24 de diciembre de 2021. Viernes.
BALBUCEO EN BELÉN
-«Y sucedió –dice San Lucas– que… se le cumplieron los días del
alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito». Y San Pablo: «Ha aparecido
la gracia de Dios que trae la salvación para todos los hombres… ha aparecido la
bondad de Dios y su amor al hombre». Y ahora a nosotros sólo nos queda escuchar;
escuchemos este idioma, nuevo, distinto, e intentemos deletrear la Palabra. Dejemos
que el evangelio, palabra todo él –Buena Noticia–, nos hable, y nos señale el camino.
Para la libertad sólo hay un camino: el de la verdad. «La Verdad os hará
libres», dijo Jesús. Hoy la Palabra se ha hecho balbuceo en Belén, que es otro modo hablar, de decir, aunque sólo sea en un susurro infantil, sin deletreo de
sílabas, pero susurro que expresa, y que, en ocasiones como ésta, se dice al
oído, como las grandes cosas entre amigos. El evangelio, hoy, es sólo balbuceo:
«Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado», dice Isaías. Un niño en brazos
de María. Una vez más, la liturgia hace estos milagros: Emmanuel, en Belén, es
un evangelio −gorjeo−, que, sin hablar, dice. A veces, la ternura está hecha de
miradas y gorjeos. Sólo. Y yo, Diario, pido poder escuchar y entender este nuevo y
hermoso modo de amor; amor que es sólo presencia y esperanza, y gracia de Dios,
entre pajas, o el evangelio de los gorjeos (17:28:04).
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