28 de diciembre de 2021. Martes.
OJOS ASOMBRADOS
OJOS ASOMBRADOS
-En el día de los santos Inocentes, toco y silabeo la palabra inocencia.
Y los ojos de aquel niño que fui, preguntándose qué sería el asombro. ¡O los ojos
asombrados de asombrarse! ¿Los ojos asombrados son ojos o preguntas? La inocencia y la poesía se pierden cuando cesa el asombro, como el silencio si se
chista. ¡Chis! La poesía, sin asombro, es una mala prosa, o como diría el
poeta: «La rosa que ya no es norma de las rosas». El primer asombro de un niño
son sus propias lágrimas: «¿Por qué lloro?», se pregunta. ¡Asombro! Cada
pregunta que se hace un niño es un asombro que espera resolver tras la
pregunta. Luego le responde la vida con lágrimas (cesó la inocencia), como
al lamento del agua la fuente responde con más agua lamentándose. El arco del
agua que cae, derramándose en la fuente, siempre es un lamento. Dijo el poeta:
«He oído a la fuente llorar mi llanto, por la inocencia perdida del mundo». Y
también: «Abril es una niña devorada por los tallos»; ¿o es el asombro que se marchita,
cuando se empiezan a definir las cosas? Entonces: «¡Adiós, ilusión!». El
asombro es la niña o el niño con un cometa: si se rompe la cuerda, escapa, y se
acabó el asombro. Hoy, día sagrado de los Santos Inocentes, ruego, Diario, porque
siempre exista asombro en los ojos del niño y del poeta, y así se hará verdad lo dicho
por Víctor Hugo: «La fuerza más fuerte de todas, es un corazón inocente», y el
mundo, de este modo, será un poco mejor y más feliz, y menos trágico (17:23:51).
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