sábado, 11 de diciembre de 2021

11 de diciembre de 2021. Sábado.
LE TAPAN LA BOCA

No lo dejaban ir al colegio, sólo quería un lápiz. F. Quico. ABC

-Hay quien dice: «En nombre del lenguaje yo odio, excluyo, solo me comunico ondeando una banderola en la mano y un grito en la boca; grito revestido de los exabruptos más obscenos». El lenguaje, así entendido, degrada, desbalija. El lenguaje ya no es puente, sino un fortín con palabras que se lanzan como balas. Temo al lenguaje que excluye, ha dejado de tener sentido: en vez de unir, separa, en vez de mirar, da la espalda, obvia. Entonces, como diría Unamuno, ya no es solo «envoltura del pensamiento, sino que es el pensamiento mismo», y, en esta circunstancia, se hace destructivo. En Cataluña, sigue la barbarie contra un niño de 5 años –aprendiz de persona–, que quiere que, al tiempo que en catalán, se le enseñe a  decir te amo, o comparto, a sueño, también, en la lengua de su madre. El español. «¡Sólo pido un 25%!», dice, y le tapan la boca con el barro de la protesta y el grito de la barbarie. En nombre del lenguaje, del idioma, se ha prostituido la libertad, se la ha manchado de miseria y fundamentalismo, de odio. Por algo dijo Lord Lytton, poeta y dramaturgo inglés: «La magia de la lengua es el hechizo más peligroso». Yo hubiera querido ser políglota –hablar muchas lenguas, llenar mi boca de todas las luces– para, como dice Irene Vallejo: «Poder compartir mundos interiores e ideas quiméricas, por medio de las palabras». ¡Ah, Diario!, qué bello hubiera sido poder hablar a Dios, y decirle «Te amo», en lo más elevado de cualquier idioma, como un homenaje al don –exquisito y celeste– de poder hablar, de poder decir con Él las cosas más hermosas, alumbrándolas de nuevo, recreándolas (11:22:50).

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