viernes, 31 de diciembre de 2021

 31 de diciembre de 2021. Viernes.
BIENVENIDO SEA 2022

Cuesta de enero, que nos sea leve. San Javier. F: FotVi

-Un trocito cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, cada milésima de segundo, etcétera, termina por acabar con el tiempo. El tiempo no es eterno, como diría Marx. No el Marx marxista, pesado, hosco; sino el Marx Groucho, el lúcido, el lírico, nos hacía reír. Y es que un mordisco aquí y otro allí, muchos mordiscos, infinitos mordiscos, y sucumbe la tarta, la tarta del tiempo. Sin darnos cuenta, nos hemos comido el año 2021, tan extraño, feo y convulso. Tan pandémico. Tan sanchista. Ha fenecido entre espasmos de pobreza y toda clase de carencias, hasta zoológicas. (Hablo del zoo humano). Y sobre todas estas carencias, se echa de menos la del asombro, que es cualidad esencial para hacer filosofía, y poesía. Y sin esta cualidad, la sociedad está llamada a la extinción. Advertía San Agustín: «Así como toda carencia es desgracia, toda desgracia es carencia». No asombrarse, pues, desgracia en una sociedad en su mayoría aborregada y estéril. Tonta. Y como sucede que nada nos asombra, ni la mentira, ni la falacia, ni el disfraz, para administrarnos y conducir nuestros destinos se nos cuelan alguacilillos –alguacilados– del más bajo estilo mendaz y cínico. Quevedo los definía como peores que el diablo. Ya se trate de políticos, jueces, clérigos, o inspectores de hacienda. El tiempo encerrado en la cápsula del año 2021 ha sido malo, las cosas han venido mal dadas. Y menos mal que ha pasado, y lo hemos visto, gracias a Dios. Muchos otros –objeto de mi oración– no lo han podido contar. Pero como sucede con los reyes, muerto el rey, ¡viva el rey! Es decir, ido 2021, esperemos que 2022 sea mejor que el anterior, o no tan fresco y desvergonzado. Que sea políticamente incorrecto; es decir, que sea más libre. Que, con la ayuda de Dios, la calamidad, Diario, deje paso a la esperanza, y ésta, a la felicidad, y que sea éste un año más humanitario, con más amor por todo, y en todo (12:02:44).

jueves, 30 de diciembre de 2021

30 de diciembre de 2021. Jueves.
PENURIAS

La luna de fin de año, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: Fotvi

-En estos tiempos de penurias de todo pelaje –la pandemia, el paro, la política subida a la columna de la mentira, la ficción o la fábula de la democracia, la persecución al discrepante de lo políticamente correcto, los 6 millones de ciudadanos al borde de la pobreza, cierto periodismo vendido por un plato de lentejas, la pereza intelectual de muchos, etcétera–, en estos tiempos, digo, un trozo de sabiduría –pequeño, humilde, gota de agua que calma la sed– no estaría de más. Hay carencia de valores morales y cívicos, con sus correspondientes flecos relativistas y demagógicos. Sin embargo, hay un libro en la Biblia llamado Sabiduría, que inicia su andadura afirmando: «Amad la justicia, los que juzgáis y gobernáis la tierra». La justicia, como estrado o pedestal de la sabiduría; la justicia, tan maltratada en el mundo –¿también por nosotros?–, es colocada, sin embargo, en el umbral de la puerta del sentir y el juicio de Dios. «En alma maligna no entrará la sabiduría», sigue el libro. El Diccionario de la Lengua dice de la sabiduría que es «el más alto grado del conocimiento». Es decir, Dios prestando un poco de lo suyo –conocer, dilucidar, discernir, crear– a quien vive, sueña y actúa con justicia. Y no olvidemos que los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados, Diario, con su bienaventuranza: el Amor de Dios; lo dijo Jesús (13:09:58).

miércoles, 29 de diciembre de 2021

29 de diciembre de 2021. Miércoles.
ARDER DESDE DENTRO

Sol en la Glorieta, Murcia. F: FotVi

-24º grados hoy, y el cielo despejado. Esto es Murcia, casi todo el año. Es la razón por la que me conmueve la lluvia, y me asusta el frío. Amanecer vestidos de frío y caminar con una mano ocupada en aguantar el periódico y la otra en el bolsillo, debe ser como ir por la vida mutilado, y además tosiendo. Pero el más grave es el frío que viene de dentro. Hielo –témpano– en el corazón y en el amor y en las sonrisas, y en la amistad. Hay que ser como los libros –algunos–, que arden desde dentro, y, conforme se leen, van calentando el frío, que, en el corazón, acaba por hacerse hoguera, vecindad, amor. El amor nacido del frío, es el amor más duradero y que mejor arde. He leído un dicho, anónimo: «Una palabra amable, puede calentar tres meses de frío invierno». Jesús, nacido entre pajas, soporta el frío de todos los que tienen frío, en las calles de las ciudades, o en los campos de refugiados, donde los niños, entre alambradas, miran y no entienden, o en el frío de la soledad, en la que la melancolía y las lágrimas se hacen enfermedad crónica, que mata. Es mi experiencia: la fe lleva al amor, eleva la esperanza, y pone alas a la generosidad. Hoy, en Murcia, 24º grados; ojalá este calor pase del exterior al interior y encienda el corazón de quienes anden perdidos en los fríos del ambiente, para que les haga ser cirineos del que lleva una cruz, o haya bebido alguna decepción. ¡Ojalá, Diario! Todavía es Navidad (12:55:05).

martes, 28 de diciembre de 2021

28 de diciembre de 2021. Martes.
OJOS ASOMBRADOS

La rosa, norma de todas las rosas, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-En el día de los santos Inocentes, toco y silabeo la palabra inocencia. Y los ojos de aquel niño que fui, preguntándose qué sería el asombro. ¡O los ojos asombrados de asombrarse! ¿Los ojos asombrados son ojos o preguntas? La inocencia y la poesía se pierden cuando cesa el asombro, como el silencio si se chista. ¡Chis! La poesía, sin asombro, es una mala prosa, o como diría el poeta: «La rosa que ya no es norma de las rosas». El primer asombro de un niño son sus propias lágrimas: «¿Por qué lloro?», se pregunta. ¡Asombro! Cada pregunta que se hace un niño es un asombro que espera resolver tras la pregunta. Luego le responde la vida con lágrimas (cesó la inocencia), como al lamento del agua la fuente responde con más agua lamentándose. El arco del agua que cae, derramándose en la fuente, siempre es un lamento. Dijo el poeta: «He oído a la fuente llorar mi llanto, por la inocencia perdida del mundo». Y también: «Abril es una niña devorada por los tallos»; ¿o es el asombro que se marchita, cuando se empiezan a definir las cosas? Entonces: «¡Adiós, ilusión!». El asombro es la niña o el niño con un cometa: si se rompe la cuerda, escapa, y se acabó el asombro. Hoy, día sagrado de los Santos Inocentes, ruego, Diario, porque siempre exista asombro en los ojos del niño y del poeta, y así se hará verdad lo dicho por Víctor Hugo: «La fuerza más fuerte de todas, es un corazón inocente», y el mundo, de este modo, será un poco mejor y más feliz, y menos trágico (17:23:51).

lunes, 27 de diciembre de 2021

27 de diciembre de 2021. Lunes.
LA DANZA Y EL ÁNGEL

El ángel y la danza, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi.

-Esta mañana, al despertar, he abierto un ojo y ha saltado de él un ángel; todo ha sido levantar el párpado y saltar el ángel. Siendo así que yo andaba aún en esa especie de claridad de entre acuarela y difumino, o de entre el ser y no ser del apuntar del alba, lo he visto porque era luz, luz cegadora, destello. Me he vestido de fe y ha saltado el ángel. En Navidad –tiempo de ensueños– me gusta tratar con ángeles, y hay veces que los hallo a cada instante y en cualquier cosa. En el niño que ríe, en la madre que perdona, en el padre que por fin ha encontrado trabajo. En Navidad, se consiguen mejor los deseos. He ido a coger un libro (Arte, cine y sociedad, de Manuel Villegas) y allí, agazapado tras la portada, había un ángel. Y es que el arte y el cine son agentes de sorpresas –maravillosas, a veces– para la sociedad, y en toda sorpresa casi siempre cabe un ángel. O es la sorpresa el mismo ángel. En un mundo tercamente laicista y escéptico, con agnosticismos de vestir bien en sociedad, todo ángel que se precie ha de ser sorpresa. Vestido de agnóstico, qué bien se queda en determinada sociedad: sobre todo progresista. Escritor agnóstico, dices, y ganas un montón de enteros: ¡suena tan bien! El Nobel, el Cervantes, cualquier premio o recompensa te espera. (Vargas Llosa ya lo consiguió, el Nobel). Pues estaba, digo, el ángel en el libro de Villegas, entre el polvo del tiempo y la sabiduría de su letra impresa, y me invitaba a leer, y he leído: «René Clair es el que ha llevado la danza a sus películas de manera más lograda». La danza y el ángel, o la gracia danzante, he pensado. Y es que Navidad es tiempo de ángeles; hubo una época –la niñez– en que con sólo pensarlos aparecían a mi lado, como una gacela en el bosque; ahora, sin embargo, he de llamarlos y llamarlos, y alguna vez, Diario, con alegría por mi parte, me obedecen; ejemplo: esta mañana, al despertar. Pero, ¿era un ángel? ¿O era música lo que sentía? (17:21:55).

domingo, 26 de diciembre de 2021

 26 de diciembre de 2021. Domingo.
FAMILIA

Familia de Nazaret. F: Googel

-Digo familia, y se me llenan los ojos de bellos recuerdos. También se embellecen mis lágrimas. Desde que me acompaña el uso de razón, mi familia ha sido mi júbilo y mi orgullo. Una familia humilde, pero en la que aprendí a amar y a valorar el trabajo y la alegría de vivir. Y el darme a los demás. Recuerdo que, a veces, cuando salía de casa, mi madre me hacía una cruz en la frente y me decía: «Sé bueno». Nada más, y nada menos. Y, luego, trasto yo, lo era o no lo era, bueno, pero me servía para recapacitar y volver a intentarlo. Una y otra vez; y así, hasta hoy. Con el sabor a villancico de Nochebuena aún en la boca, nos encontramos con otro regalo de Navidad: la fiesta de la Sagrada Familia. La familia cristiana adora a Jesús como «el hijo de Dios vivo, que se hizo», además, «Hijo en una familia humana», dice San Pablo VI. Sin embargo Jesús, cuando llega su hora, se aparta de su familia sin olvidarse de ella. «¿No sabíais que debo ocuparme de las cosas de mi Padre?», les dice a sus padres que le buscan, tras perderse en su viaje a Jerusalén. Jesús ama a su familia, pero la deja para poder llevar a cabo su misión. Jesús mismo llegaría a decir que sus padres y sus hermanos eran los que hacían la voluntad de su Padre. Y así hasta la cruz, donde se escribe el penúltimo capítulo de esta historia de amor que es la vida de Jesús. El último capítulo será su resurrección, y la esperanza, para nosotros, de resucitar con él, de hallar la trascendencia, de ver, sin obstáculos, el rostro de Dios, de tocar su misericordia, de caer, Diario, en su Amor (17:32:11)

sábado, 25 de diciembre de 2021

 25 de diciembre de 2021. Sábado.
UN NIÑO NOS HA NACIDO. FELIZ NAVIDAD

Humilde Nacimiento, en Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Y llegado el tiempo, «la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros». Es decir, toda la Palabra, también la de los profetas, la llena de imágenes y ensoñaciones, y en la que Dios, adelantándose a los tiempos, predice su venida. «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande»; «acreciste la alegría, aumentaste el gozo…, porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado»; «…los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena noticia, que pregona la victoria»; «…y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios». Insistía Isaías, una y otra vez, con una riqueza de imágenes que fascinan, que cautivan, como si él mismo se asombrara de lo que veía a los lejos: esa Palabra, que «en el principio ya existía» –dice San Juan–, y que «Acampó entre nosotros». O aquellas otras de Miqueas: «Mas tú Belén de Efrata…, de ti ha de salir aquel…» Todas estas palabras –hermoso prefacio de algo sublime que había de venir, que había de suceder–, «se hizo carne»; o sea, se hizo hombre en su condición más débil, mortal, al punto que hubo quien no la recibió. La voz de los profetas, pues, es el gran adviento, la larga espera que el mundo vive hasta hallar a su Salvador. Y llegada la Palabra, los suyos la silenciaron, y la ley prevaleció sobre la profecía: «Vino a su casa y los suyos no la recibieron». «Pero a los que la recibieron –continúa San Juan–, les dio el poder ser hijos de Dios». Hijos, Diario, y no vecinos o alguien que pasara por allí; la profecía ha dado su fruto, y lo celebramos con un villancico en los labios, que habla de Paz y de Amor, y de hermandad, de un mundo nuevo vibrante, soñado, esperado por los siglos (11:55:19).

viernes, 24 de diciembre de 2021

 


24 de diciembre de 2021. Viernes.
BALBUCEO EN BELÉN

Mi humilde Belén, enorme en ternura. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-«Y sucedió –dice San Lucas– que… se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito». Y San Pablo: «Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres… ha aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre». Y ahora a nosotros sólo nos queda escuchar; escuchemos este idioma, nuevo, distinto, e intentemos deletrear la Palabra. Dejemos que el evangelio, palabra todo él –Buena Noticia–, nos hable, y nos señale el camino. Para la libertad sólo hay un camino: el de la verdad. «La Verdad os hará libres», dijo Jesús. Hoy la Palabra se ha hecho balbuceo en Belén, que es otro modo hablar, de decir, aunque sólo sea en un susurro infantil, sin deletreo de sílabas, pero susurro que expresa, y que, en ocasiones como ésta, se dice al oído, como las grandes cosas entre amigos. El evangelio, hoy, es sólo balbuceo: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado», dice Isaías. Un niño en brazos de María. Una vez más, la liturgia hace estos milagros: Emmanuel, en Belén, es un evangelio −gorjeo−, que, sin hablar, dice. A veces, la ternura está hecha de miradas y gorjeos. Sólo. Y yo, Diario, pido poder escuchar y entender este nuevo y hermoso modo de amor; amor que es sólo presencia y esperanza, y gracia de Dios, entre pajas, o el evangelio de los gorjeos (17:28:04).

jueves, 23 de diciembre de 2021

23 de diciembre de 2021. Jueves.
MISTERIO EN LA PAJA

Belén de arena, Las Canteras. Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi.

-Mañana se estremecerá el silencio: va a nacer la Palabra de Dios y se va a hacer evangelio, misterio en la paja, gorjeo celeste. Veremos a un niño, indefenso, llorar, reír, ser amamantado, dormirse, con un dedo en la boca, en brazos de María, la bella nazarena, virgen, y que, misteriosamente –Dios y el milagro–, es madre. María, o “Jardín de Dios" –Carmen–, en la tierra. Un día contaba yo que no había podido dormir, a causa de un poema que se me había enredado en la mente y no me dejaba estar. Me venía un verso, me levantaba, lo escribía, y me volvía a acostar. Todo empezó con este sencillo acontecimiento, con este primer verso, que me distrajo del sueño. La inspiración dio en mí, como si alguien escribiera algo en mi mente y quebrara mi descanso. Dio tan fuerte, que me levanté y escribí estas sencillas e impresionantes palabras: «Navidad es el misterio». Y ya no pude dormir, uno tras otro, los versos se fueron sucediendo, hasta el final, sensible y amable, con un niño riendo. Y, de este modo tan especial, vi amanecer, dichosamente. Éste, Diario, es el poema que me salió, como una nube fecunda que lloviera al Salvador; poema que hago felicitación, mi Felicitación –para todos– en Navidad.


Eso es, Diario: sed felices, si así os parece; sin forzar, como quien da una gota de agua en el desierto y el sediento la bebe con deleite, hasta agotarla. Gracias, por todo, a todos (11:56:53).


miércoles, 22 de diciembre de 2021

22 de diciembre de 2021. Miércoles.
NAVIDAD, LOTERÍA

Soñar no cuesta dinero, dijo el pobre. De mi colección. 

-Hoy, la mitología sale a nuestro encuentro y nos alía con Fortuna –o Tiqué–, la diosa de la suerte, del azar, del fasto. Día, pues, de ventura, de felicidad; pero también, si no toca la lotería, de disgusto, de –casi– frustración. Aunque menos, pues queda la salud, y la fortuna de que nazca Dios, y la otra fortuna, luminosa y creativa, nacida de nuestras manos esforzadas. La lotería –de Navidad– es el arma de guerra, sin embargo, de la diosa Fortuna. En este tiempo de desgracias, no viene mal una pequeña llama de luz –luciérnaga en activo, aunque sea pagana– en el día, de noche siniestra, en el que nos movemos. La pandemia, la crisis económica, tanto llanto, tanta pérdida, Gobierno reñido con la verdad, políticos, algunos sin alma, que cocean y escupen consignas, sin más trascendencia que el ruido, ruido de serpiente de cascabel. O de perversidad ruidosa. No obstante, como dijera Robert A. Heinlein, escritor de ciencia ficción: «La alegría más segura y generosa proviene de ser feliz por la buena fortuna de los demás». O, sin que toque la lotería, vivir la alegría de que le haya tocado al otro; es decir, en vez de lotería, Evangelio, y en vez de dinero, alegría, congratulación. Dice el Eclesiastés, libro sabio, que «la alegría del corazón es la vida del hombre, y el gozo, la prolongación de sus años». La tristeza, aunque se sea joven, hace viejos, cavernosos, y deprime al vecino del piso de al lado; dale al cercano la alegría de verte alegre, feliz, contágialo, enriquécelo, del bien de la amistad (12:09:36)

martes, 21 de diciembre de 2021

21 de diciembre de 2021. Martes.
BELLOS ACORDES DE CONVIVENCIA

Así amenecía, hoy, en Murcia. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Esta mañana, cuando el sol se anunciaba –todavía era solo un revuelo de claridad roja en el horizonte; luego, a ratos, lo han ocultado los nublos hechos llovizna, es invierno–, una bandada de palomas volaba valses en el cielo. Y, en el rezo, entre labios, he dicho: «Gracias, oh Dios, por volar con las palomas». Y he pensado que la palabra de Dios –«Y dijo Dios: “Bullan las aguas de animales, y aves revoloteen sobre la tierra en el firmamento celeste»–, jamás muere: es aliento –soplo– perenne en todo aquello que existe. Vuela en el vuelo de las aves y bulle en los animales que pueblan las aguas del mar. Quedar en las palabras es hacer objeto de permanencia –reliquia– aquello que se dice. Samsagaz, en Las dos torres, segunda parte de El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien, comenta: «Me pregunto si algún día apareceremos en las canciones y las leyendas». ¿Y a qué este interés? Para poder ser recordado junto al fuego, hecho recuerdo –presencia–, muchos años después: el recuerdo, en las palabras, es piedra tallada que habla de los acontecimientos pasados, haciéndolos brillar en la actualidad, como realidad que estuviera sucediendo ahora. Estamos viendo y sintiendo la fuerza de las palabras en este tiempo de adviento, que prepara la Navidad, te hacen recogerte, pensar, dulcificar tus iras, intentar poner en tono divino tu espíritu, hacerte villancico en las boca de los niños. Es decir, reír con el amor y la amistad, reconstruir el cielo nuevo y la tierra nueva, dar la mano y repetir con los ángeles: «Gloria a Dios en la alturas, y en la tierra paz». Paz y armonía, Diario, bellos acordes de convivencia en esta Navidad todavía maltratada por la pandemia, pero que vuela en alas de palomas de esperanza, en las que Dios –que nace– se hace un hueco en Belén (13:06:25).

lunes, 20 de diciembre de 2021

20 de diciembre de 2021. Lunes.
LA BELLA MÚSICA DEL ÓRGANO CATEDRALICIO DE TODAS LAS COSAS

El sol y la vida, en el cielo. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi.

-Sale el sol, me da en los huesos y sonríe en los ojos. Los ojos, a los que he enseñado a sonreír tras la mascarilla. El sol, hoy, se ha hecho legión, tropel, en la vida y en las cosas; alejadas las lluvias, ha llegado el sol, risueño y complaciente, y ha sacado de sus escondites a humanos y animales, y a plantas; hasta el hormiguero, esta mañana, se ha llenado de vida hacendosa. Y el pájaro, un gorrión, ha cantado: se le han instalado un racimo de corcheas en la garganta y, dejándolas ir, ha cantado. Se despereza un poco el otoño, y pone en marcha la bella música del órgano catedralicio de todas las cosas. En un día así, todo es canto, en el tiempo y en la vida. A pesar de las penurias económicas y morales de nuestra sociedad, y a pesar del miedo; la penuria, hoy, se hace, sin embargo, sol y esperanza. Un hormiguero se abre y suelta hormigas sin parar: nos da una lección de laboriosidad y no de holganza. El trabajo, tan necesario en esta hora de paro y apatías, y de abundacia de políticos intelectualmente difusos, acéfalos casi, y que medran a la sombra de lo progre –o mamandurria–, y del desahogo inmoral. Las hormigas se mueven y trabajan como si siempre estuvieran construyendo pirámides; bajo tierra, sin descanso. Para conservar la vida. Y pienso: Dios se nos da en la vida, y no en la muerte. «En Adán, todos mueren; en Cristo, todos vuelven a la vida», dice San Pablo. Vivir en Cristo es el anhelo de todo creyente, que vive en la esperanza de no morir para siempre; creer, vivir, esperar a Dios en el umbral mismo de la muerte, Diario, es vivir sin morir (11:40:13).

domingo, 19 de diciembre de 2021

19 de diciembre de 2021. Domingo.
SU «SÍ», LA LLENÓ DE DIOS

Anunciación, Fra Angélico. Florencia. Italia. 

-Domingo 4º de adviento, y la esperanza se enciende, llamea: «La Virgen dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel», profetizaba –soñaba– Isaías. Isaías veía, contemplaba el porvenir, y lo decía, exultante de gozo. María, tierra fecunda, habitación cerrada, pura, se entregará al Espíritu Santo, y recibirá en su seno la simiente del Hijo de Dios, que ha de nacer Emmanuel. Dijo «Sí», y su «Sí» la llenó de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu se dan cita en su seno y en él encarnan su Palabra, para que ésta «acampe» entre los hombres. Desde entonces, el nacido de María será «Dios-con-nosotros». Su tienda; es decir, sus llantos, sus risas, sus sueños, las palabras que dirá y las que se llevará con él, su vida toda –como un rosal–, vivirán en su tienda de peregrino, junto a la nuestra. Peregrino porque va hacia el Padre y lleva consigo, abrazado como un buen libro de muchas hojas, el racimo de la humanidad, para tratar de salvarla de sus errores, que la Escritura, desde antiguo, llama pecado. Del pecado del hombre vienen sus angustias y tribulaciones, sus caídas y desplomes, tantos abismos. Pero ahí está el Hijo, que, tras el Sí de María,  dice: «Me has preparado un cuerpo…Aquí estoy yo, oh Dios, para hacer tu voluntad». El otro Sí, el del Hijo, que hace posible el poder ser Hijo del Hombre. Y, así, con la luz de su vida, se escribe el evangelio, reflejo de María. Evangelio que anuncia el nuevo día, en el que Dios será Amor y Crucifijo; o Amor que se da partido en la Cruz y hecho claridad, repartición, en la Resurrección. Original eucaristía de Dios, Diario, que ya se nos anuncia en Navidad (12:05:06).

sábado, 18 de diciembre de 2021

18 de diciembre de 2021. Sábado.
UN MODO DE SUSPENSE

Llueve en Murcia, parpadeando. Casa Sacerdotal. F: FotVi

-Convertirse es un modo de suspense. Sólo quien no tiene fe puede convertirse a la fe. Convertirse es el trueque de «no tener» a «tener». Es carecer de algo que al fin se logra. En un lento proceso, a veces. A lo largo de la historia, conversiones ha habido muchas: desde Pablo a Agustín. Es como si Dios animara desde la clandestinidad. A ese animar, el creyente lo llama gracia. Dios no se deja ver, por no molestar, pero alienta. Dios es discreto. Aunque haya algún momento en el que se haga destello y deslumbre, y precipite así la conversión. A San Pablo este destello lo tiró del caballo, y creyó. Dios, pues, luz para la inteligencia. Ha habido conversos en cualquier ámbito de la ciencia y el arte. Y las causas o circunstancias casi siempre han sido distintas. Dios se deja ver por resquicios inverosímiles y extraños. Estos resquicios suelen ser la lectura o el ejemplo, o el afán de hallar respuestas a preguntas que uno se hace. Chesterton cuenta que el principio de su conversión se debió (si no del todo, pero sí en gran medida) a una lectura. Lo que a algunos causó pavor y aun un susto teológico, a Chesterton le produjo una alegría y un descanso especiales. Dice que un místico católico escribía sobre la Virgen María: «Todas las criaturas deben todo a Dios; pero a Ella hasta Dios mismo le debe algún agradecimiento». Así es: Dios le debe a María el haber dicho Sí a la propuesta del ángel, en la Anunciación. Y es que convertirse es un modo de suspense, de intriga inquietante, hasta que –con Dios sonriendo un poco entre bambalinas– sucede, y el milagro de la luz se consuma. Ah, decirte, Diario, que el día ha abierto ceniciento, como un bosque quemado, y llueve (20:23:28).

viernes, 17 de diciembre de 2021

17 de diciembre de 2021. Viernes.
UN SOPLO DE AIRE

Biblia de Gutemberg. Googer

-El libro, ese don que hace el bosque –el papel– al ser humano, en el que éste escribe sus sueños, sus debilidades, y aun la grandeza de ser inteligente. En los libros se cobijan, como en un baluarte, las palabras, que, según Irene Vallejo, en su libro El infinito en un junco, «apenas son un soplo de aire», pero aire caligrafiado que llena bibliotecas, y abre claridades a la sabiduría. Bien sea desde una biblioteca restringida, pequeña, con brasero para leer en invierno, o inmensa como la de Alejandría, que ideó e hizo casi infinita Ptolomeo III, rey de Egipto. Decía Cicerón: «Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín, ya no os faltará de nada». En el libro se ejerce la libertad, el pensamiento se enriquece, se vigoriza el espíritu. Es bálsamo y es acicate, y es, sobre todo, ciencia que llama, con nudillos de humildad –el libro–, a la puerta del conocimiento, para dejar en él su semilla. Desde los sumerios, año 4000 a. C., hasta nuestros días, el ser humano ha ido progresando en el modo de dejar escritos sus sueños, sus reflexiones, sus ideales. Primero fue en tablillas de arcilla, luego en rollos de papiro, en pergaminos, en tablillas de cera, en códices, hasta los tipos móviles que dieron origen a la imprenta, y con la imprenta –milagro– el primer libro impreso, la Biblia de Gutenberg, siglo XV, hasta nuestros días. Poseer una biblioteca, aunque sea limitada, es un privilegio, o como decía Pérez Reverte, «un proyecto de vida». En Egipto a las bibliotecas se las llamaba: «El tesoro de los remedios del alma». Sin bibliotecas, Diario, no existiría el pasado, y el presente se presentaría embrutecido, con la barbarie como única vereda posible hacia la perversidad y el desencuentro de los humanos entre sí y la naturaleza, originándose el caos inicial, la total aniquilación (18:04:21)

jueves, 16 de diciembre de 2021

16 de diciembre de 2021. Jueves.
EL AMOR, ESE ESTREMECIMIENTO

Pequeña llama blanca en el jardín. Estambul. Turquía. F: FotVi

-Me he puesto tan festivo hoy, que (muy de mañana) he escrito un poema; pero para no decirlo. Decirlo sería un acto de inmodestia y no lo entendería el poema, que habla de humildad. La humildad del agua, de la fe, del silencio que alberga en la vitrina una copa de oro vacía; también del silencio de Dios, tras el Big Bang. Yo no hablo del Dios en el que no creen agnósticos y ateos (dos ramas del mismo árbol), sino del Dios en el que yo creo: el que es Amor, y estremecido. Yo deseo participar de ese estremecerse de amor por algo, por las cosas más débiles, más inseguras. Lo deseo. Esta mañana me he detenido en contemplar una pequeña araña, parda, apenas un montoncito de cabeza de alfiler moviéndose por la barandilla del balcón. La miraba y ella, con sus varios ojos negros, terribles, me miraba a su vez; sus ojos en pareado, de dos en dos, como varias noches mirándome. Aunque apenas ven –dicen–, miran que asustan. Y me he detenido a mirarla porque es una parte del mundo, una mota del gran universo, y la he respetado, la he dejado ir, la he dejado en su afán de devanar hilos para hacer su trapecio, su casa del vivir y el cazar, y sus cuatro pares de ojos –terribles noches– mirando. Festivo, he hecho un poema, que no digo; pero que tú, Diario, en cuanto acabe estas notas sobre el amor, oirás: sobre ese estremecimiento –o vibración– de Dios, del que yo participo; y tú, si así lo deseas (18:16:32).




miércoles, 15 de diciembre de 2021

15 de diciembre de 2021. Miércoles.
ROPAJES PARDOS

Otoño y niebla, meditación en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi.

-Neblinas. El día, para decirnos que estamos en  otoño, se ha vestido de ropajes pardos y capucha monacal. Se ha hecho monje de Silos y ha humillado la cabeza, como recogido en oración. O quizá esté en oración; el tiempo, el espacio, las cosas todas, también rezan. A su manera, musitan oraciones. Y es que con estar, con ser –es la belleza modela por Dios–, ya dan gloria a Dios, es la suya oración o plegaria estática. La rosa –con serlo– ya está alabando a Dios, como la estrella o el mar, o el colibrí libando polen, o el silencio que deja una palabra tras ser dicha. «Prefiero un silencio a palabras necias», dijo el sabio, oyendo los rifirrafes –que no discursos–, que se tiran, con aerosoles de baba, en el Congreso los diputados. Los aerosoles del mal son más fluidos y persistentes que los del bien. Decía Borges: «No hables a no ser que puedas mejorar el silencio». Que los aerosoles de la estupidez no contaminen la pureza del silencio. El silencio en el bosque, en el mar, en el firmamento estrellado, es más elocuente que miles de discursos vacíos o, en todo caso, llenos de bajeza y de odio. Me quedo en los ojos de un niño, que, en su asombro, me dicen lo que yo no sabría decir con palabras. «Esa luz que sólo se escucha cuando nos desprendemos de nuestro yo», dice Cristino de Vera, el artista del silencio y de la luz; luz y silencio que extrae de pintar la tiniebla. Ahondar en el silencio, Diario, es entrar en tu interior y descubrir la luz y las sombras que te habitan, y que te hacen ser tú, y responder, volviendo la cabeza, cuando oyes tu nombre (11:39:24).

martes, 14 de diciembre de 2021

14 de diciembre de 2021. Martes.
JUAN DE LA CRUZ, POESÍA

Belleza de Dios en las alturas. San Salvador de Cora. Estambul. F: FotVi

-Digo San Juan de la Cruz, y la poesía se hace luz, cadencia amorosa en mi boca. La claridad me invade, me llena de la suave fragancia de su palabra. La poesía de Juan de la Cruz es toda ella ascensión, vuelo del alma, hasta dar –hallazgo místico, espiritual, gozoso– con Dios. Y una vez hallado Dios, «el rostro recliné sobre el Amado», dice el Alma, y la noche oscura se torna paz y regalo para la Amada. El Alma se abandona en el Amado. El Alma descansa en Dios, como en un prado de «azucenas olvidado». Hoy celebra la iglesia a San Juan de la Cruz, poeta del amor humano que se ensancha y estremece en el Amor de Dios. San Juan de la Cruz bebe en la Escritura Santa y la reescribe, vertiéndola en versos sencillos y de inigualable hermosura. La Sagrada Escritura es el alimento de su alma y de la poesía que de aquella emana. Escribe: «El efecto que hace en el alma el habla de Dios es enternecer y derretir de amor». «Tengo para mí –dice el escritor Ramón Llamas– que muchas de la experiencias místicas, que él cuida con tanto recato, las recibió en la lectura y meditación de la Escritura, especialmente del libro de los Cantares». El Cantar de los Cantares es poesía, que San Juan sublima, hasta parecer que sus palabras, imágenes, metáforas, las inventara él, de tal belleza adornaba sus escritos y poemas. Nos cuenta el P. Feliz García que, momentos antes de morir, cuando comienzan los religiosos que le acompañan a recitar la recomendación del alma, se dirige al Prior y le pide: «Dígame, Padre, de los Cantares, que eso otro no es menester». Y al oír los versos del Cantar, exclama: «¡Oh, qué preciosas margaritas». San Juan de la Cruz, destilaba poesía, como la luz destila claridad, colores, presencia, armonía. Hoy, Diario, es día de poesía, de santidad, de amor; es decir, día de Dios, Origen de todo, también de la Belleza del lenguaje (11:53:21).

lunes, 13 de diciembre de 2021

13 de diciembre de 2021. Lunes.
DÍA DE AMOR Y PLEGARIA

Luz del mundo. Mar Menor. Lo Pagán. 

-Ayer no salió, digamos, mi «hoja dominical», mi comentario esperanzado de cada día. No tenía internet, me falló el medio: la técnica que nunca es tan segura como nos gustaría. Sin embargo, fue un día de amor y plegaria; domingo con un sol dorado de arboleda otoñal, y Dios; Dios, y su esplendor en la liturgia. Dos realidades: el sol apacible, y Dios, que se hace oír y sentir, y gustar, en el pan –misterio, humildad– de la eucaristía. Por la misa –lugar litúrgico– se pasea Dios entre los suyos en la palabra y los signos, y, de este modo, habla y alimenta. Al hablar usa el tú, y no hace mítines, sino Escritura; es decir, abre su evangelio e insiste en su buena noticia, la que se ofrece al pobre, y lo salva. Porque ama, salva de la desesperanza y del abandono, evita la tristeza. En el evangelio todo es amor, y gracia; y gestos de bondad y cercanía. Pone la mano en la cabeza de un niño, atiende a los ancianos y cansados, y ayuda a ponerse en pie y caminar a los tullidos. Fortalece y señala caminos y metas, y hace andar. Y, como buen samaritano, acompaña. En la liturgia, niñez y ancianidad, juventud y adultez, se dan la mano, y hay alegría y fiesta. «Estad siempre alegres en el Señor”, dice San Pablo a los de Filipo; y Dios, con sencillez de mano amiga, Diario, nos da la alegría y nos alienta en su Espíritu, el que, si se lo permites, te guiará por sendas de bonanza (19:11:31).

sábado, 11 de diciembre de 2021

11 de diciembre de 2021. Sábado.
LE TAPAN LA BOCA

No lo dejaban ir al colegio, sólo quería un lápiz. F. Quico. ABC

-Hay quien dice: «En nombre del lenguaje yo odio, excluyo, solo me comunico ondeando una banderola en la mano y un grito en la boca; grito revestido de los exabruptos más obscenos». El lenguaje, así entendido, degrada, desbalija. El lenguaje ya no es puente, sino un fortín con palabras que se lanzan como balas. Temo al lenguaje que excluye, ha dejado de tener sentido: en vez de unir, separa, en vez de mirar, da la espalda, obvia. Entonces, como diría Unamuno, ya no es solo «envoltura del pensamiento, sino que es el pensamiento mismo», y, en esta circunstancia, se hace destructivo. En Cataluña, sigue la barbarie contra un niño de 5 años –aprendiz de persona–, que quiere que, al tiempo que en catalán, se le enseñe a  decir te amo, o comparto, a sueño, también, en la lengua de su madre. El español. «¡Sólo pido un 25%!», dice, y le tapan la boca con el barro de la protesta y el grito de la barbarie. En nombre del lenguaje, del idioma, se ha prostituido la libertad, se la ha manchado de miseria y fundamentalismo, de odio. Por algo dijo Lord Lytton, poeta y dramaturgo inglés: «La magia de la lengua es el hechizo más peligroso». Yo hubiera querido ser políglota –hablar muchas lenguas, llenar mi boca de todas las luces– para, como dice Irene Vallejo: «Poder compartir mundos interiores e ideas quiméricas, por medio de las palabras». ¡Ah, Diario!, qué bello hubiera sido poder hablar a Dios, y decirle «Te amo», en lo más elevado de cualquier idioma, como un homenaje al don –exquisito y celeste– de poder hablar, de poder decir con Él las cosas más hermosas, alumbrándolas de nuevo, recreándolas (11:22:50).