30 de marzo de 2015. Lunes.
EL PERRO FLACO
Alpes franceses, desde el avión. F: FotVi |
-Día de sol y palmas, y ramos de olivo, y todo al viento; ayer. Solemnidad,
pues; pero, en los ojos de los niños, también ayer, fiesta y clamor de
estupefacción. Los niños claman en los ojos, arden, y no nos detenemos en esa
fuente de asombro, que es inspiración. Ayer, sol, palmas y ramos de olivo, con
niños asombrados; hoy, sin solemnidad (o con la solemnidad de la sencillez) lavo
y tiendo la ropa, y rezo un poco para enjoyar las palabras y no dejar que sólo
digan ayes (de ¡ay!) o sandeces. Anoche, un poema, no me dejó pegar un ojo. Los
poemas, que siempre andan detrás de los ojos, mordiendo el envés de las
pupilas, si se adelantan al sueño en la noche y lo roban, ya no hay sueño, y
puedes despedirte de él y pensar en cosas, como en un accidente de avión
sucedido en los Alpes, lugar por el que yo también he pasado, y echando fotos (que
ahora me estremecen) desde la ventanilla. Un paisaje nevado, abajo, y el poder
de los motores y su vuelo estático, casi de alfombra mágica, arriba. Y ahora sé
que tiemblo; con posterioridad de haber sucedido todo, tiemblo. El no dormir me
inspira poemas. El no poder dormir me destapa el más allá o el detrás de los
ojos y se pone a sugerirme latidos en la sien que luego sé que serán palabras
en verso, o armazón de espiga (que eso es el verso) de belleza. Así da comienzo
el poema que me desveló anoche: «A perro flaco, todo son palabras, / me he
dicho», y sigue una coma, y, con el tiempo, seguirá -espero- todo un poema. Quería
decir o hablar de las palabras que engañan o falsean en política, en religión,
a veces, en ideología, siempre. «A perro flaco, todo son palabras». Lo verás, Diario,
en las próximas elecciones: donde dar tu voto, dicen, y a pesar de ser voto de perro
flaco, es hacer «democracia». Y «¡No!», dice el perro flaco (20:03:41).