sábado, 7 de marzo de 2020

7 de marzo de 2020. Sábado.
¿VOLVERÁ MAÑANA?

Me mira y canta, en el jardín. Torre de la Horadada. F: ForVi

-El día un poco más fresquito que ayer, pero espléndido. Hay un pájaro, un verderón creo, que me mira desde el árbol, y a través de su mirada me envía su canto, que es fino como el cristal. De pronto parece que se fuera a quebrar, pero no, el canto se vuelve más dulce y claro, como si estuviera hecho de fibra de  luz, y la fibra se dobla pero no se rompe. La luz siempre fluye recta, como la inocencia del niño o el tallo de trigo. Hace tres días que este pájaro viene al árbol que cae frente a mi ventana y canta; creo que para mí. No hay nadie más que lo escuche, ni que lo ame como yo. Eso creo. Nadie pasa bajo el árbol, nadie lo puede oír, salvo un servidor al que mira y a quien dirige y celebra sus músicas. Cuando acaba el concierto, variado, lírico, emocionante, hace unos gestos que yo entiendo de despedida, lanza su última sílaba musical, Diario, y se marcha. Y me queda la duda: ¿volverá mañana? (19:26:42).

viernes, 6 de marzo de 2020

6 de marzo de 2020. Viernes.
BAÑADOS DE AZUL

Contemplando las cosas desde el azul, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Todos los árboles y tejados, con la torre de la catedral allá al fondo, aparecen, en Murcia, bañados de azul. Aquí, donde el coronavirus, esa especie de plaga egipcia, aún no ha llegado –toco madera. Es como si el azul espantara a esa cosa maligna. El azul es el color del agua y del planeta, y donde la palabra y sus silencios también son azules, y la inocencia, y la transparencia del alma del niño. El azul es el color de la espiritualidad, donde casi se vislumbra el alma de las cosas y sus sueños, y hasta, en ocasiones, sus cicatrices. Luego, Diario, se ha ido torciendo el día: el azul ha ido dejando paso a unas nubes blancas como lana y a un viento, en las esquinas y en los árboles, revoltoso y enredador. Yo, entonces, he pedido que nuestras vidas se vistan de azul, y, si es posible, que Dios sea el pincel que nos diseñe, y, con amor, nos libere de nuestros miedos y cobardías, de nuestros fantasmas, dejándonos soñar sin velos ni tormentas en los ojos (18:54:45).

jueves, 5 de marzo de 2020

5 de marzo de 2020. Jueves.
LA OTRA EPIDEMIA

La terrible Gorgona, en Las Canteras. Las Palmas de Gran Canaria. F :FotVi

-Te acuestas con el bicho coronado y te levantas con la misma música de alarma. Coronavirus para allá y coronavirus para acá. Y el miedo, como un depredador insaciable, nos acosa. El miedo es libre, pero igual lo es la esperanza, y yo me digo que por qué no vivir más en la esperanza que en el miedo. Ocultar, por ejemplo, los números de los contagiados y hablar de los millones de seres que todavía no han sido alcanzados por este pequeño demonio, o por esta falta de ortografía encontrada en este bello libro de la vida. Los medios de masas nos acribillan todos los días con cientos de mensajes de intimidación, que si hay cien, doscientos casos más, y no veo que nadie hable de la esperanza, el más luminoso y eficaz de los antivirus, el médico más cuidadoso y maternal de todos. Qué hermoso aquello que dijo Martin Luther King en uno sus discursos, llenos de palomas voladoras y luces nuevas. «Si me dijeran que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol». La esperanza, con la fe y el amor, es una de las tres virtudes teologales, o las columnas talladas del templo de la vida, y que hurgan en el silencio de Dios. Sería bueno, Diario, que las dejáramos (a las tres) hacer un nido en nuestro corazón asustado, y que, de este modo, desterraran el miedo, la otra epidemia que nos hostiga (19:00:14).

miércoles, 4 de marzo de 2020

4 de marzo de 2020. Miércoles.
ESO CREO YO

El bichito en su trapecio, riendo. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Creo en Dios y, con condiciones, en la ciencia. Y también con condiciones en los que en lugar de a Dios pusieron a la ciencia en su pedestal. Es decir, soy agnóstico con respecto a la ciencia y creyente en Dios. No es que diga que no creo en la ciencia, que sí: creo en la ciencia, pero no hasta el punto de divinizarla. Lamento y rezo por los que han sido alcanzados por el virus coronado (mañana me puede tocar a mí), ese parásito microscópico, impertinente, glotón, sin elementos propios en los que poder sobrevivir, y que tiene la necesidad de refugiarse en una célula para poderse reproducir. Y es en este proceso de supervivencia, cuando el tal bicho puede ser dañino, hasta el punto de poner en alerta a sabios, a pobres, a ricos, a ciudades, a naciones (políticos), y hacer temblar y acongojarse al planeta, con gemidos y lágrimas de impotencia. Es entonces cuando caen en la cuenta de que la ciencia (esa diosa) que habían colocado en el pedestal de Dios, no les soluciona todos los problemas, y, levantando los ojos al cielo, lloran la contrariedad. Y, como niños, se ponen a estudiar al bichito, que, bajo el microscopio, ríe, llora, se esconde, hace visajes (es como un Charlot inquieto), hasta que el sabio logra dar con su ADN o su ARN, y hallado el medicamento adecuado, destruirlo. Y en esas estamos: rogando y con el mazo dando; que una cosa, Diario, no quita a la otra, o eso creo yo (19:02:58).

martes, 3 de marzo de 2020

3 de marzo de 2020. Martes.
LUGAR DE MARAVILLAS

Despertando al nuevo día, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FoTvi

-Al despertar, bostezo, y se me llena la boca de luz, con un misterioso gusto, como de sueño masticado. Y es como si rumiara el silencio, o la sed, o la tranquilidad del dormir sobre el lado izquierdo. Todo envuelto aún en un medio sueño que me empaña los ojos. Ayer fue un día ventoso, hoy, por el contrario, un día sereno, aunque nublado. Antes de llegar al baño, doy unos traspiés; y digo: «Vicente, despierta», y vuelvo a bostezar, y, con el bostezo, me viene una sonrisa a la boca, con gusto de hueso de dátil lamido y relamido. Me afeito, me ducho: por fin, despierto. Rezo, desayuno, y leo la prensa: el mismo ramillete de cosas leído ayer. El coronavirus invasor; y el Doctor Chiste haciendo de las suyas, es decir, haciendo lo contrario de lo que prometiera antes de las elecciones. Lo que nos puede crear un serio peligro. Pues como dejó dicho Víctor Ruiz Iriarte, dramaturgo: «El delito de los que nos engañan no está en el engaño, sino en que ya no nos dejan soñar que no nos engañarán nunca». como el hortelano la mala hierba en su huerto, nos cortan los sueños, con tijeras grandes. Con el Doctor Chiste acabó el poder soñar: mató el sueño de la verdad, acabó con la capacidad de poder vislumbrar en próximos sueños, Diario, lo que pueda ser la utopía, ese lugar de maravillas (13:05:26).

domingo, 1 de marzo de 2020

1 de marzo de 2020. Domingo.
CON AMOR SE PAGA

Fuego, amor en el jardín. Murcia. F: FotVi

-Ha nacido marzo y el año ha dado un paso más hacia su final y a mi final; final que espero en paz y con todos los sueños (o casi todos) cumplidos, salvo uno, el más excitante: el de darme de bruces con Dios. «¿Cómo será el rostro de Dios?», me pregunto. Y es que los domingos, no sé por qué, me parece tener a Dios más cerca de mí. ¿Será por la misa celebrada? ¿O porque me cuesta menos mirar y entender al prójimo? ¿Será que va penetrando en mí el lenguaje del Papa Francisco sobre el sueño de Dios? «Vivimos –dice– para realizar el sueño de Dios: vivimos para amar». Del Amor no puede brotar más que un sueño amoroso, una fuente de amor. «Dios es amor», dice San Juan. Es la definición más exacta y definitiva de Dios. Y si él, en su ser más íntimo, en su intimidad más suya, es amor, sus sueños no pueden ser otros que sueños de amor. ¿Sueña Dios? Digamos que sueña, y que los sueños siempre nacen de aquello que está hecho el ser que los tiene. Él es amor, pues que sus criaturas, las predilectas –se hizo hombre y no ángel– también sean amor: será el salvoconducto para ver el rostro entrañable de Dios. Amor, Diario, con amor se paga (19:01:37).

sábado, 29 de febrero de 2020

29 de febrero de 2020. Sábado.
LA FLOR DE LA ORQUÍDEA

Irradiando belleza, en Murcia. F: FotVi

-Ha abierto la flor de la orquídea y ha llenado todo, a su alrededor, de un delicado esplendor. Es la levedad de la belleza, que se confunde con lo que es espíritu o el simple aliento que escapa de la boca al decir una palabra. Junto a los libros, la orquídea brilla con luz propia, como joya encendida. Es como si la orquídea hablara al libro y le dijera: «Ambos somos hermosos», y lo son, pues ambos, al abrirse, muestran su encanto, y seducen. El libro con sabiduría e historias, la orquídea con la linda luz de su encanto. El libro se hace de capítulos y la orquídea de sépalos, pétalos y labelo, donde recibe el polen del insecto y el ave: o el amor de la naturaleza. Sus capítulos. De Grecia nos llegó la orquídea, como la poesía y la filosofía, ambas, Diario, sabiduría, y rutilante belleza, irradiación (19:38:37).

viernes, 28 de febrero de 2020

28 de febrero de 2020. Viernes.
NOS GOBIERNA UN CHISTE

Así son los aplausos comprados. El Roto. El País

-Iba a escribir: «Nos gobierna un mal Chiste y todo es una bufonada aciaga, trágica». Lo iba a escribir, pero, por no herir a personas que de buena fe votaron al tal Chascarrillo, no lo escribo: lo dejo en la punta de la pluma y, mientras, miro al Caos. El Chiste, que suele provocar risa si es bueno, causa desazón, congoja, si es malo. Y esta Broma que nos gobierna, es malo de entraña, y a sabiendas. No le importan nada las palabras que le advierten de que un mal Chiste no puede gobernar una nación, ni causarle bienestar, y que jamás hará reír a nadie, salvo a su cohorte de paniaguados. Ya lo advirtió Orwell, el autor de 1984: «Si quieres vivir con libertad, es conveniente que obedezcas a lo que mandan». Claro, que con una libertad manchada, sin brillo, mezquina, herida. Una libertad borrosa, sin la claridad de lo óptimo, sino embadurnada, Diario, por la villanía y el mal sabor de la rendición, rendidos ante la cuchara que te da de comer lentejas para hoy y vergüenza para mañana (19:14:20).

jueves, 27 de febrero de 2020

27 de febrero de 2020. Jueves.
CÁNTICO INTERIOR

Oyendo el rumor de la savia, en el jardín. Torre de la Horadada, F: FotVi

-Salgo a pasear y me dejo bañar por el sol de la mañana, como si me lloviera del cielo oro ardiente. Mientras camino, me despojo de ropas, y sueño despierto. Y con Posidonio, filósofo de la antigüedad, conocido como el Atleta, puedo decir aquello de que he oído «el chirrido del sol incandescente al meterse en el agua». Crujiendo y echando chispas. Pero sin quemarse. Como la zarza ardiendo que vio Moisés en el Sinaí. Contemplo así la creación: el árbol, los rosales todavía sin flor, el gorrión saltarín, la levedad blanca de la mariposa, la luz gozosa del día, y elevo mis ojos al cielo y doy gracias al Creador por este regalo. Al tiempo que pienso que este regalo, este don –y en este momento– es solo para mí; para mí que se me permite escuchar el himno de belleza y luminosidad que estos seres están trasmitiendo en silencio, mientras el resto del mundo, sin enterarse, va a lo suyo, con el temor del coronavirus en la mente y la prisa en los pies. En la Avenida de la Fama es día de mercado: día, pues, de olores, de miradas, de tropiezos. Un servidor, sentado en un banco, Diario, aviva el oído e intenta escuchar, con el sigilo de la savia y el brote imperceptible del tallo, a la primavera que llega. O como diría Claudio Rodríguez: oír (con oído místico, digo yo): «el cántico interior» de las cosas (19:18:57).

miércoles, 26 de febrero de 2020

26 de febrero de 2020. Miércoles.
Y SE HIZO LA CENIZA

Fuego en el cielo, ceniza en la tierra. Murcia. F: FotVi

-Llegó el carnaval y se hizo la ceniza. Al final, toda la gloria del mundo, su esplendor más dorado, la carne más bella, se convierten en residuo, en polvillo de vanidad, en un silencio gris y cruel, en postración. Porque la ceniza es, sobre todo, rodilla doblada y adoración abatida a la nada. La ceniza se hace en el hogar, con la hoguera, tras ser fuego y danza, y belleza, y, de igual modo, con el cuerpo sin vida, que también ha sido fuego, danza y belleza, en el sepulcro. El sepulcro es el último hogar de la vida donde todo fenece, hasta lo más sublime de la raza humana, el pensamiento. Ahí queda todo: en el revoltijo de los huesos mondos y lirondos de la nada, salvo la inquietante verdad de la fe, que insiste en la realidad y existencia de lo invisible, donde aparece el rostro misericordioso de Dios, o el interrogante, la duda, que siempre atormenta (18:11:52).

martes, 25 de febrero de 2020

25 de febrero de 2020. Martes.
EN SAN PEDRO

Celebrando a Dios. En una iglesia de Zakopane. Polonia. F: FotVi

-Voy a San Pedro y me encuentro con la amistad. La amistad del abrazo de los amigos y el beso y los ojos emocionados de las mujeres, en la calle, donde nace –y se hace– el pueblo. Ese pueblo sencillo que celebra la luz y la tiniebla, la misa y el carnaval. En familia. Recuerdo cuando en el bar tomaba la cerveza con el pescador y el obrero del campo, con el que iba y con el que no iba a la iglesia, con el bien vestido y con aquel hombre llamado Alegría, aquel sabio que mendigaba un vaso de vino por los bares, hablando de Platón y de Aristóteles, de la risa y del dolor, de lo humano y lo divino. Pues este es el resultado gozoso y festivo de todo aquello. En aquellos momentos sembraba la amistad en la iglesia y en el bar, en la visita a los enfermos, en el dar la mano ya fuera mano de oficina y pluma o de remo y azadón, y esta amistad, ahora, ha crecido, Diario, como un roble de vida y refugio, y me ha cubierto con sus poderosas ramas, las ramas del beso y del abrazo, de la cercanía y la emoción, del afecto más fuerte y celebrado (19:16:58)

lunes, 24 de febrero de 2020

24 de febrero de 2020. Lunes.
CAOS EN CANARIAS

La calima en el Aeropuerto sur, Tenerife. De los periódicos.

-Otro día espléndido, con la mermelada del sol endulzando el día. En Canarias, por el contrario, brumas y calima. Como si el desierto y la arena se hubieran hecho aire y cielo, y respiración, es decir, oscuridad. Debajo de la cortina de polvo y fosca, las ciudades se hacen desolación, y, aunque recen, no pueden mirar al cielo porque se lo impide el tejado color cobre que cubre su existencia. «Caos apocalíptico en Canarias», se lee en la prensa de este lunes. Vientos huracanados, incendios, el aire más contaminado del planeta, terremoto en la isla del Hierro, y queda la lluvia roja prevista para esta tarde del lunes. Con la llegada de una plaga de langosta africana, culminan las calamidades acumuladas en estos días en las islas, donde la paz y la vida sosegada son el regalo diario para este lugar con fama de paraíso. Fama que, además, es verdad sencilla y contrastada. A mí, Diario, no me queda más que rezar para que esto acabe pronto y bien, como acaban las cosas que Dios toca; pues, ante el rezo, no hay calima que pueda impedir subir al cielo la oración humilde de un pobre pecador que pide auxilio;auxilio que espera de lo alto, como lluvia limpia y purificadora, lluvia primaveral (19:26:22).

domingo, 23 de febrero de 2020

23 de febrero de 2020. Domingo.
LUZ Y SOMBRA

A veces, éstos son dignos de paz. Murcia. F: FotVi

-Ya huelen las acacias a primavera. Casi al tiempo que los almendros en flor, las acacias anuncian la primavera al caminante – son profecía – con su olor. Oler a primavera es como oler a maternidad, a raíz, a tierra removida, pero con lombriz. La lombriz es la portadora del oxígeno a lo oscuro de la tierra. Desde muy temprano el sol ha abierto sus hojas de libro y me ha invitado a leer. Leer su libro hermoso y dorado. Y, en el libro, esto dice el sol: «Soy luz y sombra». A la vez. Donde aparece la luz, al instante se crea la sombra, como la hija fea de la luz. Con la sombra se hace presente el lado oscuro de las cosas, lo mismo que en la vida. Hoy he leído una bella historia de claridad y sombras, de risa y tragedia. En Siria, donde la guerra y los bombardeos han sido el pan de cada día, un padre hace creer a su hija pequeña, Salwa, de tres años de edad, que las bombas que caían sobre ellos eran fuegos de artificio. Y el padre le enseñó a reír, como reían los niños en la fiesta musulmana del Sacrificio, celebrando los cohetes que subían al cielo y explotaban. «¿Es un avión o un proyectil de mortero?», le preguntaba el padre cuando oían el ruido del avión. «Un mortero», contestaba Salwa. «Cuando venga nos reiremos». Y esperaban a que sonara la explosión de la bomba, para partirse de risa el padre y la hija. Lo cuenta en un vídeo entrañable, que invita a pensar en lo oscuro y pavoroso de la guerra, en los torcidos, espurios y deplorables intereses de aquellos que la hacen, no importándoles nada la muerte, aunque sea, Diario, la muerte inocente y terrible de los niños, que abren los ojos absortos sin entender, y, a veces, con la inocencia en el semblante, ríen (12:25:54).

viernes, 21 de febrero de 2020

21 de febrero de 2020. Viernes.
DISFRAZ DE CARNAVAL

El Gran Bazar: en el que todo se vende. Estambul. Turquía. F: FotVi

-Ante tanta mentira, dudo que sea verdad la verdad que intento escribir: que el mal existe. Espero que Dios no mienta, o se haga reacio a defender y preservar la verdad. Confío en que Dios mantenga como algo obsceno la mentira, su octavo precepto, aunque se admita en política y no esté entre los mandamientos de su ética. ¿Qué hemos hecho, Señor, para tener que nadar entre tanta falsedad? Es este un ambiente putrefacto, que huele a disfraz de carnaval, a mentira institucionalizada. No creo en esta democracia de la mentira y el chantaje, democracia en la que hoy se niega lo que se afirmó ayer, democracia donde es posible aparecer con todas las caras, las del embuste y el fingimiento, la del cuento y la patraña. Para estos equilibristas de la alcahuetería ya no vale el aserto de Gandhi: vale más ser vencido diciendo la verdad, que triunfar por la mentira, había dicho. ¿Eh, Sánchez, Iván y compañía? Habéis encendido la mentira con la cerilla de la verdad y se os está quemando la Legislatura. Decía Maquiavelo que el que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra. Y El Cantar de los Cantares: «llega el tiempo de la poda, el arrullo de la tórtola se oye en nuestra tierra»: aunque ellos (los Sánchez, Iván y compañía), envueltos en su mentira, Diario, no la oigan; los bellos cantares, sus melodías, no son para ellos (17:56:48).

jueves, 20 de febrero de 2020

20 de febrero de 2020. Jueves.
EL HUMO DE LA FUGACIDAD

El cielo, como la pipa del fumador. Murcia. F: FotVi

-Internet se ha fastidiado y no responde. Me ha pasado como el que fuma en pipa y, de pronto, se queda sin tabaco, sin combustible. Así la pipa en la boca no le dice nada, pues no echa el humo de la fugacidad, que es, ante todo, su distracción. Tras la chupada y con el humo, ve pasar la nada por delante de sus narices, y mirando al tendido. La distracción del fumador es el humo, símbolo, en su vida, de las cosas que pasan, de lo que es inestable, pérdida, pues, y no ganancia, niebla que tapa al sol. Esta mañana me he quedado sin el cigarrillo de la noticia y sin visión –casi siempre interesada– de la realidad. Según el periódico, así es la información sobre determinados asuntos: o clara y azul o confusa y tiznada. Echemos una mirada a lo que sucede hoy en la España de la política y el cachondeo: en El País, todo, o casi todo, es correcto, no hay nada que criticar o comentar, todo es normal, Sánchez es un lince y del Delcygate –o el caso de una vicepresidenta de Venezuela que estaba donde no debía de estar– ni una palabra, nada, no ha sucedido. Sin embargo para ABC, Sánchez es un fulero, un dicharachero mentiroso, y el caso de la vicepresidenta que, según Marlasca «No había pisado el aeropuerto», va para rato. Total, Diario, que, al fin, me he dicho: «¡Qué alegría volver a la claridad!». Sin internet ha sido como ponerme la pipa sin tabaco en la boca, y, al no echar humo tras la chupada, poder ver el cielo azul y las palomas volar, sin importarles el mercado de los jueves en la Avenida de la Fama, volar solemnes y plenas, como sueños voladores (20:14:14).

miércoles, 19 de febrero de 2020

19 de febrero de 2020. Miércoles.
ASÍ SALÍ DE ALLÍ

Las de Villadiego, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Se me puede invitar a tomar el sol «a tomar las de Villadiego». Tomar el sol es una costumbre luminosa y agradable, sobre en todo en invierno y sentado en el café tomando un cortado y viendo pasar a la gente o enganchada al móvil, o liberada. Quiero decir liberada de sus obsesiones, de sus pequeñas excentricidades, de sus manías infantiles. Como la obsesión, la excentricidad, o la manía de ir encadenada al móvil, como el pájaro a su vuelo. No hay nada más ridículo que ver a un móvil por la calle tirando de una persona – ¿o es máscara?, en el Diccionario: objeto de risa –. Es como la madre tirando del niño para llevarlo al colegio, o el humo que anuncia el fuego, o el canto del mirlo que anuncia la primavera. Solo que el móvil es un trasto, y la madre, o el humo, o la primavera son signos de ternura, de aviso, de latido musical de la esperanza: acabado el invierno, llega, como un nido que se abriera, la vida. Hoy alguien me han invitado «a tomar las de Villadiego», y allí estaría, muriéndome de aburrimiento, sino no hubiera escapado a tiempo; pues es este un lugar sin gente normal, en el que no hay más que individuos huidos de sí mismos, sin esperanza de poder volver de donde los echaron, y, además, resabiados. Yo he visto, Diario, que no podía estar allí, y, como San Juan de la Cruz, salí «a oscuras y en celada / estando ya mi casa sosegada», y «en una noche dichosa / en secreto que nadie me veía». ¡Ay! Así salí de allí (09:56:05).

martes, 18 de febrero de 2020

17 de febrero de 2020. Lunes.
DAR LA VIDA

Una foto es un recuerdo, que vive. Mileto. Caria. Turquía. F: FotVi

-Olvidar es un descuido de la memoria; se olvidan las risas, los sueños amables, al amigo con el que celebraste cosas hermosas, pero no lo que te hizo sufrir. El sufrimiento, por el contrario, aunque cicatrice, siempre deja huella de su paso, como la señal de la vacuna en el brazo. En el hecho de sufrir, la memoria se halla permanentemente alerta, como la abeja ante el néctar de la flor. ¿Qué quedó de Jesús? La cruz, como signo o trazo de su amor por la humanidad. Todo lo demás, palabras, milagros, gestos, miradas, quedan en un segundo plano: en el cristianismo siempre emerge la cruz como el rasgo más sobresaliente en la vida de Jesús. Cuando se habla de amor, se mira a la cruz. Ya lo dijo Jesús: «El amor más grande es el del que da su vida por sus amigos». Dar la vida, Diario, o el supremo sufrimiento. No hay otro mayor (19:08:14)

domingo, 16 de febrero de 2020

16 de febrero de 2020. Domingo.
ALELUYAS BRUMOSOS

La luna y la nube, como himno de vejez. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Domingo y niebla; o domingo de aleluyas brumosos. Los aleluyas se revisten de sayo y de pobreza, es otro modo de celebrar el día del Señor. También el cielo mira a la pobreza, para iluminarla, darle esperanza, y, si viene al caso, remediarla. El sol, sin embargo, trata de sacudirse la sombra (su sombra), como el señorón del puro que intenta quitarse al pobre de encima, dándole unos céntimos. U olvidándolo. Y lo hace con la indiferencia del satisfecho. Hoy nos hemos reunido 11 fieles para celebrar la misa: 10 curas y un seglar. Todos nos hemos congratulado, pues cada domingo nos solemos reunir no más de siete. Hoy por poco llegamos a los doce que reunió Cristo en la última cena. En este memorial de su cena, que es la misa, Cristo estaba, pero sus discípulos solo hemos llegado a 11. Sin embargo, la oración ha brotado populosa y distinta, aunque con síntomas de cansancio. En boca de un anciano, hasta la oración jadea, y, por el camino, se pierden palabras entre las mellas de los dientes. Pero es oración que alaba, reflexiona, pide, y da alegría. El seglar, Óscar, era el único joven que rezaba con nosotros. Y es que celebrábamos la misa de un compañero fallecido el martes, muy amigo suyo. Este domingo hemos cumplido con Dios, con el amigo y con nosotros mismos. Y como dice el salmo, Diario, hemos cantado al Señor un himno nuevo, sin arpas de diez cuerdas, pero con la alegría, un poco cansada, de los muchos años de sus intérpretes (19:11:12).

sábado, 15 de febrero de 2020

15 de febrero de 2020. Sábado.
CENIZAS

Chispazo entre las nubes, fuego. En Murcia. F: FotVi

-Ya es sábado; otra vez sábado, como una repetición del fuego. El día puede ser distinto, pero el tiempo siempre presenta el mismo rostro: el de la huida. Como las llamas del fuego que se presentan como queriendo salir de sí mismas hacia ninguna parte. Bullen, se afanan, pero quedan amarradas al tronco que les da vida. Hoy se cumplen 75 años de la destrucción de la ciudad alemana de Dresde. La Florencia del Elba, la llaman. La belleza era su seña de identidad: el arte y la cultura la adornaban de un ambiente sabio y distinguido. El río Elba lamía sus raíces. Y no dividía, los puentes hacían de abrazo entre sus orillas. Ejemplo: el grandioso puente de Augusto. Pero llegó la guerra y, ya al final, la bombardearon sin piedad. El fuego la consumió. Así es el tiempo, Diario, como un fuego que todo lo arrasa, sin misericordia, sin paz, deslumbrante, mientras acumula ruina y cenizas, melancolía (18:05:01).

viernes, 14 de febrero de 2020

14 de febrero de 2020. Sábado.
LECTURA

A la soledad, a veces,solo la visitan las palomas del parque. F: Periódicos 

-He empezado a leer la novela Las historias de Marta y Fernando, de Gustavo Martín Garzo. No la había leído porque no suelo leer los premios literarios, la mayoría son solo intereses editoriales y mentiras literarias. Esta ganó el Nadal, y fue –ahora lo descubro– como si hubieran revelado el negativo de una maravillosa foto. La foto sencilla y dulce de las peripecias de una pareja de nuestros días, sin grandes complicaciones argumentales o lingüísticas. Pero hermosa. Como lo es toda vida que se mueva entre el cariño y el trabajo, entre el humo del café de la mañana y el descanso de la noche, donde se dan cita la luz y las sombras del amor, entre las sábanas. Seguiré leyendo, como la hormiga que sigue, salvando dificultades, con su brizna de tamo de trigo en las pinzas de su boca hasta depositarla en el silo repleto del hormiguero. Seguir leyendo historias, Diario, es hacer de la vida un cuento terrible donde van y vienen hadas, y bellas durmientes que viven en el beso de un príncipe, y el mago de Hoz, en el que hay espantapájaros que hablan, un león cobarde o un mago feroz con una cabeza de fuego y humo. Es decir, la vida y sus fantasmas, con sus ángeles (19:11:53).