17 de abril de 2018.
Martes.
POESÍA
EN MOLINA
Asombro del mundo, en Estambul. Turquía. F: FotVi |
-Pues
llegué a Molina, saludé a mis amigos, me llenaron de elogios (compungido, bajé
los ojos), leí algunos poemas, firmé libros, y me volví. Con Paco y Toñy, con
los que había ido, y la alegría del deber cumplido. Lo recaudado, para Cáritas. No había mucha gente en la reunión; solo estábamos los justos, los insensatos,
aquellos a los que nos gusta la poesía y nos apresuramos por acudir allí donde
se huele que hay un incendio de belleza. Y de latidos distintos, clamorosos. No
estaban ni la Alcaldesa, ni nadie del Ayuntamiento; asistió un único concejal,
Miguel Ángel, y, no por ser concejal, sino
por gustarle la poesía, y por amistad. Y es que la poesía debiera tener más poder que las
ideologías, y que el color de los ojos, y que el carnet de identidad. Como dice
Adonis, poeta sirio: «La línea recta / es círculo en el amor». Unas pocas
palabras y una definición exacta y romántica de lo que es la poesía: un latido
recto, que, en el amor (en el poema), se hace círculo, anillo de boda, beso que
alienta. En el beso se da y se recibe aliento: la línea recta del amor. Lo mismo
entre el poeta y su lector, ambos se dan y se quitan algo, se dan y se quitan
belleza, luz, vida. El uno aspira y el otro, como bálsamo para sus debilidades
o como fuerza para su grito: «¡Libertad!», le deja la palabra. En todo caso,
Diario, y como dijo Larra: «Agotados los hechos, nacen las palabras», en las que habla el asombro del mundo (19:05:57).