8 de agosto de 2016. Lunes.
ODISEAS BLANCAS
Rosa que arde, en el jardín. F: FotVi |
-Candela vive, sonríe, se sorprende, observa, aprende,
enseña, vuela al infinito y vuelve llena de mundos nítidos, limpios de
telarañas, festivos, que luego nos regala. Candela es real y es ensoñación; es
matemática y poesía pura, es ilusión sin mezcla de contrariedad alguna. Mirándola
moverse, te entran deseos de volar con ella y subir a un globo e irte de nubes,
o de odiseas blancas. Candela es un libro abierto, cuyas hojas lee el viento, y
las dice en el árbol y las esquinas y se las llevan los pájaros, para comentarlas
cantando. Candela es un libro cerrado, que sólo se deja leer si se siente
amada. Candela es laguna, garza, y en ella se originan las puestas de sol más
bellas, y sin que la noche las apague. Candela es maceta, donde crece un
encendido rosal de rosas rojas que hablan, que callan, que arden. Sólo arden, sin
chamuscar, lo que ya es decir. En Candela todo crece, hasta la edad. Cinco
años. Candela es ángel y es diablillo, ángel bueno y diablillo revoltoso, sin
mezcla de mal alguno o con mezcla de todas las bondades. Candela es lógica, lo
blanco es blanco y lo negro, negro, nunca engaña. Candela llora y ríe, esto la
hace humana, y entrañable. Candela, ha tirado de matemáticas y me ha ensañado,
que si a mil le quitas dos, quedan 998. Sabe contar y leer de corrido, Diario, y,
de corrido, vive sin cesar, absolutamente libre (20:22:58).