sábado, 10 de junio de 2017

10 de junio de 2017. Sábado.
DE TERTULIA, EN MOLINA

Un ser risueño, en Murcia, en La Opinión. F: FotVi

-Un pequeño grupo, en tertulia, y la palabra como tema, como pájaro volador al que había que dejar en libertad, el miércoles, en Molina. Encerrada en el libro, había que abrir el libro y dejar que volara la palabra, que saltara de rama en rama, que piara, que dijera sus cosas y volviera al libro, a su hoja de silencios y latidos. A su castillo encantado, y enamorado. Nos reunimos Paco Illán y Toñi, José María  López y Rufina, Irel Faustina, Teresa Sandoval, Juan Serrano y Domingo, y señoras, y algunos más, entre los que me cuento. (No recuerdo más nombres). No éramos muchos, pero sí los necesarios. Ni uno más ni uno menos, exactamente los que debíamos estar. Y, allí, con devoción casi religiosa, dimos suelta a las palabras, que dijeron y crearon, porque la palabra no solo dice, sino que recrea cuando dice. Es el milagro de Dios. Dios decía, y conforme decía, las cosas iban siendo, existiendo: la luz, o el día; y la oscuridad -el otro lado de la luz-, o la noche; y el firmamento, y el agua -la de arriba y la de abajo-, y así, todo: como la aves del cielo, los peces del mar, y los animales que viven en la tierra: también el hombre Adán y la mujer Eva, madre de todo ser que piensa. Y allí, en Molina, le salieron aleteos al libro, palabras, que, tras regalar el oído y mover sentimientos -cosas, misterios, escalofríos -«morder escalofríos, / en las palabras»-, volvían al libro, y allí se encubrían, invernaban, Diario, hasta una nueva primavera, en la que el libro Piedras rodadas sea abierto de nuevo y las palabras vuelvan a rodar, recreando cosas en las cosas, haciendo que vibre el verbo en la lengua y encandile al aire, y al lenguaje (11:43:52).

jueves, 8 de junio de 2017

8 de junio de 2017. Jueves.
EL HÉROE DEL MONOPATÍN

Y corría en patinete, en Londres. F: Malagón

-Y, de pronto, caemos en la cuenta de que la vida es preciosa, irrepetible. Y, aunque joven, la vida se puede ir por la brecha abierta en el costado por una hoja perversa de cuchillo. Solo basta que una mano con odio la empuje hasta abrir una herida por la que la vida se vaya sin retorno. Iba en bicicleta y llevaba un monopatín; y se enfrentó a unos terroristas que acuchillaban a una mujer indefensa. Y, frente a la teoría postmoderna de mirar y huir, él hizo lo que cualquier persona de bien: se enfrentó al peligro. ¿Con qué arma? Su monopatín. El héroe del monopatín -o del patinete- le llaman ahora. Una muerte así, violenta, inesperada, pasaba por allí, se adjetiva heroica. Lo heroico va más allá de lo que es simplemente humano; a nadie se le pide ser héroe. Pero los hay que, desafiando el peligro, se suben a Rocinante (su valor y determinación, su osadía jovial y juvenil) y se defienden atacando. Es lo que le ha ocurrido a Ignacio Echeverría: joven, que, además de héroe, era muy religioso, y del Ferrol. Que una cosa no quita la otra. Y sus amigos dicen de él, que era «humilde, íntegro, muy ético, solidario, ayudaba a los marginados». Yo le doy lo que puedo, Diario, mi homenaje y una oración, y en la que pido a Dios, que detenga esta salvaje selva de odio en que nos vemos envueltos, y que nos regale la paz (20:54:54).

miércoles, 7 de junio de 2017

6 de junio de 2017. Martes.
CULTURA

El vacío, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Ida Vitale, poeta uruguaya, ha dicho que «escribir es una manera de colmar los vacíos de la vida». ¿Qué vacíos? ¿El vacío del amor, el de la duda, el del silencio que tanto dice, el del silencio de Dios en sus silencios? Es cierto que los vacíos no están en el cuerpo; sino en el alma. Ahí quedan grabados como con un buril. La nada y el vacío se dan la mano; se complementan. Estar lleno de nada, es estar vacío. Rasgas el vacío -es un decir- y no suena nada; porque no hay nada. Yo le pediría a Ida Vitale que me dijera cómo se «colman los vacíos de la vida». En todo caso, vacíos llenos de palabras, de poemas, de alientos, de enigmas, también de silencios: es la cultura; vacíos, pues, llenos de cultura. ¿Es, quizá, Diario, lo que ha querido decir (o ha dicho) Ida Vitale? Si es así, de acuerdo: la cultura, que es invisible, impalpable y sutil, llenando el vacío (también invisible, impalpable y sutil) de la vida (11:35:09).

lunes, 5 de junio de 2017

5 de junio de 2017. Lunes.
PALABRAS EN LA BOCA

Y ardía el cielo, en Murcia. F: FotVi

-El domingo se abrió con luz, y palabras en la boca. Con fuego e ideas nuevas en la cabeza, y palabras en la boca. Pentecostés; o el día en que las palabras arden. En Pentecostés, la palabra se hace manjar que masticar, hueso de cereza que silabear. El Espíritu Santo es el que, luego de pasarlas por el raciocinio y el corazón, pone palabras en la boca. Como nos cuenta el profeta Jeremías de aquel día: «Entonces -dice- alargó el Señor su mano y toco mi boca. Y el Señor me dijo: Mira, he puesto mis palabras en tu boca». Poner palabras en la boca de otro, es como hacer que un mudo hable. Que un  mudo pueda decir: amo (y mirando a los ojos a la persona que ama), o tengo sed (y quede maravillado ante la contemplación de la gota de agua que oscila en la hoja). En este mundo de la intercomunicación, donde todo es postizo y prestado con intereses, que gratuitamente te pongan una palabra limpia en la boca y te digan: «¡Habla!», y lo hagas, hablar, y te sientas libre y sabio de verdad, debe ser algo grande, increíble. Debe ser como lanzarte al lago del diccionario y tocar sus profundidades y salir de ellas ileso e independiente, aunque, con unas pocas palabras más que llevarse a la boca para decirlas o callarlas, o simplemente venerarlas. En Pentecostés, y tras la recepción del Espíritu Santo, los apóstoles -aquellos toscos hombres- «se pusieron a hablar otras lenguas», y los que oían, las entendían. Fue como entrar en el diccionario de Dios, Diario, y sentir sus palabras en tu boca y poderlas decir con fluidez y alegremente, sin titubear (20:09:01).

sábado, 3 de junio de 2017

3 de junio de 2017. Sábado.
SILENCIO PAVOROSO

Cercada de silencio, en el espacio. F: Google

-Es un día de sábado con claridad de sábado, que diría Katy Parra, poeta. (Aunque ella diría más exactamente: «con azul de sábado»). El azul portador de ágiles y musicales alas. Me asomo al balcón y veo decenas de aviones -pájaros- piando y yendo a por sus presas, los mosquitos. Sajan el aire y alcanzan el vacío, precipitándose en él, y salen de él, al fin, por una esquina del espacio. Como Ybarra Zabala con la fotografía. Que entró en Colombia para fotografiar el terrorismo y las represalias contra él. Ante una pregunta del periodista contesta: «Yo, en Colombia, aprendí a temer el silencio». En un mundo tan ruidoso, tan rugidor, el silencio, sobrevenido de pronto, aterra. Cuando has oído el silbido de las balas o el atronador lenguaje de las bombas pasar junto a ti, aprendes a temer al silencio que queda a tu lado. Es como quedar solo en mitad de la nada o en mitad de una caída. El silencio, ese lenguaje en el que es posible oír hasta el otro silencio pavoroso de tu conciencia, como una llama que cruje en el candil. Temer el silencio, que vigila desde cualquier discreta hendidura del día o de la noche, sin que lo puedas oír llegar. En el sábado, pues, Diario, solo tú y el silencio, que acecha (19:19:03).

jueves, 1 de junio de 2017

1 de junio de 2017. Jueves.
LA MANO

Con las manos en la foto, en la Mezquita azul. Estambul. Turquía. F: FotVi

-Junio, y el calor nos ronda colérico. Nos ronda con letras cálidas de himno o como un solo de trompeta en la noche encendida y sin luna. Pues también la oscuridad es luz -otra clase de luz- que no parpadea, pero, para poder ver, nos hace tantear. Es la luz de las manos en la oscuridad de la noche. Las manos que hablan y saben. Y dan y quitan, y visten y desnudan. Yo, cuando me pongo a pensar, antes me miro las manos, y compruebo lo que ellas dicen, o callan. Y, si callan, dejo de hacer. Por algo decía Rafael Alberti: «Me marché con el puño cerrado…, vuelvo con la mano abierta». En el puño cerrado, Alberti tal vez llevaba el odio; en la mano abierta, quizá volvía con la amistad. Es decir, al irse y al volver, las manos le hablaron, y Alberti las oyó, escuchándolas. Y es que la inteligencia habla por las manos, y aprende de las manos. En su Rebelión en la granja, George Orwell señaló: «Lo que distingue al hombre es la mano, utensilio con el que comete todos sus desafueros». La guerra se hace con las manos, y la paz se firma con las manos. Y como también diría José Luis Sampedro en La sonrisa etrusca: «Manos de hombre, manos para todo: salvar y matar». Ya en junio, Diario, y el sol en el balcón, espiando, dando con los nudillos en los cristales, para entrar (20:28:58).

miércoles, 31 de mayo de 2017


31 de mayo de 2017. Miércoles.
«NO»

Hablando silencios, desde el jardín. F: FotVi

-Todos sabemos lo que es un país o un corazón totalitarios. El totalitario nunca mira hacia fuera de sí, siempre mira a su ombligo; donde, como diría Paco Umbral, si se entra en él, se cae en la cuenta que no lleva a ninguna parte. Enclaustrarse en el ombligo; o vivir de eremita en tu ombligo. Y pidiendo que todo gire a tu alrededor. Un día, recuerdo, me dijeron que era un totalitario. Había dicho que «no» a una cuestión que me plantearon. ¿Y qué hice yo: llorar, reír, llenarme de ira? No. Simplemente, me di lástima. Desde ese día, traté de olvidar todo lo que había hecho hasta entonces, y cambié de dirección. Y me puse a remar contra corriente de mí mismo: si antes pensaba dos veces un «no» -es un ejemplo-, ahora lo pensaba hasta cinco veces, y daba resultado: era un «no» con melodía, con baile de Cantando bajo la lluvia, distinto. Era un «no» que, aunque contrariaba, no hería, no humillaba,  no sometía. Se veía que no era un «no» mío, caprichoso, sino un «no» que seguía las reglas del juego establecidas, sin trampa ni cartón; un «no», Diario, justo y explicado, que es el que mejor se digiere y se acepta, tanto como morder una guinda con placer o mirar a la luna y que te diga un silencio que hable, un silencio que te llene de sueños y de alas de aves voladoras, una luna coloquial y tuya (19:48:47).

martes, 30 de mayo de 2017

30 de mayo de 2017. Martes.
PERFECCIÓN

Lo perfecto, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Abre el día y me da su luz en los ojos, y, con la luz, el canto áspero y relampagueante del mirlo. Desde las seis anda de picos pardos el enamorado y afanoso mirlo. Ortega decía que «enamorarse es sentirse encantado por algo, y algo solo puede encantar si es o parece ser la perfección». El encanto es una especie de hechizo, que seduce. El enamorado de Dios: o la suma perfección, dice el creyente. O el que aspira a lo perfecto humano, que no puede ir más allá de un bello libro o la Pietà de Miguel Ángel; tras la realidad de la perfección humana, siempre se vislumbra un poder ir más lejos: siempre se puede remediar esa pequeña mota de imperfección que seguramente existe en cualquier bella obra del ser humano. En lo humano, todo lo bello puede ser aún más bello, incluso nuestra propia vida. La belleza de una vida humana siempre puede ser aún más bella, o la belleza y el infinito. ¿Es bello el canto del mirlo? Muy bello. Pero lo es más una melodía de violín que vaya cerrando los ojos de un niño hasta dormirlo. La melodía, los ojos del niño, el sueño: y los vuelos del sueño; esos mundos inverosímiles, con ángeles cantores y lunas que hablan, y niñas que venden nubes. (Elena Poniatowska). La vida, Diario, o esa bellísima obra de arte, siempre inacabada, siempre acabándose y siempre renaciendo, como un ave fénix inmortal (20:06:32).

domingo, 28 de mayo de 2017

28 de mayo de 2017. Domingo.             
ME LLUEVO

Lloviéndose la flor, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Si ves caer una gota, y luego otra, y un racimo más, y una cascada de gotas, acabarás por decir: está lloviendo. Pero si sacas la mano, y ves que las gotas no caen del cielo -el cielo está violentamente azul-, tendrás que deducir que la lluvia viene de otro lado. Resfriado yo, Diario, no sé por dónde se me llueve el día; ¿o se me llueve por la nariz? (19:50:09

viernes, 26 de mayo de 2017

26 de mayo de 2017. Viernes.
ERA MARTES

Piedras pulidas, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Era martes y las ocho de la tarde. En San Pedro del Pinatar, con la brisa de la tarde, una gaviota graznaba poemas duros bajo un cielo de canción azul. La gaviota con sus poemas, y yo -un libro bajo el brazo-, con los míos. Estábamos convocados para la presentación -su grito de salida- de Piedras rodadas. O como dicen unos versos del libro: «Muchacha -¡mi palabra!- / desnuda, como piedra / rodada entre diamantes, reposando en tu belleza». Piedras rodadas, pues, las palabras, que se desprenden de la montaña del idioma y, caídas en el riachuelo del lenguaje, lo van llevando hasta la mar de la comunicación, del manifiesto, del poema, del alarido. La palabra, como una hoja de acacia, tiembla cuando se la elige para ser escrita, que es cuando queda incendiada para siempre. ¡Escribir una palabra! ¡Con qué sacudida lo hace mi mano! ¡Con qué reverencia y temor! Y allí estábamos -Visi Martínez, alcaldesa, Paco Illán, poeta, Pepe Criado, editor, y un servidor-, sirviendo a las palabras, honrando a las palabras, para, hechas verso, recitarlas en poemas, hacerlas vuelo eterno, en libertad sin fin, alentando la paz, la vida, la justicia, la libertad. Que la poesía es invencible, porque es eterna, y queda como verso conciso, desnudo, dulce unas veces, hiriente otras, siempre vigilante, y desvelado. Y había abundantes amigos, Diario, que querían escuchar: hasta unas niñas de pocos años, Sandra, Irene, Saray, Eva, que me miraban con ojos absortos, seguramente si entender nada, paro embelesadas por oír cómo sonaban las palabras, como con una música distinta, con melodía de salmo o canción de cuna; en todo caso, sugerentes, atractivas, y hermosas (12:48:12).

miércoles, 24 de mayo de 2017

24 de mayo de 2017. Miércoles.
OSCURA NOCHE

Luz en la noche, en el jardín. F: FotVi

-Tres días fuera de casa, dan para mucho. Y más, cuando el fanatismo más execrable y diabólico, más demencial, crea un terror nuevo, un alarido de rabia e impotencia extraño, casi de mordedura de rabia, en el mundo civilizado; civilizado, porque dice que respeta y celebra la vida, y la libertad, y la ley. (Lo dice; ¿pero lo hace? Y frente al odio más de colmillo, más de desecho, la ternura, que nace en el corazón y salta a la mente, donde los pensamientos y lo sueños. Donde las aventuras más osadas y luminosas, donde está el otro lado, el más allá, donde se hallan la esperanza y la luz, y quizá la Verdad. Y poder decir con Marina Tsvietáieva: «Así como me gusta / besar las manos / y ofrendar nombres, / también me gusta / abrir las puertas / -de par en par- / a la oscura noche». Dejar que entre la noche en nuestra casa, Diario, y ver si la podemos convertir en día; y, si no, que no dé miedo, que sea amigable, que nos deje dormir y soñar en paz, o reír y llorar en paz (19:39:31).

domingo, 21 de mayo de 2017

21 de mayo de 2017. Domingo.
CAMPANA

Campana vegetal, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me asomo al balcón y, por fin, puedo tocar la paz, y la claridad, y el canto del pájaro. Abajo -octavo piso-, los árboles, y arriba, las nubes. Que casi también llego a tocar; me falta poner un pie en una y luego, de ésa, saltar a la otra; pero, no: son el estrado donde pisa el pie de Dios. Un pie místico e invisible, que, sin estar, está. Oigo la campana de una iglesia cercana y su sonido, por su tañer pacífico y dócil, casi aldeano, casi silvestre, resulta amable. No daña al oído. En todo caso, algo contrario a la estampida pavorosa de los ruidos de ayer. Mientras los ruidos de ayer te sacaban de ti, te invitaban a la locura, Diario, el sonido de la campana, te conduce a tu intimidad, a tu centro, al recogimiento, donde tú vives y sueñas, y haces mundos nuevos (18:41:02).

sábado, 20 de mayo de 2017

20 de mayo de 2017. Sábado.
CHARANGA

Pensando, a pesar del ruido, en esta frase. F: FotVi

-Una mañana de cohetes y charanga por las calles; y una tarde. Podría preguntar a qué se debe esta bulla; pero sigo el consejo de John Donne -«Nunca hagas la pregunta por quién doblan las campanas: doblan por ti»-, y no pregunto. Se iban y volvían, como unos maniacos del tambor y el cohete, y yo tratando de decirle algo -sin poder- al papel. Y el papel, Diario, que me mira preocupado y -levantando lo hombros- me dice que tampoco está él en condiciones de recibir nada, le estallan los oídos, y voy yo y me callo, y el papel, entonces, me dice discretamente, al oído, su silencio (19:28:32).

viernes, 19 de mayo de 2017

19 de mayo de 2017. Viernes.
MANZANA

Sabiduría y la manzana, en la biblioteca. F: Pisabay

-Se me pudre una manzana y la veo frustrada, triste, vencida: y es que las manzanas también sienten. ¿No habéis visto como fruncen su semblante, cómo se arrugan y se apagan? Pudrirse es como ir muriéndose en vida. O morirse del todo en vida. Podrida, la manzana es arrojada al basurero, y, enredada con la escoria de lo sobrante, se va confundiendo con lo descompuesto y queda a merced del mal olor de la muerte. La manzana está para ser contemplada con ojos acariciadores y ser comida después. Primero -con Eva- se descubre en el árbol -«y como viese la mujer que el fruto del árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para la sabiduría»-, y luego se come. Muerdes y se desgarra el fruto y se va formando una masa en la boca; y, hecho pulpa, te lo tragas. Descartas el corazón y las pepitas de la manzana, que se hacen basura, o, si la semilla cae en buena tierra, nuevo árbol. La manzana, golosa y crujiente, nos mira desde la bolsa de la compra; y nos pide que no la tiremos a la inmundicia, que allí se muere, y así no puede darle al hambriento un bocado de luz y gusto que masticar. Según leo: 1.300 millones de toneladas de basura que podrían alimentar a 870 millones de personas se descartan cada año en el mundo -el pecado del descarte, papa Francisco-, pecado en el que todos alguna vez hemos caído. No morder la manzana y dejar que se pierdan su color y sabor -y su crujir-, y se haga podredumbre, es, Diario, aparte de pecado, una torpe y lerda estupidez (18:50:24).

miércoles, 17 de mayo de 2017

17 de mayo de 2017. Miércoles.
CEREZAS

Condenados, en Liubliana, Eslovenia. F: FotVi

-Me da miedo la política: como un infierno de Dante o el Juicio Final de Miguel Ángel. De los que en su Historia de la pintura en Italia, dice Stendhal: «Ante Miguel Ángel y Dante, el alma se hiela por un exceso de crueldad». El alma: o el ser del hombre donde se dan cita el odio y la piedad, o la carne y el espíritu, también llamado Aliento. Ves el Juicio Final de Miguel Ángel y se te licúan los ojos ante tanto caos y tanto cuerpo distorsionado, donde, aunque en silencio, se oyen gritos de ansiedad y de turbación de los condenados. A la derecha del cuadro caen como cerezas, uno detrás de otro, los cuerpos robustos y encrespados de los malditos. ¿Quién se va a atrever en política, si todos caen al infierno de la sospecha y el tormento televisivo? Como cerezas: uno enlazado a la pierna del otro, y sin redención posible. Si caes -aunque sean los medios y no un juez los que te lanzan- no tienes redención: no hay Cristo -perdón- que te salve. Si la sospecha y los medios te atrapan, déjales la ropa y sal corriendo: más vale entrar desnudo en el olvido que vestido en el papel de un periódico o en un despiadado plató de televisión. Donde solo existen intereses creados (y políticos), no hay piedad que humanice o dulcifique la razón. Y que ablande, como el reloj de Dalí, Diario, el corazón humano (18:58:17).

lunes, 15 de mayo de 2017

15 de mayo de 2017. Lunes.
PRELUDIO

Intentando darse, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Lunes, con la resaca de fútbol y de tenis del domingo por la tarde. (Nadal, Madrid, Barça). Y Dios, en el preludio del domingo. Dios no es exclusivo, se reúne con sus adversarios, y termina por afirmar que los ama. Casi todos somos adversarios de Dios, si no cumplimos sus mandatos. Y sus mandatos son sencillos: amar; y hasta a los enemigos. He aquí la cuestión; y lo más difícil. Amar, sí; ¿pero a los enemigos? Amar, desde luego; ¿pero poner la otra mejilla? Amar, no faltaría más; ¿pero rezar por el que te odia? ¡Difícil, Diario!; pero ya ha habido -dicen- quien lo ha hecho. Dudas. Oscilaciones. Y Nadal, mordiendo su trofeo  (19:54:45).

domingo, 14 de mayo de 2017

14 de mayo de 2017. Domingo.
EL VIENTRE DE LA PROFECÍA

Mirando al mundo, en Fátima. F: J. Benoliel.

-Dos niños a los altares, y subidos de la mano de la iglesia, no se fueran a perder. Niños santos y, sin embargo, con cara de niños, y con un susto enorme en sus rostros. La foto lo dice: Lucía, Francisco y Jacinta, en estado puro de inocencia, y colocados por alguien, en un rito de recelos, para salir en la foto. Serios y con caras de pocos amigos -más las dos niñas que Francisco-, se dejan fotografiar y así se abren al mundo y a la historia. La pobreza -se ve tras ellos y en ellos- los describe como niños que van a pastorear y a la escuela y que los domingos, como se aprecia en la foto, se visten con traje de domingo. Ayer, en su canonización, aún iban vestidos con el mismo traje, y miraban todo con ojos de extrañeza y aturdimiento. Vieron a la Virgen y se lo dijeron al mundo, y el mundo -en parte- los oyó. Pero no los escuchó. Como les ocurría a los antiguos profetas, ellos hablaban, y el mundo seguía en lo suyo: en su egoísmo materialista y destructor de todo lo que pueda ser vida y esperanza. Ayer decía el papa Francisco: «No queremos ser una esperanza abortada». Esperanza abortada, o muerta, antes de nacer, en el vientre de la profecía, su madre. La profecía diciendo y, a un tiempo, muriendo. El poeta argentino Héctor Viel Temperley decía -como podrían haber dicho los niños de Fátima-: «Soy el lugar donde el Señor tiene la Luz que es Él». Un lugar de luz, como lo es la lámpara que alegra la noche o el sol que pone sobre la copa de los árboles y los tejados de las casas sus primeros parpadeos encendidos, su primer rescoldo caliente. Los niños, Diario, luz; y el papa, en su palabra, luz; y Dios, en sus profetas, luz. O una zarza ardiendo, que no se consume (18:50:21).

sábado, 13 de mayo de 2017

13 de mayo de 2017. Sábado.
CIBERATAQUE

Nos atacan, ¿quién? F: La Vanguardia

-Sales de un miedo y te metes en otro. Los miedos, como las pesadillas, siempre te cogen durmiendo o medio pasmado. O sueñas que te vas licuando y que te va a beber gota de agua el camello de un beduino o te avisan de que un agujero negro errante -es improbable, pero no imposible, te dicen- pudiera entrar en el sistema solar y engullirlo. Son pesadillas que vienen ahora, cuando la pos-verdad se ha instalado en el mundo. Ahora se trata de un ciberataque, que ha puesto en alerta -o con las orejas oyéndose el corazón- a las grandes empresas de la tierra; hasta que ha llegado un salvador. Alguien sin nombre, que sin embargo lo llaman «Malware Tech». 10 euros, y solucionado el problema. Pero el susto ha estado ahí, Diario, donde susurra el ordenador, donde siente, donde ríe o llora, en su corazón (19:05:47).

viernes, 12 de mayo de 2017

12 de mayo de 2017. Viernes.
RESPIRO

Dando vida, en Murcia. F: FotVi

-Leer a los sabios, a veces, asusta y, muchas otras, desconcierta. Si por ellos fuera, la tierra andaría ya hecha pedruscos y chinitas menudas por el espacio, amenazando, de paso, a otros mundos. Meteoritos que vienen, sequías que van, los polos que se derriten, la angustia en los ojos de los supervivientes. Nos acosa el caos más virulento por científico e ilustrado, y por errático. Hoy, por fin, nos llega una buena noticia: la tierra tiene un enorme bosque escondido (y no apócrifo), donde se sepulta el carbono, para reaparecer posteriormente convertido en oxígeno y en fuente de vida. Diario, por fin respiro (19:03:34).

jueves, 11 de mayo de 2017

11 de mayo de 2017. Jueves.
SUEÑOS DEL ÁRBOL

Miles, forman alfombra, en Murcia. F: FotVi

-Día nublado y de mercado, en Murcia. Los días de mercado me gusta andar cerca del acontecimiento de la gente, de su expresividad. De sus tira y afloja en los tenderetes, donde se regatea al lenguaje, donde, por unos céntimos de euro, se expresa una bellísima cantata de ópera bufa. En la discusión por un céntimo de más o de menos, hasta los céntimos en cuestión, divertidos, abren la boca absortos. Luego sale la viejita con su carro, apoyándose en él y empujándolo, como un ejercicio de ayuda mutua, como si la voluntad de una diera vida al otro, y el otro apuntalara la voluntad de seguir de la una. O sea: una y otro se manejan y se entienden, aun sin palabras; solo con un leve empujoncito. Dejo las inmensas casuarinas -también llamado pino de París-  que dan sombra al mercado y me voy por la orilla del río, donde reinan las jacarandas, que alfombran de color azul las aceras. Vas paseando y te parece ir pisando sueños del árbol, o palabras extrañas de un lenguaje que no entiendes, pero que sabes que te habla, y que te dice: tapizo tu vejez, pasa, me pongo bajo tus pies. Camino por este empedrado de flores, y en mi deambular mañanero, recuerdo las palabras de Elena Poniatowska en su discurso de aceptación del Premio Cervantes (año 2014): «Observaba durante horas a una jacaranda florecida y me hacía notar “cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando”». Tan callada, Diario, y tan callando, un adjetivo que califica y un gerundio que indica la indeterminación en el tiempo, o el no saber, cruel (19:39:43).