15 de diciembre de 2021. Miércoles.
ROPAJES PARDOS
ROPAJES PARDOS
-Neblinas. El día, para decirnos que estamos en otoño, se ha vestido de ropajes pardos y capucha
monacal. Se ha hecho monje de Silos y ha humillado la cabeza, como recogido en oración.
O quizá esté en oración; el tiempo, el espacio, las cosas todas, también rezan.
A su manera, musitan oraciones. Y es que con estar, con ser –es la belleza
modela por Dios–, ya dan gloria a Dios, es la suya oración o plegaria estática.
La rosa –con serlo– ya está alabando a Dios, como la estrella o el mar, o el
colibrí libando polen, o el silencio que deja una palabra tras ser dicha. «Prefiero
un silencio a palabras necias», dijo el sabio, oyendo los rifirrafes –que no
discursos–, que se tiran, con aerosoles de baba, en el Congreso los diputados. Los
aerosoles del mal son más fluidos y persistentes que los del bien. Decía
Borges: «No hables a no ser que puedas mejorar el silencio». Que los aerosoles
de la estupidez no contaminen la pureza del silencio. El silencio en el
bosque, en el mar, en el firmamento estrellado, es más elocuente que miles de
discursos vacíos o, en todo caso, llenos de bajeza y de odio. Me quedo en los
ojos de un niño, que, en su asombro, me dicen lo que yo no sabría decir con
palabras. «Esa luz que sólo se escucha cuando nos desprendemos de nuestro yo»,
dice Cristino de Vera, el artista del silencio y de la luz; luz y silencio que extrae
de pintar la tiniebla. Ahondar en el silencio, Diario, es entrar en tu interior
y descubrir la luz y las sombras que te habitan, y que te hacen ser tú, y
responder, volviendo la cabeza, cuando oyes tu nombre (11:39:24).
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