miércoles, 28 de marzo de 2018

28 de marzo de 2018. Miércoles.
ACEITE CONSAGRADO

Iluminando la oscuridad, en Tallín. Estonia. F: FotVi

-Ayer se celebró la fiesta del aceite consagrado. El aceite, ese don lento y verdoso, y que a veces ilumina, se embellece en el fervor cuaresmal. La semana santa, que hace santas tantas cosas, eleva al aceite a la categoría de cosa de Dios. Sobre él, se dijeron preces y oraciones con las manos extendidas del Obispo y del Presbiterio, que hicieron que el aceite fuera, místicamente, tocado por Dios y dado a los hombres para su consuelo. Se bendijeron el óleo (aceite) llamado de Catecúmenos (o el que escucha) y el de Enfermos. Y se consagraron el Santo Crisma (aceite y bálsamo mezclados) con el que se ungirá a los que se bauticen, ordenen, o confirmen. Santo Crisma, o aceite de Cristo. Estos son los tres aceites que ayer se bendijeron y consagraron en la Catedral, con el obispo como celebrante mayor, y, a su lado, los sacerdotes, formando el Presbiterio, o la luz y la palabra de la iglesia, su columna vertebral. En los santos óleos se nos acerca el Espíritu Santo, que trata de santificarnos. Siempre se dan con un dedo mojado en el óleo que unta la frente, o las manos, o el pecho de aquel que desea ser redimido. Y fortalecen, medicinan, agilizan y dan buen olor. El olor de la santidad, o el de las buenas obras, que confirman dónde llamea la fe. Ayer, Diario, el obispo y sus sacerdotes bendijeron y consagraron estos santos óleos, que ayudan a revitalizar en el creyente lo que aparece maltrecho y fatigado, desfallecido, o a punto de oscurecerse (19:13:34).

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