha». «¿Sombrías tormentas» -quizá- sobre España? ¡Ah, Larra, cómo te dolía España! Si no me doliera España, sería por ser español. Sólo a un ciudadano del mundo le puede doler -como nos duele una mota de polvo en el ojo- una parte de ese mundo que sufre. La idea es de San Pablo. Todos los sentidos del cuerpo acuden solidarios allí donde rompe el caño del dolor de una herida. Mientras busco el infinito, y me sé ciudadano de todo, también de la pobreza y del misterio, del jazmín y la cebolla, del gato y la gracia, me duele, Diario, este punto del mundo llamado España, como el otro llamado Siria, o el de más allá llamado Chapias, en México, me duele la desesperanza. Si pienso así, ¿ofendo a alguien? (20:15:49).

sábado, 13 de febrero de 2016

13 de febrero de 2016. Sábado.
UN ABRAZO

Abrazo del milenio, en La Habana. Cuba. F: ABC

-Dar un abrazo es hermoso, pero preparar ese abrazo es alcanzar la excelencia. Ver crecer el abrazo, ir forjándolo como la ostra la perla, es sublime. Como sublime sería poder alcanzar y tocar la Luna con una escalera; es la historia que cuenta en el relato La distancia de la Luna (en el principio de los tiempos), Italo Calvino. Tierna y emocionalmente, escribe: «En realidad, desde lo alto de la escalera se llegaba justo a tocarla extendiendo los brazos, de pie, en equilibrio sobre el último peldaño». Estaba tan cercana entonces la Luna, que casi se la podía tocar, así como oír sus latidos. Si ponías el oído. Ayer, en la Habana, se escenificó un abrazo; histórico, dicen. Como si fuera un sacramento, el Papa Francisco y el Patriarca de Moscú, Kiril, se dieron un abrazo, de paz, que remedió el desencuentro y la lejanía de un milenio entre las iglesias de Moscú y Roma. Ambas cristianas, y seguidoras ambas de aquel Jesús de Nazaret, que pidió que todos fueran uno, para que el mundo crea que tú (Padre) «me enviaste». Los abrazos rompen el hielo de las distancias y las simas del desafecto, aunque éstos sean milenarios; la unidad afirma y deletrea la fe, la hace confesable, y explicable. Pero este abrazo fue antes ensoñación y profecía: lo idearon y encarrilaron san Juan Pablo II y Benedicto XVI, viéndolo crecer como se ve crecer la profecía hasta que ésta se cumple. Jesús, antes de nada, fue profecía y, luego, realidad hecha Verbo; Palabra que acampó entre nosotros y que habló y sigue hablando y propiciando abrazos, Diario, como el de Kiril y Francisco, abrazos de evangelio encarnado, evangelio que debe hacerse mientras se dice (20:35:19).

viernes, 12 de febrero de 2016

12 de febrero de 2016. Viernes.
¡EXCELSA CONJUNCIÓN!

La nube, desde el jardín. F: FotVi

-Alguien -un Ángel, o un Silencio, o mi interior, no sé- me ha pedido: «No huyas de decir amén», y lo he dicho, «¡amén!», y todo a mi alrededor -la flor, la araña, el mirlo, la nube, la mota de polvo, el gajo de luna blanco, la araña, el gato remolón, el tiempo, la geometría, el árbol, la soledad pensativa, el cielo, la gota de agua inmensa…, todo-, me ha cercado, y, conmigo, ha repetido «¡amén!», y la tarde, hundido el sol en el ocaso, se ha hecho paz, y vida en el interior de las cosas, y, en ese instante, Diario, ha aleteado el misterio, y he oído, que, conmigo y las cosas, también decía «¡amén, amén!», sin pausa, hasta hacerme sentir que todo vivía en mí, y yo en todo. ¡Excelsa conjunción! (21:26:29).

jueves, 11 de febrero de 2016

11 de febrero de 2016. Jueves.
DE ROSITAS

Rosita -¿en las Ramblas?-, en el jardín. F:FotVi

-Hay rosas, y rositas. La rosa y el libro en el día de San Jorge, en Cataluña, es tradición hermosa, ruidosa en afectos. Obsequio del enamorado a la dama de su ensoñación. Los sueños se tornan así rosa y libro, y pasos quedos, que encienden las Ramblas de una belleza sabia, quedando a lo lejos, con su cantinela de espumas y gaviotas, el pastoreo del mar. Como diría el poeta: «Crucifixión y muerte del amor / en esa frágil rosa que es el mar». Pero hay rosas y rositas. En Cataluña, rosas en las Ramblas y rositas en los Puyol. Ayer los Puyol padres fueron al Juzgado y salieron de rositas, luego de haber heredado (robado, dicen) una gran fortuna. Por lo mismo o parecido (dicen), otros van al Juez y quedan entre rejas, o pájaros de mal agüero enjaulados. Bien tratados y alpistados, pero entre rejas. El 3%, sin embargo, en Cataluña, por las Ramblas va, y de rositas. El poema: «No le toques ya más, que así es la rosa», irrumpió en Piedra y cielo, de Juan Ramón Jiménez, dándose como sencilla belleza. El poema, la rosa, Diario, pero no la rosita; irse de rositas es otra cosa (12:41:41).

miércoles, 10 de febrero de 2016

10 de febrero de 2016. Miércoles.
A VER SI LUZCO

Sombras rebeldes, en Pärnu. Estonia. F: FotVi

-Sigue el sol (verano invernal) y, por tanto, las sombras. Las sombras son el gris, pero no la oscuridad; la oscuridad es el otro lado de la luz, donde lo negro. Toda luz luce sombras; no así la oscuridad, que a lo sumo es tacto o fatal tropiezo. La sombra es luz cernida, empañada por un utensilio lunar (no luna, sino utensilio lunar) que eclipsa y alivia, y difumina. La sombra, en realidad, es la palabra rebelde que dice al sol «me quemas», y se pone bajo techado -un árbol, un pañuelo con las esquinas anudadas, una sombrilla en primera línea de la playa…- y así contiene, asumiéndolo, al gran astro. La rebeldía con causa siempre es eficaz. Que lo digan si no Charlie Chaplin (lírico del humor) o Arthur Rimbaud (poeta de la destrucción). Es lo que ocurre con el ser humano: es luz y es sombra. No luz y sombra, sino luz con sombras. Incluso los que viven la excelencia, andan de la luz a la sombra y de ésta a la luz. Y es curioso que en la sombra se conocen y en la luz se realizan seres humanos, que brillan. Por algo Heinrich Lübke (político), que quizá se vio luz y sombra, escribió: «Donde hay luz existe la sombra. ¿Dejaré de amar la luz porque produzca sombras?». Y en estas estoy, Diario, viéndome sombra bajo una hermosa y perturbadora Luz, a ver si, a pesar de mis sombras, luzco (20:48:03).

lunes, 8 de febrero de 2016

8 de febrero de 2016. Lunes.
LLOVILLORAR

Excelsitud, en el campo. F: FotVi

-Ayer, de mañana, llovilloró un poco y, al punto, como una lengua de cordero lamiendo el pasto, salió el sol, tímido y con bufanda, casi huido. Tosiendo, pero salió el sol. Me decían de niño -el maestro Navillo, en la escuela, Molina de Segura-: «Aunque no se vea, el sol siempre sale»; y, afirmando la voz, añadía: «¡Y está!». Hermosa reflexión esta: salir y estar, aunque no te vean. Como el pequeño suceso de la flor en el campo, que sale y está, y, aunque exista inventando otra belleza, pasa sin embargo y tristemente inadvertida. Esta es la razón por la que alguna vez salgo al campo -no como el pájaro o el silencio, que están y se quedan-, sino para ver lo nunca visto y poder así tocar la maravilla única que es una florecilla y su efímera y humilde excelsitud. Buscar la excelsitud en lo pequeño o en lo grande oculto, es una asignatura pendiente de nuestra sociedad, deshabitada de inteligencia e imbuida demasiadas veces de incultura ideológica; y encandilada, además, por sólo espectáculos de oropel y fuegos de bengala. Mucha libertad de expresión, pero apenas dignidad y vuelos éticos de altura para sostener su terrible y hermosa carga, su equilibrio de acróbata, su frágil utopía. No cabe herir conciencias, ni violar almas infantiles (escudándose en el títere o la sátira), ni vender como ideas novedosas lo que es odio antiguo y flechas envenenadas de la barbarie de antaño, ni intentar desintegrar resentida y malévolamente lo que está compuesto, lo que es desde siglos acorde (aunque alguna vez desafine, también lo hace la música atonal, que lo diga Amold Chönberg), o convivencia; es decir, no cabe, intencionadamente, errar herrando. Baltasar Gracián lo vio así: «Libertad es hacer lo que se debe hacer»; y añado yo: no lo que se pretende que otros, sin su permiso, hagan. En todo caso, Diario, libremente, y con un recipiente para recoger las lágrimas, yo llovilloro por España. Y es que no me gusta la libertad de expresión gótica y farisaica, la que hiere y mal dice, sin causa (13:13:33).

sábado, 6 de febrero de 2016

6 de febrero de 2016. Sábado.
EL ROSTRO DE LA LUZ

Comprender el día, camino de San Blas. Santiago de la Ribera. F: FotVi

-Rezo y, de pronto, el rezo se nutre con la belleza sorpresiva del verso de un himno. Advertir que, en el rezo, el himno es el primer destello que te acerca a la hermosura de la palabra sin aristas, limpia y trigal, fecunda, altísima, de la alabanza. En este caso, el himno es un poema -Bello es el rostro de la luz- de Antonio Gamoneda. Poema que acoge Laudes, y lo hace rezo de urgencia. «Dame temprano / la potestad de comprender el día», canta el poeta, refiriéndose a quien él nombra su Dios. «Dios mío», clama. De este modo toma posesión de Dios (es la misión del creyente) y, ante la necesidad de comprender el suceso del día, para amarlo, lo hace cómplice suyo. Es decir, comprender el día para poseerlo, y así poderlo dar. Porque es deber nuestro, Diario, dar como don (y en paz), aquello que se nos ha dado como tal. ¡Don por don! (20:02:51).

viernes, 5 de febrero de 2016

5 de febrero de 2016. Viernes.
SED DE BRASA

Media sonrisa de lluvia, en el jardín. F: FotVi

-Ayer llovió, pero todo fue media sonrisa de lluvia sin acabar; sonrisa que enseñó sus dientes traslúcidos y se apagó; lluvia fina, fría, simbólica sólo: el símbolo de la gota en el dedo que el rico Epulón, desde su infierno y sus lumbres, pedía a Lázaro para calmar su sed. Su sed de condenado a tener sed. Siempre. Como la maldad, o el odio, o la injusticia (pavorosos incendios), que mueren en el infierno de no haber aplacado nunca su sed de brasa en el corazón. Entretanto, Diario, yo tengo sed de cordura (sabiduría) en esta hora, movediza, de los políticos (20:07:34).

jueves, 4 de febrero de 2016

4 de febrero de 2016.Jueves.
SANTO DE CRUCIFIJO

San Blas, en Dubrovnik, Croacia. F: FotVi

-San Blas fue un santo de crucifijo (en vez de báculo) y de milagro (como medicina); y santo de oración terapéutica para sí mismo. Rezaba de todas maneras, con palabras y silencios, y con lágrimas. Vivió y murió a principios del siglo IV, en Sebaste, Armenia (actual Sivas, Turquía). Murió en tiempos de un tal Licinio, que se distinguió por perseguir y matar cristianos, como ahora en ciertos lugares del planeta. Entonces eso no inquietaba; tampoco ahora, demasiado. Su residencia era una cueva, que usaba como palacio episcopal. A ella acudían para recibir asistencia, por enfermedades de alma o cuerpo, fieles y animales. Los animales, en los ratos de oración de San Blas, callaban y, a su modo, quizá también rezasen. (¿Quién puede afirmar que los animales no rezan? Exijo pruebas de que no sea así; y, sin pruebas, puedo entrar en dudas. Dudo que los animales no puedan rezar. Y duda y fe van de la mano). San Blas se dejó crucificar en su fe y esto hizo que muriera sin maldecir, y bendiciendo. «No saben lo que se hacen», sus enemigos. O lo sabían y disimulaba el santo; la santidad disimula o calla el pecado ajeno. El santo pone la otra mejilla, y hasta el aliento que da vida; el santo se deja matar en el perdón, como Jesús de Nazaret. Y esta santidad es la que celebramos ayer en San Blas, en Santiago de la Ribera. Primero se procesionó al santo y luego se exaltó y se incensó (su imagen, su recuerdo), en la misa; es decir, se le dio culto, se le magnificó, no por Blas, Diario, sino por santo (19:13:39).

martes, 2 de febrero de 2016

2 de febrero de 2016. Martes.
LUZ, GORJEOS

Luz intentando volar, en el jardín, F: FotVi

-Febrero lo he empezado con mal pie: ayer, aunque fuera con renglones rectos, no logré escribir una sola línea ni recta ni torcida. A veces la vida aparece curva y el hecho de escribir la acomoda, enderezándola. La escritura libera palabras y, en las palabras, pasiones quizá, y los títeres de la cabeza, y los pulsos errantes, haciendo posible la templanza, la sujeción, la brida. Hoy, día dos de febrero, escribo, porque existe Candela -mi sobrina-nieta- y por ser el día de la  Candelaria: onomástica  de la Luz y de Candela, y fiesta de la presentación en el templo, en Jerusalén, de lo Inefable; es decir, de lo niño de Dios manifestado en Jesús, su trono de la humildad. Sin humildad no hay amor, y Dios, en Jesús, se viste de humildad para decirnos que ama y que la humildad, en el amor, no desentona. Así es más creíble. Desde la humildad, aumenta el crédito del amor. San Pablo: «El amor no presume, ni se engríe». Esta tarde, en San Blas, más de una veintena de niños, que rezaban gorjeos y pretendían, gateando, subir escalones arriba hasta el altar, han sido bendecidos en la Luz. Ellos, que lucían inocencia, han sido luminosos receptores de la Luz. Hoy, Diario, he podido escribir, con renglones derechos, que la luz de Dios puede tocarse en la verdad del ser niño, en la sencilla novedad de sus vidas todavía preciosas, intactas, todo sol (20:16:00).

domingo, 31 de enero de 2016

31 de enero de 2016. Domingo.
LLUVIA Y FRÍO

Perlas, en el jardín. F: FotVi

-Día del Señor, con sol preclaro, ilustrado, como un día primaveral. Y 31 de enero, donde el frío debiera andar descalzo por las calles y helarse luego, de noche, en la Luna, y no vestido de 21 grados a la sombra y con corbata, sofocado. No me gusta la primavera en invierno, ni un otoño sin hojas caídas. ¿Qué sería entonces de paisajes otoñales como los de Van Gogh o Pissarro? Me gusta que, en la escala  musical, el re siga al do y al decir Quijote se oiga el arpa de Cervantes y no la flauta de Avellaneda. No me gusta, en invierno, este sol de hervor de cerveza y anchoa con limón; me gusta tiritar y buscar el rayo de sol donde el poeta halla «un anciano, y un banco, y una tos», y se conmueve. Me gusta el Dios que se detiene a hablar con Bartimeo y le abre el camino de la claridad de sus ausencias, y no el Dios de las teologías que lo hacen silogismo y lógica, y no amor. Pido para este invierno nuestro, de aquí, impenitente y veraniego, Diario, lluvia y frío, y una lumbre y un techo, con pan y algo con que acompañarlo, para el pobre de cada día, que la injusticia ha dejado helado y pidiendo una limosna (20:08:03).

sábado, 30 de enero de 2016

30 de enero de 2016. Sábado.
DINOSAURIO SAPIENS

Medidor de instantes, el reloj, en iglesia de Lucerna. Suiza. F: FotVi

-Me gustaría ser profeta, sólo para adivinar, no el futuro, sino el presente, y decirlo. Decírmelo. El futuro ya me lo sé y sabe a borrón sin vuelta a atrás. No hay cuenta nueva. El tiempo de la extinción del dinosaurio sapiens ha llegado. Cuando despierte Augusto Monterroso, el dinosaurio no estará allí. Intuyo el futuro, pero no el presente. Me gustaría ser profeta del presente, del ahora mismo del reloj. El reloj jamás mira al futuro, sólo al presente, y lo cuenta, sin prisa, pero sin pausa. El presente, donde están sucediendo y viviendo cosas como el mar (su plenitud), la luna llena (pan en la mesa del cielo y estrellas comensales), el niño que llora en la iglesia con el consiguiente nerviosismo de la madre, el pobre que pide y viste de humildad, bajándolos, sus ojos, la brisa enredada en el árbol dándole el don de poder hablar (la palabra del árbol), niños fallecidos en naufragios sin piedad, políticos sin causa, cristianos sin cristianismo (sin evangelio), cristianos martirizados (con evangelio), locos con fusiles kalashnikov…, el presente. Ser profeta, serlo, para conocer el presente, este instante, este soplo, este ay, y poder decirlo, con fe y grito en las palabras y un escuchar abierto en el que oiga; con fe y grito, Diario, es mi sueño y mi plegaria (20:00:16).

jueves, 28 de enero de 2016

28 de enero de 2016. Jueves.
PARÁSITO

Escribiendo en el agua, gaviotas en Salinas San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Esta tarde he andado; media hora. El mar, plano, como una página de silencio azul a punto de ser escrita. Cinco gaviotas volando en flecha, bajo un cielo sumido en su misterio. He andado. Diagnosticado por mis piernas, que ya chirrían al andar, he andado. Y me ha acudido el dolor a la cita de mis huesos. El dolor es un parásito de los años que va a más; nunca mengua. Tú menguas y el dolor crece. Es un parásito de huesos y músculos, y también mental. Con los años, la mente se ejercita en perder batallas sicológicas, ejercicio que trasmite al cuerpo, dejándolo sin defensas. El cuerpo, de este modo, es castillo entregado, cedido. Pero leo: «Tienes que hacer que ocurra», de Denis Diderot, enciclopedista francés, y decido que ocurra; tras la novena de San Blas, en Santiago de la Ribera, ando, media hora, y he podido al dolor. Siempre pasa, Diario, incluso cuando trato de llenar de palabras una página en blanco; me digo: «Tienes que hacer que ocurra», y ocurre, salen el poema o el artículo, que exultan, luego del dolor de andarlos (21:21:23).

miércoles, 27 de enero de 2016

27 de enero de 2016. Miércoles.
ARTE POÉTICA

Arte poética, en el jardín. F: FotVi 

-Cada mañana, rezo Laudes y, antes de la Prensa -esa galería de intereses creados económicos y políticos (casi siempre), y que nos informa de lo grotesca y maravillosa que es la vida humana-, leo a algún autor que me inspire fe en lo del más allá, en la Trascendencia, por ejemplo, y en lo otro del más acá, como el pan en la mesa o el silencio en la biblioteca, o la justicia desterrando los malditamente ominosos egoísmos, que parten todo en dos; es decir, en un yo y el resto, o en un yo y todo lo demás. Y más diabólico aún: en un yo, y nada más. Rezo Laudes, y, como epílogo o corolario, leo: «Toda criatura es, por el hecho de haber sido creada, creadora». Paul Claudel, en su Arte poética. O sea, Dios no es «Dios y lo demás», sino «Dios con lo demás». Es la distancia que marca el amor con el humillante y arbitrario egoísmo. Distancia infinita. Dios dice: yo te creo para crear; pero descanso el séptimo día y tú, hombre y mujer, flora y fauna, naturaleza y universo, seguid creando y humillando así a la nada y al caos, hasta el hallazgo del bosón de Higgs o la Ley que hay detrás de toda ley (Einstein). La belleza, de este modo, se va completando -con la «partícula de Dios» o la «teoría de la relatividad»-, como un puzle de hermosa e incontenible Sabiduría. Crear -escribo, ¿estoy creando, quizá?-, recrear -o el maestro Mateo esculpiendo, deletreando en piedra el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago, dándole voz y alegría a la piedra, sonrojándola de belleza-. Luego leo la prensa y me cojo el alma, para que no se me caiga a los pies, donde el barro: corrupción, crímenes horrendos, nuevo atentado en Nigeria, políticos que desacuerdan acuerdos, líricos que hacen malos versos, bancos que ganan y pobres que pierden, deportes bajo sospechas, y, al fin, un alivio: un tal Juan Francisco Martínez Mojica, biólogo, puede ser el próximo Premio Nobel español. Es decir, el científico Martínez Mojica, Diario, criatura que crea, según Claudel (20:02:24).

martes, 26 de enero de 2016

26 de enero de 2016. Martes.
DÍA VERBAL

Belleza claustral, en la Universidad de Murcia. F: FotVi

-Voy a Murcia y me traigo la promesa de Javier Díez de Revenga de un prólogo para mi nuevo libro Piedras rodadas; piedras que son palabras; palabras que ruedan como piedras. Javier es filólogo y persona amable. Y, al ser filólogo, la palabra, me ha dicho, es su regocijo, su mar de la ciencia donde nadar, su modo cultural de volar. El filólogo es el que vislumbra y ejerce la cultura a través del estudio de  las palabras escritas. Abre la fruta -la almendra- de la cultura y profundiza en ella hasta llegar al gajo, la palabra, para desde ahí entenderla hacia afuera y decirla entendida. La filología es la vena de agua de la cultura que, desde la palabra, rompe en fuente y calma la sed y el afán de saber. Hoy, Diario, mi día -próxima la festividad de Santo Tomás de Aquino- ha sido verbal y filológico; es decir, universitario (19:29:17).

lunes, 25 de enero de 2016

25 de enero de 2016. Lunes.
LA COLADA

 Se ilumina la palidez, de la colada, F: FotVi

-Pongo la lavadora y se nubla el día; tiendo la ropa y palidece la colada. Un mirlo se muere de risa viendo mi cara de inexperto en menesteres domésticos, menesteres de andar por casa. Me entristezco. Sé que la perfección es ir dándole largas a la imperfección; la perfección sólo está en Dios, me digo. Por lo que deduzco que la perfección hay que ir hallándola poco a poco, como el pájaro halla el trino nota a nota, o el maestro cantero forja piedra a piedra el relámpago de la catedral gótica, su acrobacia, su irse espacio arriba sin ruido, como una exhalación. La exhalación de la piedra. En la catedral gótica la piedra respira cielo, y nos lo da a respirar abajo, donde se reza. En estas estoy -colada, mirlo, nublado, gris, perfección, rezo-, cuando abro un libro de Péguy -Misterio de la caridad de Juana de Arco- y leo: «La fe que más le gusta a Dios es la esperanza». Y sonrío con el mirlo, y en ese momento, Diario, se hace el sol y se ilumina la palidez del día (y mi tristeza), para a la tarde, recoger la ropa seca y rezar Vísperas, con Péguy (19:59:18).

domingo, 24 de enero de 2016

24 de enero de 2016. Domingo.
SOÑAR DESPIERTO

Renglones derechos, en el Mar Menor. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Como juego o esparcimiento, me gusta soñar despierto, y más si el sueño es lírico adrede, o con un cierto aire romántico de hoja de té. Me gusta soñar con palabras nuevas y relojes sin hora. Y con armas de fuego, sin fuego. Y con niños que no mueran en travesías de miedo y de hambre, de injusticia. Me gusta cualquier juego, siempre que no sea juego de azar. Los juegos de azar casi siempre empobrecen, sobre todo la inteligencia, y, en ocasiones, el bolsillo. La inteligencia hace acordes, concreta sistemas filosóficos, ilumina la física y la química, va al espacio, compone libros, y hace sonetos a Violante. «Un soneto me manda hacer Violante», reveló Lope, el apasionado, y lo hizo. La inteligencia lo fue guiando por los catorce versos necesarios hasta poder concluir: «contad si son catorce y está hecho». Aunque Violante lo desafiara luego con otro no menos ajustado a medida y sarcasmo. Me gusta soñar, pero no tanto, si sueño malos sueños, si no es juego mi sueño, si, en vez de árboles con hojas, sueño árboles con murciélagos de ángulos diabólicos colgando de sus ramas. Me gusta soñar a políticos sin ira y a una España nueva, distinta, sin magulladuras de guerras pretéritas y a punto de ser liberada de sí misma. Liberar a España de su ser cainita, de su entidad de cosa rota antes de haber sido restañadas sus heridas, de renglón torcido que muy pocas veces ha llegado a escribir derecho. Bello sueño, Diario, que no llega. Es cruel; pero no llega. ¿O es pedir demasiado al sueño? (19:35:18).

viernes, 22 de enero de 2016

22 de enero de 2016. Viernes.
CIRCUNSTANCIA HERIDA

Desplome, en convento Santa Brígida. Tallín. Estonia. F: FotVi

-Glosando a Ortega, diré que yo ya no soy yo, sino mi circunstancia. La circunstancia, ahora, es un bosque (político y social, injusto y catastrófico, inhumano y sin embargo esperanzado) que no me deja atisbar el árbol libre y añoso que yo soy. La circunstancia irrumpe por todos lados, haciendo palidecer mi yo; circunstancia llena de grises y cenizas sin brasa, de acordes vacuos, de inseguridad. No me gusta la circunstancia que me ha tocado vivir y que me cerca como un fuego a un escorpión. Circunstancia de egoísmos y simples apariencias, como una selva de árboles de pus y espantos, o circunstancia herida. Hoy, día de mi onomástica, Diario, siento la tristeza de lo que se desploma (19:41:57).

lunes, 18 de enero de 2016

18 de enero de 2016. Lunes.
YO FUI DE MOLINA DE SEGURA

La palma del martirio, en el jardín. F: FotVi

-En mi niñez, yo fui de Molina de Segura. En mi niñez, y en Molina, quise ser de todo: desde niño, hasta actor de cine. Actor para ir más allá de los sueños e inmolarme como Juana de Arco o recorrer el oeste y sus peligros con John Wayne en La diligencia. Sin pistolas, porque no era rápido en sacarlas; pero llenos de horizontes los ojos, donde las aves me incitaban a volar, e irme. Me seducía la sabiduría de los indios viejos, que, con plumas y voz ronca, proveían de conocimiento a las palabras. Hablaban con la lentitud de un libro, al que hay que abrir y leer, e interpretarlo. Hablaban para el viento, su libro no escrito. De mayor he sabido, que, en la antigüedad -aquella antigüedad tan actual- los libros se decían, se hablaban, se cantaban, y permanecían; es decir, no se los llevaba el viento. O quedaban en el viento, y en la memoria, que son el libro de todos los libros. La memoria colectiva, o la infinita biblioteca del tiempo y de la historia. Yo, en mi niñez, fui de Molina de Segura; luego, fui del mundo. En los libros y en los viajes, fui del mundo; y en el trabajo. Mi trabajo es sacerdotal, o de servicio. Y he servido hasta hoy, que lo hago en San Blas y en el Carmen, Santiago de la Ribera. Después de muchos años, la poesía me devolvió a Molina, de la que me había ausentado sin volver la vista atrás. Fueron el sacerdote Ramón Jara (que en paz descanse) y el poeta Francisco Javier Illán Vivas los que hicieron que regresara desde las ramas del árbol del mundo a las raíces del más modesto árbol de mi nacimiento. Árbol donde yo eché hojas y pocos años, y sueños. Ahora vuelvo otra vez a Molina, esta vez invitado por San Vicente, al que, como San Agustín, celebraré alabando su fe y su testimonio, su martirio. Volver a Molina, Diario, por San Vicente, no está mal; es como volver por otra Navidad, festiva y encendida de fe, que te llama y te hace regresar al lugar de tu partida (20:03:03).

sábado, 16 de enero de 2016

16 de enero de 2016. Sábado.
AUNQUE CALLE

La Inmaculada, en la plaza de la Catedral. Zagred. Croacia. F: FotVi

-Se me ha aparecido Dios y me ha dicho: «No digas a nadie que me has visto, sólo di que te he hablado», y ha vuelto a ser Dios; es decir, ha vuelto a ser silencio y expectativa, o un quizás y una sospecha, u ostra y profecía para la fe. La fe -la perla preciosa del evangelio- encerrada, pues, en la ostra de la duda. La fe, que mueve montañas, postergada, sin embargo, al ostracismo, enclaustrada en un patio románico de convento o detrás de vidrieras de catedral gótica. Es lo que el agnóstico desearía. Ver a Dios, Diario, no es difícil, lo difícil es mantenerlo en el corazón por la fe y hacer vida sus palabras; pues hablar -aunque calle-, habla (20:01:55).